Los errores fundamentales de la campaña de Meade
CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Designado en un proceso cerrado, sin competencia alguna, sin deliberación pública y con un gabinete peñista fracturado, la precampaña de José Antonio Meade desperdició días esenciales para darse a conocer como un aspirante competitivo y, en el arranque de estos 20 días, ha incurrido en errores fundamentales.
Este análisis parte de la ortodoxia tradicional de la mercadotecnia político-electoral. Según los estrategas consultados, una campaña tiene tres fases importantes:
- a) Fase 1.- Identifica y refuerza el “voto duro”, consolida su electorado fiel a través de un mensaje racional, político o ideológico que defienda la identidad del candidato y de los partidos que lo apoyan. Los medios utilizados privilegian aquellos que generan opinión pública, es decir, dirigidos al “círculo rojo”.
- b) Fase 2.- Una vez garantizado el “voto duro”, la campaña pretende ganarse nuevos adeptos entre los indecisos o entre los adversarios. Esto se logra a partir de propuestas concretas de gobierno y de equipo. Busca ampliar la convocatoria electoral. Se utilizan los medios masivos, las redes y, sobre todo, la radio. Algunos candidatos se corren hacia el centro-izquierda, otros hacia el centro-derecha.
- c) Fase 3.- Es la última y la más intensa: los candidatos van por el voto abstencionista, el más desconfiado. La publicidad se orienta hacia lo emocional y busca generar esperanza. El candidato se presenta como ganador y utiliza intensamente los medios masivos, los espectaculares urbanos, las redes sociales. Busca generar fuerza y certeza.