El suicidio de Vic Chesnutt

miércoles, 10 de febrero de 2010 · 01:00
MÉXICO, D.F., 10 de febrero (Proceso).- Después de sólo dos días en estado de coma, el excepcional compositor Vic Chesnutt falleció el pasado 25 de diciembre en un hospital de la ciudad estadunidense de Athens, Georgia, tras una sobredosis de relajantes musculares. No se tiene información fidedigna que compruebe que el músico cometió suicidio, pero su estrecha relación con éste a lo largo de los años hace suponer a las autoridades y seguidores que así fue como perdió la vida. Ya varias veces Chesnutt lo había intentado, incluso compuso la canción Flirted With you all my Life (Coqueteé contigo toda mi vida) para su último disco, en el que confiesa que la muerte lo ha seducido en repetidas ocasiones. “Yo puedo cantar una canción de amor a la muerte porque, no es ningún secreto, he intentado suicidarme varias veces –dijo en una de las últimas entrevistas que concedió–. Soy malísimo para eso, nunca funcionó. Pero tengo una relación de amor y odio con la muerte, por eso digo en la canción que la muerte me engaña con su dulce alivio. En realidad la canción es para darme cuenta de que no quiero morir, quiero vivir.” El anuncio del fallecimiento de Vic Chesnutt fue dado por su gran amigo el cineasta Jem Cohen (Proceso 1693), quien en 1991 había realizado un documental sobre el cantante y filmado la grabación de su penúltimo disco para el corto Pruebas anecdóticas, estrenado a finales de 2009. Cohen dijo ante el suicidio de Chesnutt: “Lo importante aquí no es la muerte de Vic, sino una vida y trabajo desbordante de perspicacia, humor y resistencia. Él, después de todo, fue el hombre que escribió: ‘Siempre creí que tenía un llamado, yo sólo seguí marcando’. Lo segundo más importante aquí es la consecuencia de un sistema de salud que desprovee a muchos de los cuidados necesarios para sanar. Y una sociedad a la que no le importa dar más dinero para generar guerras, pero lucha hasta con las uñas cuando se trata de cuidar a otros ciudadanos. Vic estaba deprimido y con la ayuda de amigos y familia buscaba una solución. El sistema no se la proporcionó.” Al día de su muerte, Vic Chesnutt tenía una deuda de alrededor de 50 mil dólares con un hospital debido a la acumulación de cuentas en medicamentos y cirugías que su seguro medico no cubría. Chesnutt decía: “Yo pago 800 dólares mensuales de seguro y estoy a punto de declararme en bancarrota por esa razón. El papeleo es muy confuso. Me he realizado varias cirugías en un par de años y por eso ahora debo tanto dinero. Yo soy experto en hospitales y conozco muchos alrededor del mundo, he visto cómo funciona en otros países. Lo que veo ahora con el debate entre Obama y los demás (sobre una reforma al sistema de salud estadunidense) es verdaderamente hilarante. Todos son unos incompetentes”. Chesnutt fue admirado por muchos pero ignorado por la gran mayoría del público en su país natal, y aún más, a nivel mundial; su música nunca llegó a ser difundida a gran escala pese a que nombres tan famosos como Madonna o R.E.M. demostraban su profundo respeto por él e hicieron versiones propias de su obra. Paralizado de la cintura a los pies y confinado a una silla de ruedas desde los 18 años, luego de sufrir un accidente automovilístico en una noche de borrachera, Chesnutt (de 45 años al fallecer) fue uno de los mejores letristas de su generación. El humor, la tragedia, el amor, el suicidio, la familia, todos eran temas en los que el cantante oriundo de Jacksonville, Florida, se erigía como experto. Sus letras siempre inteligentes eran de una calidad exquisita, y su manera tan sincera de interpretarlas conmovía hasta las lágrimas. Con 16 álbumes lanzados en 20 años, dos de ellos en 2009, el legado musical de Vic Chesnutt es suficiente para satisfacer las necesidades de cualquier escucha. Con el sonido de su voz y su guitarra acústica siempre dominando el espectro en las grabaciones la calidez y sensibilidad de sus interpretaciones registradas, hacen de todas ellas unas obras maestras.

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