Libros electrónicos

viernes, 15 de agosto de 2003 · 01:00
México, D F, 14 de agosto (apro)- Una de las grandes modificaciones a los usos y costumbres de los seres humanos, en el mundo occidental, se debe a la computadora Específicamente en lo que se refiere a su uso como máquina de escribir Quienes hayan tenido máquina de escribir mecánica, para después hacerse de la maravillosa máquina eléctrica y, finalmente, dar el paso al procesador de palabras, sabrá a qué me refiero Quienes usan extensivamente la computadora para escribir textos, sin importar el género de los mismos, sabrá que gracias a este mundo moderno, la corrección de errores, el archivar documentos, el reimprimir tantas veces como se necesite, son cosas que se hacen ya de manera cotidiana, pero que en el pasado simplemente algunas de ellas eran imposibles Curiosamente, el cambio ha sido gradual y conozco a un poeta que insiste en creer que sólo se puede hacer poesía con pluma fuente sobre una servilleta de papel, porque el procesador de textos no parece ser lo más idóneo para la inspiración de las musas A mí me parece que esto es más una especie de nostalgia por los tiempos románticos que otra cosa, pero claro, cuestión de enfoques El punto es que gracias al procesador de palabras, la transmisión de información textual no tiene necesariamente que hacerse en papel ¿Qué tal hacerla por este medio electrónico? Indudablemente un libro “sin papel” suena difícil de concebir, pero si consideramos que el medio es la pantalla de los ordenadores, pues tenemos entonces la solución Existen dos grandes compañías que se dedican a esto de los libros electrónicos Una de ellas es Adobe, la cual creó un esquema de documentación electrónica llamada PDF (Portable Document Format), por sus siglas en inglés, y que se está imponiendo sobre muchas otras manifestaciones de documentación en la computadora La razón es que los archivos PDF dan una calidad de tipografía estupenda y además, comprimen la información de los documentos (por ejemplo, los de MsWord), a una décima parte de su equivalente en otros medios electrónicos La segunda empresa que se ha embarcado en esto es Microsoft, que tiene su propio esquema de libros electrónicos Tanto Adobe como la compañía de la ventanas de Bill Gates ven en los libros electrónicos una posibilidad antes jamás vista Por ejemplo, si estamos en una biblioteca y ésta tiene un libro en formato electrónico, éste puede ser leído por muchos a la vez, sin necesidad de usar más espacio en el disco Igualmente, cada usuario (lector) del libro electrónico puede, si quiere, marcar y subrayar los pasajes de la obra que considere más importante sin que esto se note en el libro electrónico que otro está leyendo al mismo tiempo Dicho en otras palabras, cada libro electrónico permite personalizar la información dependiendo de los gustos y costumbres del usuario Curiosamente, uno de los problemas que enfrenta la tecnología de los libros electrónicos es el hecho de que puedan copiarse fácilmente, de manera que no falte quien compre un documento en este formato y después lo copie a diestra y siniestra sin mayor remordimiento Para ello, Microsoft y Adobe han pensado en muchas soluciones a este problema de piratería y aparentemente han encontrado una solución poco menos que fantástica La idea es así: uno compra un libro en su versión electrónica Lo consigue a través de Internet y llega muchas veces por correo electrónico Al instalarlo, el sistema pide que se conecte a la red y el libro se dé de alta en una base de datos que mantiene Microsoft, por ejemplo, de manera que el libro solamente puede ser usado en la máquina a la cual se le concedió ese permiso Es decir, en otras palabras, que el libro electrónico “tiene dueño” y es claro que cada vez que se quiere instalar en alguna máquina, el sistema pide que el usuario se identifique A lo mejor queremos instalar el libro comprado en una, dos, tres máquinas Pero es evidente que si queremos instalarlo en muchas máquinas, Microsoft me pondrá un alto No faltará quien encuentre cómo brincarse este candado pero eso no es, en mi opinión, lo más relevante, sino la posibilidad de que los usuarios accedan a información limitada, de difícil acceso o que simplemente nunca más se reimprimió En ese sentido los libros electrónicos son el futuro cercano y, por qué no, ya el presente mismo

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