El códice más enigmático del orbe y su sinfonía (Segunda parte)

lunes, 28 de enero de 2019 · 14:38
CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- Para retomar el hilo narrativo expuesto, ha de recordarse que ya se ilustró quién fue Wilfrid Voynich, el individuo que adquirió en 1912 el manuscrito que se considera como el más misterioso de la historia. Se relató, igualmente, cuál fue su abstruso peregrinaje, tanto el intuido como el certificado, desde su probable fecha de creación en un lugar indefinible y por un artífice ignoto, a mediados del Siglo XV, hasta llegar por donación, en 1968, a la Biblioteca Beinecke de la Universidad de Yale en la Unión Americana. El apartado interrumpido se llamó Sus particularidades y contenidos. Así pues, lo último apuntado fue que el códex constó originalmente de 116 folios, pero que muchos fueron… arrancados en algún momento, o momentos imprecisos por uno o varios vándalos. Con respecto al hermetismo de su contenido habría de asentarse que, a simple vista, podría asemejar a una enciclopedia de ciencias naturales, a un inexpugnable compendio de alquimia o a un tratado de magia y ginecobstetricia. Lo cierto es que un plan maestro lo concibió, a grosso modo, en seis secciones relativamente bien definidas. La primera se adscribe a la botánica, ya que presenta 115 dibujos de plantas y de especies vegetales, aparentemente desconocidas. Las ilustraciones van acompañadas de textos que, se presume, enseñan sus propiedades. Sobre la calidad de los dibujos podría decirse que no proceden de un artífice con una amplia experiencia en el ramo; al contrario, quizá sean obra de un advenedizo con una marcada tendencia a lo naïve o, incluso, a una ingenuidad infantiloide. La segunda está dedicada a la astronomía o a la astrología, constando de 25 diagramas astrales en forma de círculos concéntricos o con segmentos radiales; segmentos que están llenos de estrellas con inscripciones aún por interpretarse y a veces con el Sol o la Luna en su centro. Sobresalen algunos signos del zodiaco y otros bizarros círculos con desnudos femeninos. Particularmente enigmáticos son los dibujos de las mujeres desnudas, pues muchas están notoriamente embarazadas y, aparte de flotar en un líquido verduzco, emergen de estrambóticos tubos o contenedores. Cosa digna de mención es que aquí la presencia del texto es prácticamente mínima, denotando que las láminas deberían explicarse por sí mismas. La tercera sección es aquella dedicada a la biología y es en ella donde aparecen los dibujos más inescrutables de todos. Una vez más, se trata de mujeres diminutas con abdómenes prominentes y grandes caderas, inmersas en fluidos, o interconectándose con indefinibles tubos o cápsulas. Se ha especulado que todo ello podría estar directamente relacionado con el control ?o aún con el exterminio?  de la reproducción humana y con el proceso mediante el cual el alma se une al cuerpo. La sección cuarta es, de nueva cuenta, insólita; tratándose de un folio que se desdobla en seis. Sus inquietantes imágenes revelan un elaborado muestrario con nueve medallones de cuyo significado han surgido alucinadas hipótesis. Parecería que son formas celulares, vistas con el microscopio ?¿en el Siglo XV??, en las que estructuras fibrosas conectan a las intrigantes formas. También se ha enunciado que se trata de figuras abstractas colegidas en trance hipnótico o en estado de conciencia alterada. Ulteriormente ha llegado a proponerse que son representaciones de galaxias  observadas a través de un súper telescopio… La quinta sugiere una pertenencia a la farmacéutica, ya que muestra los dibujos de más de cien especies de hierbas y raíces medicinales, todas dotadas de inscripciones que habrían de identificarlas. De interés son los colores combinados de los búcaros ?en fusiones bicolores de verde, azul, rojo y amarillo? que aparecen en los márgenes de los folios. Ellos, supuestamente, eran los recipientes que se usaban en el Medioevo para conservar y administrar pócimas. En lo que concierne a la última, se trata de un texto compacto diseminado en 12 folios carentes de ilustraciones. Nada más hay estrellas en las sangrías de las hojas; una para cada uno de los párrafos. Se piensa, y con razón, que aquí tendrían que hallarse muchas de las respuestas del insondable ocultismo