Sheinbaum: no soy producto del dedazo; con Mancera "regresión" en la CDMX

miércoles, 14 de febrero de 2018 · 09:47
Entrevistada al cierre del periodo de precampañas, la virtual candidata de Morena a gobernar la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, responde a los cuestionamientos en la prensa y en las redes sociales sobre la opacidad de la encuesta mediante la cual se le designó coordinadora territorial. Asimismo, aclara cuál es su relación con personajes de antecedentes turbios como Rigoberto Salgado, Francisco Chíguil y Avelino Méndez, y esboza su plan de trabajo para recuperar el rumbo progresista de la capital del país que, en su opinión, se torció en la administración de Miguel Ángel Mancera. CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- “¿Cómo vamos a recordar al gobierno de los últimos cinco años?”, se pregunta Claudia Sheinbaum Pardo en referencia a la administración de Miguel Ángel Mancera en la Ciudad de México. “El problema –dice– es que la ciudad está peor ahora que en el 2012. Por eso el jefe de gobierno tiene una calificación tan mala de la ciudadanía”, comenta la precandidata a la jefatura de gobierno capitalina. En una rápida evaluación, la exsecretaria de Medio Ambiente (Sedema) cuestiona la falta de avances en seguridad, movilidad, servicios de salud y oferta educativa de la administración mancerista. Por el contrario, destaca el crecimiento de la desigualdad social. “La ciudadanía está muy cansada. Con todo lo que hizo, Andrés Manuel (López Obrador) nos regresó la esperanza a los que vivimos en esta ciudad. De 2000 a 2005 pasó de ser una ciudad deprimida, donde se veía que no salíamos de muchísimos problemas, a una donde decíamos ‘cada vez estamos mejor’”, señala en entrevista con Proceso, en su casa de campaña en la colonia Portales. Y aunque reconoce sus diferencias con Marcelo Ebrard, señala que al terminar su gestión en 2012 se avanzó en seguridad y derechos humanos: “Había la idea de que la ciudad iba mejor, que íbamos saliendo; que mientras la violencia en el país era terrible, la ciudad era una burbuja. La gente de otras ciudades se venía a vivir aquí”. Sin embargo, critica que con Mancera la ciudad “tuvo una regresión, pues de nuevo hay esta idea en los capitalinos de ‘¿ahora cómo vamos a salir de esto?’. Por eso hablamos de que la ciudad requiere innovación y esperanza”. Es su lema de campaña. La lealtad La primera vez que Claudia Sheinbaum –de 55 años, de origen judío con ascendencia búlgara y lituana– intercambió opiniones con “Andrés Manuel” –como se refiere a López Obrador– fue en 2000, cuando éste era candidato a jefe de Gobierno. Ambos fueron ponentes en un foro sobre generación eléctrica. Luego de que él ganó la elección, en septiembre de ese año le pidió al científico José Barberán que le sugiriera una mujer para encabezar la Sedema. La respuesta fue que Sheinbaum, doctora en ingeniería energética por la UNAM, integrante del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) y del equipo del Nobel de Química, Mario Molina, que realizó un estudio para combatir la contaminación atmosférica. Sus padres, ambos científicos, participaron en el movimiento estudiantil de 1968. En el Colegio de Ciencias y Humanidades fue activista y en 1986 formó parte del Consejo Estudiantil Universitario (CEU) de la UNAM que luchó contra las reformas del rector Jorge Carpizo. Entonces conoció al que luego fue su esposo, Carlos Ímaz, de quien se divorció en 2016. Ambos fueron fundadores del PRD y apoyaron a Cuauhtémoc Cárdenas en la elección de 1988. Desde aquella colaboración en la Sedema sigue el proyecto de López Obrador. En 2008, la exbecaria de la Fundación Rockefeller y “secretaria del Patrimonio Nacional de gobierno legítimo” dirigió el grupo de “Las Adelitas”, quienes protestaban en el Paseo de la Reforma en la cruzada del tabasqueño contra la reforma energética y en defensa del petróleo. Dos sexenios después, y para refutar la idea de que su virtual candidatura a la jefatura de Gobierno fue un “dedazo” del fundador del Movimiento de Regeneración Nacional, Sheinbaum narra que, en diciembre de 2016, lo buscó para comentarle su intención de gobernar la capital. “Él me dijo: ‘Está bien, participa’.” En febrero de 2017 volvió a sus oficinas de la colonia Roma para confirmar que estaría en la contienda interna morenista. “Andrés Manuel me dijo: ‘Todo el que quiera puede participar’. No fue: ‘Sí, participa, yo te doy mi anuencia’”. Tras una opaca encuesta hecha por el mismo partido, en la que se midió con Martí Batres, Mario Delgado, Clara Brugada y Ricardo Monreal –quien la cuestionó abiertamente–, la exdelegada de Tlalpan resultó la de mayor preferencia para ser la coordinadora de Organización de Morena