La Ley de Seguridad Interior debe combatir la corrupción e impunidad: Arquidiócesis

domingo, 24 de diciembre de 2017 · 14:49
CIUDAD DE MÉXICO (proceso.com.mx).- La Arquidiócesis Primada de México consideró urgente que la Ley de Seguridad Interior tenga como eje rector el respeto total de los derechos humanos de los ciudadanos que quieren vivir en paz, y combatir la corrupción y la impunidad. En el editorial del semanario católico “Desde la fe”, la Iglesia destacó que la necesidad de una legislación efectiva debe considerar la progresiva y adecuada intervención de fuerzas civiles dotadas de tecnología y profesionalización por lo cual, es imperativo un modelo efectivo de mando policial paralizado en el Congreso de la Unión y que se quiere llevar, de manera artificiosa, a una consulta popular en 2018. Y aunque en el texto se admite que la presencia de las Fuerzas Armadas en las calles aminoró un camino hacia el desastre, también se ha provocado el desgaste de los elementos castrenses. “La Ley de Seguridad Interior debería cubrir cualquier laguna porque nada en este tema debe darse por sentado o por libre interpretación, y menos al arbitrio discrecional de gobernantes a los que se ha probado nula capacidad para resolver problemas y más bien fueron aliados de grupos criminales. Es, de nuevo, vencer corrupción e impunidad”. La Arquidiócesis recordó que hace 11 años, Ejército y Marina Armada se vieron comprometidos con el combate al crimen, en medio de una progresiva escalada de violencia en diversas partes del país Agregó que dicha situación llegó al punto en el que los enemigos de México se habían hecho del control de comunidades y municipios enteros. “Candidatos iban y venían por voluntad de capos y mafiosos, la economía de lugares estratégicos pasaba por la fiscalización del narco, controlando hasta las importaciones en puertos. La corrupción, madre de todos los vicios, engendró ese monstruo que se comió a los cuerpos policiales; nada escapó a su poder y malignidad”. La Iglesia considera que las estrategias de seguridad son cuestionadas por las cifras que le cuestan a una sociedad agobiada por la violencia, mientras aumentan los delitos de alto impacto. “Millones se han erogado provocando una sangría de recursos económicos sin efectividad para planes que no han cumplido el principal objetivo”.

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