Quiso, no pudo.... y se pudrió

miércoles, 18 de febrero de 2004 · 01:00
* La corrupción, característica del gobierno de López Portillo * Más que por sus logros, se le recuerda por sus frases México, D F, 17 de febrero (apro)- Llegó al poder en 1976 con el lema “La solución somos todos”, pero con el tiempo la frase fue parodiada por el vulgo como “La corrupción somos todos”, para referir los excesos y las malversaciones del gobierno de José López Portillo Una frase célebre lo distinguió, cuando lanzó una cruzada contra el semanario Proceso, al restringirle los convenios de publicidad de las dependencias gubernamentales y de los estados, con el claro objetivo de ahogar económicamente a la revista por su línea editorial: “No pago para que me peguen” El expresidente no toleró la crítica ni las revelaciones de las corruptelas de su gobierno que el semanario dirigido por Julio Scherer, daba a conocer cada semana en sus páginas La segunda quincena de abril de 1982, Francisco Galindo Ochoa titular de la Coordinación General de Comunicación Social de la Presidencia, dio la orden a todas las dependencias del gobierno federal, los gobiernos estatales y al PRI de cancelar cualquier contrato publicitario con Proceso,, como una represalia por la línea crítica del semanario dirigido por Julio Scherer García La medida obligó al Consejo de Administración de Proceso a cerrar la agencia Cisa-Proceso, fundada el 2 de agosto de 1976, apenas 23 días después del golpe contra Excelsior, y que daba servicio a por lo menos 50 medios del interior de la República En su edición 291 Proceso, denunció la suspensión de publicidad gubernamental; estuvo acompañada del impedimiento ordenado por Galindo para que reporteros de la revista y la agencia ejercieran su trabajo cubriendo las giras presidenciales, bajo el pretexto de las reducciones del presupuesto Otros medios afectados por la intolerancia lopezportillista fueron Crítica Política Dirigida por Carlos Perzábal, y el programa radiofónico de Francisco Huerta, “Opinión Pública” En respuesta a una editorial publicada en el semanario el 31 de mayo de 1982, López Portillo pronunció una de las frases que lo han caracterizado “No pago para que me peguen” Ante directivos de medios nacionales, que cada 7 de junio se reunían con el presidente en turno para rendirle tributo, López Portillo preguntó y respondió: “¿Una empresa mercantil organizada como negocio profesional tiene derecho a que el Estado le dé publicidad para que sistemáticamente se le oponga? Esta es, señores, una relación perversa, una relación morbosa, una relación sadomasoquista que se aproxima a muchas perversiones que no menciono aquí por respeto a la audiencia: ‘te pago para que me pegues’ ¡Pues no, señores!” El último año de gobierno de López Portillo, nacido en el Distrito Federal el 16 de junio de 1920, se distinguió también por la negación de hechos, que a la fecha no han sido esclarecidos, como el destino de cientos de desaparecidos durante la década de los setenta Proceso dio a conocer en el número 305 que en vísperas de su último informe de gobierno, López Portillo ofreció a una comisión de familiares de desaparecidos encabezada por Rosario Ibarra de Piedra, una “búsqueda honesta, profunda, de la verdad acerca de sus hijos” antes de que terminara su mandato, promesa que nunca se cumplió El 31 de agosto de 1982 Rosario Ibarra de Piedra, excandidata presidencial y presidenta del Frente Nacional Contra la Represión; las representantes del Frente y del Comité en Sinaloa, María de Jesús Caldera de Barrón; en Jalisco, María Luisa Gutiérrez; y Graciela Mijares López, así como el exdesaparecido y expreso político Antonio Hernández se entrevistaron con el presidente, por intermedio del entonces subsecretario de Gobernación, Fernando Gutiérrez Barrios El presidente les dijo que a su escritorio durante su gestión “no ha llegado ningún expediente de esa naturaleza”, y repitió la versión que le dio el procurador Oscar Flores Sánchez, de que los 500 enlistados “andaban huyendo” o se mataron entre sí La contundencia de los señalamientos de los comisionados y el emplazamiento de Ibarra de Piedra de llamar a declarar a Luis Echeverría, Mario Moya Palencia, Pedro Ojeda Paullada, Miguel Nassar Haro, Perro Zorrilla Martínez, José Salomón Tanús, Raúl Mendiolea Cerecero, Alfonso G Calderon, Carlos G Solana Macías, “para que informen sobre los desaparecidos”, nunca fue atendida El reclamo de la incongruencia de la falta de calidad moral del gobierno mexicano para exigir respeto a los derechos humanos en Chile y Argentina cuando en México el problema se arrastraba de años atrás, hizo que el mandatario declara: “No puedo ofrecerles otra cosa que la búsqueda honesta, profunda de la verdad acerca de sus hijos antes de que termine mi mandato” Hasta ahora los familiares