del códex… Las primeras teorías y su postulado nexo con Áridoamérica Como ya se aclaró, Voynich se obsesionó con el manuscrito, dedicando lo que le quedaba de vida para intentar descifrarlo. Al no conseguirlo envió copias a paleógrafos, criptógrafos y eruditos en general para solicitar su auxilio. En 1919, William Newbold, de la Universidad de Pensilvania, recibió varias páginas, entre ellas la última, en donde se leen únicamente dos líneas y media, aunque escritas en caracteres latinos. Devanándose el seso dedujo que el autor había empleado varios sistemas de codificación, uno de ellos basado en la cábala judía. A Newbold también se le atravesó la muerte, en 1926, tratando de probar su teoría. En 1945, el criptógrafo de Yale Leonell Strong sugirió que el meollo del códice radicaba en la gestación humana y que el texto prescribía la receta de un poderoso anticonceptivo basado en las plantas descritas. Su fallido sistema de transcripción era una complicada clave de sustitución polialfabética. Hacia 1978, John Stojko publicó en Nueva York un libro titulado Letters to God´s eye: The Voynich manuscript for the first time deciphered and translated into English en el que sostuvo que el idioma era el ucraniano antiguo y que en su escritura se habían sustituido las vocales por letras inventadas. Y sobre el texto adujo que era la transcripción de una nutrida serie de cartas diplomáticas escritas en tiempos de guerra en la Ucrania de los albores del cristianismo. Tampoco logró probar su arbitraria teoría. Igualmente curiosa fue aquella enunciada por el doctor Leo Levitov, quien le asignó un sonido a los diferentes caracteres del texto, obteniendo un resultado que asemejaba remotamente al idioma flamenco. Sobre su contenido se atrevió a postular que se trataba de la descripción de un rito atávico practicado por los cátaros ?herejes ascéticos surgidos en el sur de Francia en el Siglo XIII que fueron combatidos ferozmente por la Iglesia? en el que un ayuno extremo conducía a una especie de suicidio colectivo… Con la misma intensidad que los aficionados, también se han involucrado los profesionales y las agencias de inteligencia. El coronel de la Marina norteamericana William Friedman, por ejemplo, organizó en 1981 un equipo de trabajo gracias al cual se transcribió el texto a fichas perforadas que fueran legibles para una computadora IBM. El titánico esfuerzo tampoco arrojó soluciones. Otra interpretación colegida por la CIA, en 1990, sostuvo que está escrito en un lenguaje artificial, implicando por primera vez que probablemente permanecerá irresuelto para siempre.[1] https://www.youtube.com/watch?v=mMMH9Ah8xv4 Para 2007, con creciente acumulación de teorías, el matemático austriaco Andreas Schinner afirmó al cabo de exhaustivos análisis estadísticos que, con buena probabilidad, el texto yace confinado en un código impenetrable, conclusión que confirmaría el aciago diagnóstico de la CIA. Y no podía faltar un mexicano, el experto en enigmas lingüísticos Sergio Gudiño, quien alimenta la hipótesis de que el idioma “voynichés” está escrito en la lengua perdida de la tribu amerindia Anasazi, la misma que vivió temiendo su aniquilación y que en una sola noche desapareció de la faz de la tierra. De tal etnia, según sus vislumbres y apoyado en el dibujo de un girasol ?planta desconocida en Europa antes de 1492?, logró, un sobreviviente, la hazaña de redactar el códex; y Gudiño, hazañosamente, de obtener su ansiada decodificación  ¡¿…?![2]  Una plausible vinculación con Leonardo Con varios lustros de estudio alrededor del manuscrito, la investigadora norteamericana Edith Sherwood ha fundamentado que el enigmático autor es, nada menos que un Da Vinci niño. Y aunque arriesgada como teoría, las deducciones y los descubrimientos suenan concluyentes. Para empezar, Sherwood cayó en la cuenta, merced a un riguroso análisis caligráfico y a su vasto conocimiento de la escritura de Leonardo, que los rasgos son idénticos, amén del empleo reiterado del uso especular de las grafías. La revelación más asombrosa es que… (Continuará) [1] Se sugiere la visión del siguiente video: [https://www.youtube.com/watch?v=mMMH9Ah8xv4] [2] Hay varios videos de él en YouTube, donde defiende su teoría y proporciona sus traducciones.

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