en la Ciudad de México, aunque en la práctica se convirtió en la virtual candidata. Sin admitir la duda, con su tono seco, la abanderada defiende el ejercicio: “Podrán decir lo que sea. Hubo una encuesta. Se hizo pública y ahí están los resultados”. También se sacude los comentarios sobre el poder que ejerció para designarla y tiene ahora en su precampaña Andy, como es conocido Andrés Manuel López Beltrán, el hijo de López Obrador: “Él es el enlace de la estructura organizativa de Morena en la ciudad. Lo viene haciendo desde hace algunos años y lo hace muy bien”. Cerrada a detalles, sólo dice que ambos se reúnen regularmente para coordinar el trabajo. Y aunque describe el papel de la estructura partidista en su precampaña y la coordinación con 16 personas –cuatro hombres y 12 mujeres– para el trabajo territorial, aclara: “La estrategia la decido yo”. “Manos al fuego… por nadie” El pasado 19 de diciembre, el Comité Ejecutivo Nacional de Morena aprobó las precandidaturas a las 16 alcaldías. En encuestas internas ganaron exdelegados del PRD y exfuncionarios capitalinos involucrados en casos de corrupción inmobiliaria y de transporte público, como Víctor Hugo Romo y Armando Quintero, respectivamente; en tragedias como la de la discoteca News Divine como Francisco Chíguil, o bien en polémicas como la de Juanito, protagonizada por Clara Brugada. Y las consecuencias llegaron. El pasado 1 de febrero, Claudia Sheinbaum encabezó un mitin en Cuautepec, delegación Gustavo A. Madero, acompañada de Chíguil, a quien abuchearon los vecinos y le gritaron “¡asesino!”, por el operativo policiaco fallido que dejó nueve jóvenes y tres uniformados muertos la tarde del 20 de junio de 2008. Y aunque la candidata acepta que esos personajes estarán a su lado en los mítines de campaña, sostiene que no tuvo injerencia en su designación. “Si hay algo contra alguno de ellos, que se muestre, que esté perfectamente documentado y lo revise la Comisión de Justicia del partido”. –¿Los defiende? –Son parte de un equipo, vamos a hacer campaña juntos, pero la decisión no es mía. En el equipo de campaña de Sheinbaum también participa el delegado de Tláhuac, Rigoberto Salgado, sobre quien pesa la carpeta de investigación CI-FSP/B/UI-B-2C/D/03158/09-2017, abierta por la Procuraduría General de Justicia capitalina (PGJ-CDMX), misma que dio aviso la Procuraduría General de la República (PGR) por su presunta relación u omisión ante el grupo criminal dirigido por Felipe de Jesús Luna Pérez, El Ojos, abatido por la Secretaría de Marina el pasado 20 de julio. Salgado y el delegado en Xochimilco, Avelino Méndez, quien fue agredido con piedras y empujones por damnificados del sismo del pasado 19 de septiembre, trabajan la propuesta ambiental de la virtual candidata. Con los puños apretados y el gesto endurecido, la morenista afirma que ellos son personajes polémicos “porque así los han hecho algunos medios de comunicación y particularmente el gobierno de la ciudad”. Acusa a la PGJ de montar una “campaña gigantesca” contra Salgado, igual que diputados del PRD en la Asamblea Legislativa para destituirlo. El pasado 6 de febrero, la procuraduría local declaró que no tiene elementos para imputarle delitos. “Que lo explique el procurador (Edmundo Garrido) y que conteste la PGR. Van siete meses del tema de El Ojos. ¿Tanto tiempo se tardan en investigar a un jefe delegacional? En el caso de Avelino, lo juzgará la población de Xochimilco. ¿Por qué no cuestionan la actuación del delegado en Benito Juárez (PAN), la de Álvaro Obregón (PRD) o a la de Iztapalapa (PRD) por el temblor? Es una campaña contra Morena.” –¿Mete las manos al fuego por ellos? –Yo no meto las manos al fuego por nadie más que por mis hijos. Yo conozco la historia de las personas y entonces decido con quién trabajo. El PRI y “más de lo mismo” El pasado viernes 9 el diario El Economista publicó una encuesta hecha por Consulta Mitofsky, en la que la exjefa delegacional de Tlalpan encabeza las preferencias con 38.4%, 11 puntos arriba de Alejandra Barrales, de la coalición PRD, PAN, MC, quien obtuvo 27.1%, y casi cuatro veces la puntuación de Mikel Arriola, de la alianza PRI-Panal, que apenas alcanza 10.2%. De mantenerse a la cabeza, la morenista podría ser la primera jefa de Gobierno votada en la capital mexicana. Férrea defensora de las encuestas, sobre todo de las que encarga su equipo de trabajo, asegura que le lleva 15 puntos de ventaja a Barrales. De Arriola ni se ocupa: “Es priista. Con (José Antonio) Meade, son priistas”, responde sin más. Sobre la convocatoria que éste le ha lanzado para debatir, comenta: “No me he negado. Que se espere a los tiempos. Estamos en precampaña”. –¿Cómo define a Barrales? –Representa más de lo mismo en