'Fotografía Artística Guerra. Yucatán-México”

miércoles, 28 de febrero de 2018 · 14:36
CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Aparece Fotografía Artística Guerra. Yucatán/México, coordinado por los fotógrafos José Antonio Rodríguez y Antonio Tovalín, que edita la Fototeca Pedro Guerra de la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY) y la LXIII Legislatura de la Cámara de Diputados. Casi dos centenares de páginas cubren el “Acervo Fotográfico” de la obra, dividiendo las temáticas (en duotonos) siguientes: El estudio, Cotidiano, Henequeneros, Vestigios, Rituales y Política. Diez textos acompañan las investigaciones correspondientes, partiendo de “Los Guerra y sus colegas”, por María de la Luz Medina Chávez (arquitecta de la UADY, dedicada desde 1997 en la práctica fotográfica del colodión húmedo), y Waldemaro Concha Vargas (antropólogo, ambrotipista y coordinador de la Fototeca Guerra 1983-1993). El diseñador gráfico Gustavo Amézaga Heiras redactó “El trópico en el estudio”; la antropóloga, curadora e historiadora Blanca González Rodríguez, identificadora de las imágenes más vetustas de los Guerra, escribió “Vistas”; Arturo Ávila Cano, doctor en Historia del Arte por la UNAM y profesor de la Academia de San Carlos, hizo lo propio en “La mirada en femenino”. Además, la fotógrafa, catalogadora y feminista Isabel García Franco con su reseña “Documentos de un adiós”; la historiadora Marisol Domínguez González con “El paisaje social”; la investigadora y filósofa Lilia Fernández Souza con “Vestigios”; el cineasta, curador y maestro Jesse Lerner con “Thompson en el Cenote sagrado”, y el propio José Antonio Rodríguez con “Viajantes en Yucatán”. A decir de Alberto Tovalín Ahumada, fue trascendental en Fotografía artística Guerra… el antropólogo de la UADY Edward Jimmy Montañez, coordinador de la Fototeca Pedro Guerra de 2002 a 2017, y autor del apartado “Maestros de la fotografía”. Enseguida, una semblanza de los compiladores: José Antonio Rodríguez.- Doctor en Historia del arte por la UNAM. Sus investigaciones han merecido los premios Paul Coremans y Francisco Xavier Clavijero del INAH. Ha publicado ensayos y libros para la Universidad de Sao Paulo, Brasil; Instituto Iberoamericano, en Berlín; la Galería Throckmorton Fine Arts, en Nueva York, así como para el Centro Pompidou y el Museo Jeu de Paume, en París. Es autor de Edward Weston. La mirada de la ruptura (Centro de la Imagen, 1994), El arte de las ilusiones. Espectáculos precinematográficos en México (INAH, 2009), Fotógrafas en México, 1872-1960 (Turner, Madrid, 2013), entre otros. De 1990 a 2010 ejerció la crítica de arte en el diario El Financiero. Es fundador y editor de la revista Alquimia, del Sistema Nacional de Fonotecas-INAH. Alberto Tovalín Ahumada.- Lingüista, fotógrafo y editor. Curador de la exposición Pasatiempos de Alexander Apóstol, MACO, Oaxaca; Mirada con vaivén de hamaca de Joaquín Santamaría PhotoEspaña, Casa de América, en Madrid; Miguel Covarrubias, curador junto con Sylvia Navarrete, Centro de la Imagen; Nacho López. Fotógrafo de México, en colaborador con José Antonio Rodríguez, Museo del Palacio de Bellas Artes, México. Editor de las publicaciones Young Mexican Photographers (Kyosato Museum of Photographic Arts, Japón, 1998); Joaquín Santamaría, sol de plata (UV-FONCA, 1998); Miguel Covarrubias, retorno a los orígenes (INAH-UDLAP, 2004); Nacho López, ideas y visualidad (INAH-FCE, 2012), Nacho López. Fotógrafo de México (Museo del Palacio de Bellas Artes, 2016). Su obra fotográfica forma parte de las colecciones del Centro de la Imagen, Fototeca Nacional INAH, Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca y Fundación Televisa. El texto de ambos autores, que reproducimos para nuestros lectores, se incluye tras la presentación del diputado José Carlos Ramírez Marín, tomado del volumen de 316 páginas Fotografía Artística Guerra. México-Yucatán. Contextos “Nuestro primer planteamiento para abordar la obra de Pedro Guerra Jordán y su hijo, tiene fecha de 2013. Desde entonces dialogamos con muy diversas personas del ámbito cultural, instituciones que de alguna u otra manera sabíamos que les interesaría llevar a cabo el proyecto, pero pasaron semanas que se convirtieron en meses, luego