A Mauricio Macri, lo "putean" en todos lados

sábado, 17 de marzo de 2018 · 09:17
Lo llaman el “hit del verano”. Es un canto, como los usuales en los estadios de futbol, pero que no anima o acosa a ningún equipo, sino que ataca directamente al presidente de Argentina. “Mauricio Macri, ¡la puta que te parió!”, dice el estribillo que ya saltó de las canchas a las redes sociales y a cualquier rincón argentino donde se reúnan muchas personas. Y si bien el gobierno espera que la moda se diluya pronto, no hay que olvidar que así, con cantos en los estadios, comenzó el declive de la última dictadura militar. BUENOS AIRES (Proceso).- “Mauricio Macri, ¡la puta que te parió!” El canto alcanza el título de “hit del verano”. Brota en estadios y salas de concierto, en manifestaciones callejeras, colas de banco y redes sociales. La frase viene acompañada por una tonada simple y pegajosa, conocida por cada argentino. La entonan los fanáticos del futbol desde hace décadas, volcando en la letra el carácter incondicional de la pasión que sienten por su equipo. Bombos y trompetas apuntalan los coros, que pugnan por alcanzar el contagio o prolongar el trance. En esta nueva versión, sin embargo, el componente básico es el insulto y su destinatario, el presidente de la nación. El canto se oyó por primera vez el pasado 4 de febrero en un partido en el que San Lorenzo recibía al líder Boca Juniors. Algunos fallos arbitrales en favor del segundo hicieron estallar la indignación. De pronto brotó de las tribunas un insulto en coro, dirigido, no como suele ocurrir, contra el árbitro, sino contra la mano negra que se vislumbraba detrás de sus decisiones. Mauricio Macri se forjó como figura pública gracias a su paso por la presidencia del Boca Juniors. De allí saltó a la política. El presidente de la Asociación del Futbol Argentino (AFA), Claudio Tapia, es fanático de ese equipo. Y el hombre fuerte del futbol argentino es el presidente de Boca Juniors, Daniel Angelici, quien llegó al cargo con el apoyo de su amigo Mauricio Macri. “Es una concentración de poder pocas veces vista”, dice a Proceso el escritor y periodista deportivo Mariano Hamilton. “Es la primera vez que un presidente de la nación viene de ser presidente de un club, el presidente de la AFA es hincha del mismo club y el presidente de ese club (Angelici) es a la vez uno de los referentes y operadores judiciales más importantes que tiene el gobierno”, puntualiza. Esta concentración de poder es la que los fanáticos de San Lorenzo vieron cristalizada en algunos fallos contra su equipo. El canto contra Macri volvió a escucharse días más tarde en la cancha de River Plate, cuando la afición del clásico rival de Boca Juniors se sintió perjudicada por el arbitraje. Y luego también en las canchas de Independiente, Racing, Lanús, Huracán –ante un corte de luz imprevisto–, Gimnasia, Chacarita, All Boys, Tigre y varios clubes del ascenso, sin que mediara un vínculo reconocible con el desarrollo del juego. El canto pronto se extendió a otros ámbitos. Se oyó durante la disputa de la final de la Supercopa de Basquetbol, en una estación de metro en la que el servicio se había interrumpido, entre los asistentes a varios conciertos. El hashtag #MMLPQTP se viralizó. La sigla ya tiene su mercadotecnia. En la red aparecieron memes, ringtones y videos cómicos. El presidente argentino pudo oír el canto de manera directa el jueves 1, desde el interior de un vehículo blindado, en el trayecto que lo llevó de la Casa de Gobierno al Congreso para dar su discurso de apertura de las sesiones ordinarias de este año. Funcionarios y comunicadores cercanos al gobierno circunscriben el fenómeno al ámbito del futbol y niegan que se trate de una muestra de descontento social. Se habla de “infiltrados” y de cantos “orquestados” para generar un “mal clima”. Se responsabiliza a sectores opositores de la política, los sindicatos y las barras bravas. Se sostiene que el kirchnerismo capturó el canto para transformarlo, bajo el rótulo de “hit del verano”, en una herramienta política de fuerte impacto mediático. El abogado Germán Ramírez, asesor legal de Racing y exdirigente de San Lorenzo, coincide en que el detonante de los insultos fue exclusivamente futbolístico. “Yo estaba ese día en la cancha –dice a Proceso–. Fue la reacción del hincha de San Lorenzo después de los ‘bombazos’ terribles del árbitro, un gol en off side y una expulsión totalmente injusta, en un contexto general del fútbol en el que Macri se identifica con Boca y Boca hoy domina todos los ámbitos. Después el descontento social recogió eso y ahora la chispa prendió y ya lo putean en todos lados”, sostiene. Porras El gobierno busca el modo de disciplinar a las multitudes en los estadios. “En la cancha se ponen en suspenso muchos valores y prácticas de la vida cotidiana. Como todo ritual, lo que hace es habilitar ‘permitidos’”, dijo a Página 12 el especialista en sociología del deporte Mariano Gruschetsky. Desde esta perspectiva, los insultos al presidente son parte del universo de lo permitido dentro del estadio. El carácter catártico que caracteriza a este universo ilusiona al oficialismo en que pronto todo sea pasto del olvido. “Todo nace de un error arbitral involuntario en San Lorenzo-Boca. Luego se fue repitiendo como