TRAS EL TRAZO: Mardonio Magaña, la revaloración de un artista

lunes, 8 de marzo de 2004 · 01:00
* Escultor autodidacta descubierto por Diego Rivera * Se presentó el catálogo de su exposición “El sentir de una tradición” México, D F, 8 de marzo (apro)- Calificado por Diego Rivera --su descubridor-- como el “más grande escultor mexicano contemporáneo”, Mardonio Magaña fue un hombre del campo que llegó a la Ciudad de México por las luchas revolucionarias y encontró aquí su camino hacia el arte ¿ Hace unos meses el Museo-Casa Estudio Diego Rivera y Frida Kahlo, en San Ángel Inn, presentó la exposición “Mardonio Magaña El sentir de la tradición”, que posteriormente se exhibió en el Museo de Historia Mexicana de Monterrey Aunque la muestra, integrada por alrededor de 70 obras escultóricas hechas en piedra y madera, ha llegado a su término, ha quedado para la memoria el libro catálogo que con el mismo título fue dado a conocer la semana pasada en las instalaciones del Museo-Casa Se trata, según información del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), del primer catálogo razonado sobre la obra del artista nacido el 23 de diciembre de 1865 en La Estancia Nueva, de la hacienda “El Refugio”, en Guanajuato, y fallecido en la Ciudad de México el 2 de febrero de 1947, año en el cual Rivera inicia su mural “Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central” El objetivo de esta publicación es “revalorar y rescatar a uno de los grandes artistas mexicanos de la primera mitad del siglo XX” Se sabe que Magaña, a quien se le conocía también como “Magañita”, trabajaba como conserje en la Escuela de Pintura al Aire Libre, dirigida entonces por Alfredo Ramos Martínez, cuando se inició en la escultura Relata en el catálogo Jorge J Crespo de la Serna: “Esa atmósfera, animada y contagiosa, efectuó en él una verdadera transformación Un día tomó una pellada del barro que algunos de los jóvenes aprendices de escultura empleaban, y con ella se ejercitó en moldear una figura Yo me imagino la alegría que experimentó al comprobar que aquello que había comenzado a manera de juego, resultaba una obra muy parecida a las que salían de las manos de los otros Ese instante fue el comienzo de su vida como escultor” Se cuenta que fue ahí donde lo descubrió Rivera, y que en su expresión artística vio reflejados los ideales que propugnaba el proyecto artístico impulsado por José Vasconcelos Sobre Magaña escribió el muralista, un texto que recoge el libro-catálogo, en el cual describe: “Este auténtico campesino escultor, todos creen que es un hombre simple, ellos sí irremediables ignorantes que no saben que la cultura plástica es sabia orgánica, no vano acopio de aprendizajes” Magaña ingresó después como alumno de la Escuela al Aire Libre De 1934 a 1937 fue profesor de talla directa en la Escuela de Artes Plásticas de la Secretaría de Educación Pública (SEP) Expuso en la Sala de Arte del Departamento de Escuelas Rurales de la SEP, en la Galería de Arte de la Universidad Nacional Autónoma de México y participó en la exposición “20 Siglos de Arte Mexicano”, presentada en el Museo de Arte Moderno de Nueva York, en 1940 Cuatro personas fueron esenciales en el desarrollo artístico de Magaña porque, según la investigadora Estela Duarte Sánchez, le compraron obra y coadyuvaron al conocimiento y difusión de su producción: Francisco Sergio Iturbe e Idaroff, José Lorenzo Cossío y Cosío, Guillermo Manuel Echaniz Ruvalcaba, y Diego Rivera Explica la especialista, también curadora de la exposición, en su texto “Los mecenas de Magaña”: “Diego no sólo lo impulsó con su crítica, sino que además le ayudó a vender sus piezas fuera de México, cuyo destino principal fue Estados Unidos, y básicamente a los que fueron sus clientes, como Nelson Rockefeller, de quien pudimos investigar que al menos seis piezas de talla en madera pertenecieron al magnate, pudiéndose encontrar ahora entre sus descendientes” Y llama la atención sobre un asunto que debe preocupar a los responsables del Fideicomiso Diego Rivera, que hasta su muerte dirigió Dolores Olmedo Patiño: que en la Casa Azul de Coyoacán, donde vivió Kahlo, existen 14 esculturas en piedra y 10 en madera “en un estado deplorable” Por ello indica: “Urge tomar medidas de restauración y presentación de estas piezas que Diego y Frida adquirieron de su admirado y querido amigo Mardonio Hay tres o cuatro de ellas que nos resultan familiares por ser las que Rivera utilizara para ilustrar sus textos” En el libro-catálogo se incluyen textos de Juan Rafael Coronel Rivera, nieto del muralista, Xavier Moyseén, Mará Luisa Novelo y de Sofía Rosales y Jaime

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