en años y nada. Y aquí, unos hacedores de libros. Gente de academia, museos y bibliotecarios decididos a participar con nosotros. Eso que ni qué. Entusiasmo y promesas, únicamente. En esas andábamos, pero sin escuchas del otro lado. Hasta que el licenciado Jorge Carlos Ramírez Marín, persona sensible, con una determinación no baladí, procuró los vientos alisios, para que este navío llegara por fin a buen puerto. A partir de ahí, muchos telefonazos a Mérida. Del otro lado, el querido Jimmy Montañez haciendo los preparativos para nuestra llegada. Jimmy nos acompañó desde el principio y, con su saber, el otro antiguo amigo, Waldemaro Concha. Conservadores de fotografía e historiadores a quienes conocimos desde años atrás y fueron responsables durante un largo período de la Fototeca Pedro Guerra de la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY). En el segundo día del año 2017, una mañana cargada de lluvia, humedad y calor, llegamos a Mérida para definir los contenidos. El libro estaba en marcha. El tiempo corría. Arturo Ávila se dirigió a la riquísima Biblioteca Yucatense (tras aquellos documentos raros poco difundidos) y nosotros nos fuimos directo a la Fototeca Pedro Guerra. Conocíamos buena parte del material expuesto en la página web, pero algo sigue sucediendo entre historiadores y editores: hay que estar en el lugar. Nuevamente ahí, frente a miles de imágenes, de las clásicas a las poco o nulamente difundidas. Los investigadores convocados para este libro, poco a poco llegaron a visitarnos para conocer nuestras opiniones sobre sus textos que nos habían entregado tiempo atrás. Siempre creyeron en este proyecto editorial. Libro e imágenes, con palabras, con éste, que abre el horizonte a otras reflexiones, con investigación bibliográfica, vaya. Una singularidad de fotografías comenzaron a emerger: Las conservadas con retoque y las de aquellos negativos de colodión que exhiben las fracturas del tiempo. Es evidente que Pedro Guerra y su hijo construyeron para la historia, por medio de miles de documentos virtuales, un cuadro social y cultural sobre la península de Yucatán. Construcción en muchos sentidos: ideológica, sí, los líderes políticos cruzan por la lente, no así la violencia en las haciendas henequeneras; social, cómo no, si su estudio fue como la sala de estar para cientos de familias de entre siglos (elegancia y belleza de hombres y mujeres de por medio); política, también: los Guerra testimoniaron a aquellos personajes que tuvieron una presencia nacional; en el ámbito internacional, colaboraron para todo estudioso interesado en mostrar la riqueza de Yucatán. Cada quien le puede agregar el tema a abordar (el ritual funerario, la riqueza arqueológica, el territorio, los trabajadores del campo). Crearon un universo pleno, apabullante. Conocíamos todo lo publicado a la fecha sobre el estudio Pedro Guerra: catálogos, libros (escasos; pero con nuestro respeto a una microhistoria: Fotógrafos, imágenes y sociedad en Yucatán: 1841-1900 y sus autores), folletería, revistas de época. Pero algo, o mucho faltaba. Una reflexión más completa que diera cuenta de nuevas facetas sobre sus múltiples trabajos de manera específica. Eso intentamos. Un acercamiento con el auxilio de profesionales y conocedores de los elementos gráficos que adosaran de otra forma esta monumental obra, que para bien de nuestros repositorios visuales resguarda la universidad Autónoma de Yucatán. La Fonoteca Pedro Guerra sigue a la orilla de un frondoso jardín de la ex Facultad de Ciencias Antropológicas, siempre a la espera de nuevas reflexiones. Siempre en medio de un cálido clima que se transforma apenas cruzando sus puertas. Ya llegarán otros a mostrarnos nuevos planteamientos, la historia siempre está en permanente evolución. Los hallazgos, las nuevas lecturas, por fortuna no paran. Y bueno, he aquí el libro. Un rescate apoyado por el diputado Jorge Carlos Ramírez Marín y la LXIII Legislatura de la H. Cámara de Diputados, así como la Fototeca Pedro Guerra de la UADY, que este año celebra cuarenta años de resguardar la historia gráfica de Yucatán. De esta manera, damos a conocer una referencia cultural esencial, de la fotografía en México.

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