Disgusto juvenil

lunes, 22 de marzo de 2010 · 01:00

La música punk nació como una reacción frente a la comercialización del rock, pues para muchos jóvenes éste había dejado de ser una expresión de protesta frente al orden y la autoridad. El nuevo género recuperaba el carácter subversivo e incorporaba la libertad individual como eje de toda transgresión. Para el punk la rebeldía parte del sujeto que rechaza la moral, las ideologías, los dogmas, las instituciones, y lo hace a través de incomodar, burlar, escandalizar, inquietar, molestar… Por esta índole muchos jóvenes se han identificado con este movimiento y recurrido a quebrantar las reglas de la estética, la música y la política. Bajo este espíritu Belén Gopegui escribe la novela Deseo de ser punk (Ed. Anagrama. Col Narrativas hispánicas. No. 456; Barcelona, 2009. 187 pp.). La historia es narrada por Martina, una adolescente de 16 años, como una carta a su amigo Diego. En ella le cuenta lo que ha estado viviendo, desde los desastres en la escuela hasta la muerte del padre de su mejor amiga. Martina además está sola y no se identifica con ningún tipo de música que le dé sentido. Luego su padre es despedido y entra en una depresión. En el transcurso de esos sucesos oye diferentes géneros musicales, hasta que escucha a los músicos punk, como The Clash, The Ramones… con los que se identifica; pero en especial coincide con la rola Gimme danger, de Iggy Pop. Así, ante las inquietudes que le generan la sociedad y la existencia propia, decide realizar un acto subversivo para llamar la atención de los adultos sobre algunas necesidades de los adolescentes. Deseo de ser punk trata de la rebelión de una adolescente de la clase media. La púber busca su identidad en la música. El rock de los padres no le dice nada. Las letras han perdido su sentido, al igual que quienes las cantan. Es en el género punk donde encuentra los ritmos y la poesía que le permite expresar aquello que incomoda e impide ser. La hipersensibilidad producida le lleva a observar las restricciones que impone la sociedad, de manera sutil, sobre los jóvenes. Ante las cuales reacciona, de acuerdo a su edad y condición social, con actos ingenuos e inocentes pero que en el fondo revelan lo esencial: un disgusto frente a la cultura. Deseo de ser punk es un libro sincero, en el que la autora no pretende retratar la rebelión de los adolescentes radicales, como los anarcos o los darketos, pero presenta en forma amena e intensa el enojo de esos muchachos que viven en familia.

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