la ciudad. Sheinbaum acepta que la exsenadora le hará competencia, pero a su manera: “con compra de votos y fraude. Ahí está el uso de recursos públicos para el beneficio de un partido. Eso no sólo es ilegal, sino inmoral”. A punto de terminar las precampañas y con miras al periodo en el que legalmente ya podrán pedir el voto de los capitalinos, la morenista promete que en sus recorridos no caerá en provocaciones violentas como las observadas en sus mítines en Coyoacán, alentadas presuntamente por grupos de choque del diputado local del PRD, Mauricio Toledo. Incluso, refrenda su negativa a firmar el Pacto de Civilidad con los partidos políticos y el gobierno central para evitar la violencia en las campañas. En vez de eso reitera el llamado a Mancera “a que se cumpla la ley”. De paso, denuncia que en Cuajimalpa (PRI) y Venustiano Carranza (PRD) se les han obstaculizado sus mítines desde la jefatura delegacional, y que en Iztapalapa hay uso de recursos públicos disfrazados como becas o programas sociales. Por eso, advierte que su equipo jurídico ya interpone las denuncias correspondientes en la Fiscalía Especializada para la Atención de los Delitos Electorales (FEPADE), el Instituto Electoral local (IECM) y la PGJ-CDMX. Los pendientes en Tlalpan El 7 de junio de 2015, Morena mostró por primera vez su fuerza política en la capital cuando le arrebató al PRD la mayoría en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal y cinco de las 14 delegaciones que gobernaba desde 1997. Una de ellas fue Tlalpan, donde Claudia Sheinbaum vive desde hace más de 20 años. Desde que tomó protesta se especuló que buscaría la jefatura de Gobierno en 2018. También surgieron las críticas por su gestión en la Sedema, de la que destaca la construcción de la Línea 1 del Metrobús, la primera ciclovía y el primer tramo del Segundo Piso del Periférico. En su momento, éste fue cuestionado por opacidad y “pago de favores” a poderosos constructores. De hecho, Mancera señaló el 11 de julio de 2017 que el gobierno del tabasqueño reservó 12 años el acceso a la información de la obra. Sheinbaum apenas se detiene para precisar: “Es falso. Desde el primer día que se anunció, la primera licitación que se hizo, el primer contrato que se firmó, fue público. Es abierto”. Para comprobarlo, pide consultar la página web del Fideicomiso para el Mejoramiento de las Vías de Comunicación del Distrito Federal (Fimevic). El 5 de diciembre de 2017 la morenista renunció a la delegación Tlalpan. Presume que su programa de gobierno “se cumplió al 97%”, pero entre los pendientes menciona la seguridad –aunque evade el crecimiento del narcomenudeo–; le sigue el servicio de agua potable y el reencarpetamiento de calles y avenidas secundarias. No obstante, aclara que la solución de estos problemas depende del gobierno central. En redes sociales y entre grupos vecinales la exdelegada ha sido acusada de permitir el “boom inmobiliario” y la construcción de enormes plazas comerciales, como Gran Terraza Coapa y Patio Tlalpan. Según ella, estas protestas son alentadas por “un grupo del PRD coordinado por el diputado local Luis Chávez”, hijo del exdelegado Higinio Chávez. Luego indica que las administraciones anteriores autorizaron esos proyectos y que lo único que pudo hacer fue abrir mesas de trabajo con desarrolladores y vecinos para acordar las medidas de mitigación necesarias. “Si a mí me hubiera tocado autorizar ese centro comercial, jamás lo hubiera hecho por los impactos que va a tener, pero ya era un hecho consumado”, dice sobre Patio Tlalpan. Sobre Gran Terraza –cuya aprobación le atribuye a Higinio Chávez–, explica que logró que los desarrolladores no construyeran departamentos como en el proyecto original, sino que sólo remodelaran la plaza comercial, y que promovió el acuerdo para las medidas de mitigación. Otro cuestionamiento es su actuación en el caso del Colegio Enrique Rébsamen, cuyo derrumbe por el sismo del 19 de septiembre provocó la muerte de 19 niños y siete adultos. La exdelegada recuerda que 30 minutos después de la tragedia y en los siguientes tres días, ella estuvo en el lugar. Destaca que mostró los expedientes administrativos y jurídicos del inmueble en los que exhibió acciones ilegales de administraciones anteriores y presentó a la PGJ-CDMX una denuncia penal contra la directora y dueña del plantel, Mónica García, y dos funcionarios delegacionales. “Siempre estuvimos pendientes. Sí dimos la cara”, resume. Sin embargo, dice que no sabe en qué va la investigación. “No me corresponde; la procuraduría tiene que hacer las investigaciones”. Esta entrevista se publicó el 11 de febrero de 2018 en la edición 2154 de la revista Proceso.

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