un hit chistoso. Hoy muchos que cantan eso son votantes de Macri: lo votaron y lo van a volver a votar”, resumió Angelici, alter ego de Mauricio Macri, en el canal Todo Noticias. El universo del futbol argentino tiene su autonomía y también su ley no escrita. Las barras bravas (porras) gozan de un poder de policía dentro de la cancha, determinando en general lo que se canta y lo que no. Mientras funcionarios del gobierno sostienen que el canto contra el presidente es la desairada reacción de barras bravas a las que el kirchnerismo facilitó el viaje a todos los mundiales, la oposición descuenta que la fanaticada oficial de Argentina en el Mundial de Rusia será la porra de Boca Juniors. “Desde 1986 para acá, las hinchadas van siempre al Mundial –explica Hamilton–. No hay ninguna duda de que las barras bravas de los diferentes clubes se están organizando para tratar de acceder al Mundial. Pero hoy la mayoría de las barras tienen más vínculos con el oficialismo que con la oposición.” “Todos los gobiernos han tenido vínculos con las barras bravas –abunda–. Todos. Macri tuvo relación con la barra brava de Boca durante 12 años. Ahora la tiene Angelici. Si hay alguien que tiene buena relación con las barras bravas, hoy, es el macrismo. Como en algún momento la tuvo el kirchnerismo. No estoy diciendo que unos son santos y los otros diablos. Es una práctica habitual de la política el tener vínculos con las barras bravas, que también los tienen con los gremios”, explica. Tras algunos ensayos fallidos de sectores afines, que proponían prohibir los cantos o suspender los partidos, el gobierno ensaya ahora fórmulas para intentar que el fenómeno se diluya. Por lo pronto las cadenas que transmiten los partidos, Fox y TNT, recibieron un pedido verbal de la AFA para no amplificar el canto durante sus transmisiones, refiere Hamilton. Cuando se fue la luz en el estadio de Huracán, y en las tribunas brotó el insulto, la transmisión en vivo saltó de inmediato a la barra de comerciales. En este sentido, el canto también expresa un modo de perforar el blindaje mediático que protege al gobierno. Imagen Es probable que Macri esperara un verano más plácido. El triunfo oficialista en las elecciones parlamentarias de octubre de 2017 animó al gobierno a incrementar el ritmo de un ajuste económico. El 19 de diciembre el oficialismo aprobó la “reforma previsional”: un recorte en los haberes de jubilados actuales y futuros, después de dos jornadas de desaforada represión policial en las inmediaciones del Congreso. A partir de entonces, consignan diferentes consultoras, la imagen de Macri cayó 10 puntos. “El humor de la sociedad de diciembre a la fecha ha cambiado”, dice a Proceso el sociólogo y consultor de opinión Ricardo Rouvier. “Es el peor momento del vínculo del presidente Macri con la sociedad desde que asumió en diciembre de 2015. Si bien la imagen del presidente no es tan baja (…), es la primera vez que su imagen negativa y la de su gestión están por encima de la positiva”, sostiene. Para un gobierno que maneja las expectativas mejor que los resultados, el pesimismo colectivo sobre la evolución de la economía para 2018 que consignan las encuestas es motivo de inquietud. “El humor comienza a cambiar incluso entre los propios votantes del oficialismo, sobre todo porque no se produce el derrame económico que se prometía y esto genera frustración y enojo”, dice Rouvier. Explica que los tarifazos (aumento de las tarifas de los servicios públicos) y la inflación inciden mucho en la economía de los hogares y generan un caldo de cultivo propicio para la protesta. “Pero es muy difícil saber si los cantos responden a operaciones destinadas a generar esta situación o si nacen en forma espontánea”, sostiene. El canto impacta también en otro pilar del discurso oficialista. La autoproclamada transparencia –dañada por los repetidos casos de corrupción que involucran a altos funcionarios–, se ve ahora cuestionada por los aficionados, que presuponen una manipulación y un uso indebido del poder para favorecer al club del presidente. La crítica no se diferencia de la que salpica a sectores de la justicia federal, que encarcelan a opositores sin procesamiento ni condena y desestiman las acusaciones contra funcionarios del gobierno. Pero ahora proviene de un sector que también vota por el gobierno. Entre 1955 y 1973, durante los años en los que Juan Domingo Perón estuvo exiliado y proscrito, en muchas canchas se coreaba la prohibida “Marcha peronista” en señal de resistencia. A partir de julio de 1982, tras la derrota militar en la Guerra de las Malvinas, los estadios fueron parte esencial del reclamo de acabar con la dictadura y juzgar sus crímenes. Es la primera vez que un presidente constitucional enfrenta un fenómeno semejante. “En un gobierno, cuando se insulta a un presidente, eso no cae bien, obviamente”, señala Rouvier. “Pero no es fácil saber si se va a hacer una ola más grande o va a durar unos meses y se va a disipar”. Mientras el canto brota en las canchas, en las redes y en la calle, el gobierno, preocupado, hace lo posible para que el “hit del verano” sea justamente eso. Este reportaje se publicó el 11 de marzo de 2018 en la edición 2158 de la revista Proceso.

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