esperan “No nos volverán a saquear…” Ese último año se tomaría la decisión tal vez más controvertida del sexenio, la nacionalización de la banca y el control de cambios, ante el sobreendeudamiento exterior y el saqueo de las reservas por cerca de 50 mil millones de dólares El último mensaje del presidente estuvo aderezado por lágrimas, gritos, voz entrecortada y manotazos en la tribuna de la Cámara de Diputados, para emitir su clásica frase al anunciar los decretos: “Es ahora o nunca Ya nos saquearon, México no se ha acabado ¡No nos volverán a saquear!” Para el presidente, con la nacionalización el gobierno no sólo estaba “eliminando un intermediario, sino un instrumento que ha probado más que suficiente su falta de solidaridad con los intereses del país y del aparato productivo…La banca privada mexicana ha propuesto el interés nacional y ha fomentado, propiciado y aún mecanizado la especulación y la fuga de capitales; el país ya no puede admitir que salgan dólares para pagar inmuebles adquiridos en el extranjero” La nacionalización fue tomada con beneplácito por partidos de oposición como por el PRI, que respaldó la decisión López Portillo, así como por el presidente electo Miguel de la Madrid, quien, se supo después, no fue consultado ni informado de la medida Los empresarios y banqueros repudiaron, por su parte, el decreto Manuel J Clouthier, entonces presidente del Consejo Coordinador Empresarial, consideró que la expropiación “fue una medida totalmente innecesaria, que traerá graves consecuencias para la vida económica del país, ya severamente vulnerada en estos momentos La única explicación posible es que la banca no es responsable” Carlos Abedrop Dávila, presidente de la Asociación de Banqueros de México, calificó de “injustas e infundadas” las apreciaciones de López Poertillo sobre la banca Su última frase envuelta en lágrimas, selló ese último informe: “…a fin de cuentas poco importa el destino, la imagen o el prestigio individual de un hombre y la suerte que la posteridad le depare Lo que importa es que se salve nuestro patrimonio común de instituciones y esperanzas” “La colina del perro” Días después de que el presidente declarara que salió del gobierno “con las manos limpias de sangre y de recursos mal habidos”, Proceso, reveló la edificación de una mansión en Cuajimalpa, en un área que después sería llamada “La colina del Perro”, en alusión a la declaración que un año antes había hecho López Portillo de la defensa que haría de la paridad del peso, lo cual tampoco logró En el número 306, Proceso, dio a conocer de la construcción de obras sobre una superficie de 100 mil metros cuadrados, y cuyas obras de acceso fueron realizadas por la entonces Secretaría de Asentamientos Humanos y Obras Públicas (SAHOP), y resguardadas por militares Vendría después la revelación de la construcción de la casa de descanso de López Portillo en Acapulco Proceso, dio a conocer la existencia de Villa Marga Mar, como fue bautizada la residencia de 3 mil 326 metros cuadrados junto al mar, con playa privada, en la exclusiva zona de Pichilngue, comprada a Melchor Perrusquía Villarreal, operación que se hizo a través de la empresa Previews Inc, con sede en Los Ángeles, California, bajo el número de registro 715451 La casa fue remodelada, lo que tuvo un costo de 40 millones de pesos, y su precio real se calculó entonces en 2775 millones de pesos Las revelaciones de corruptelas del gobierno de López Portillo continuaron En abril de 1986, en el número 492 Proceso, publicó un extenso reportaje sobre la construcción de “El Partenón”, una residencia en la bahía de Zihuatanejo, Guerrero, construida con recursos públicos por el exjefe de la policía capitalina, Arturo Durazo Moreno, quien fuera amigo de la infancia del expresidente La casa tuvo un costo de 700 millones de pesos, edificada en un área de 20 mil metros cuadrados, parte de ellos enterremos ejidales, en una colina que da a la playa La Ropa Las revelaciones de Proceso, quitarían la máscara con que se cubrió el sexenio de López Portillo, que con lágrimas anunció que defendería el peso “como un perro”, y que aseguró salir “con las manos limpias” Administrar la abundancia Durante el gobierno de López Portillo, Petróleos Mexicanos, entonces a cargo de Jorge Díaz Serrano –encarcelado por malversación de fondos luego de un juicio político para desaforarlo como senador de la República-- descubrió importantes yacimientos que pusieron el nombre de México en todo el mundo Para el presidente, las reservas petroleras del país garantizaban el auge económico de México, tantos años postergados Fue célebre su frase: “Le pido al pueblo de México se prepare para administrar la abundancia” No fue así El país se sumió en una de sus peores crisis económicas

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