Linda McCartney, su vida detrás de la lente

miércoles, 20 de julio de 2011 · 21:16
MÉXICO, D.F. (apro).- El catálogo de publicaciones impreso por la firma Taschen este verano destaca su novedad Linda McCartney. Life in Photographs, volumen compilatorio de 280 páginas que la famosa editorial alemana presenta como “las fotos de vida a través de la cámara de Linda McCartney”, imágenes seleccionadas de más de 200 mil en el archivo a cargo de Paul McCartney y herederos familiares. “¿Cómo nació este libro? Estaba sentada en una cena para Jeff Koon, junto a Benedikt Taschen, a quien simplemente le dije que había pensado en hacer un libro con las fotos de mi mamá, proyecto que me parecía una gran idea. Afortunadamente estuvo de acuerdo, y nos pusimos a trabajar enseguida en él”, según declaró Stella McCartney, segunda hija de Paul y Linda a la revista neoyorquina W Magazine. “Realmente pienso que para mí, papá y Mary (su hermana mayor) este proyecto significa brindarle nuevos alientos al oficio de mamá y, sobre todo, crearle conciencia a la gente de cuán inspirador y contemporáneo fue su trabajo. Al mío (diseñadora de modas), ciertamente lo inspiró.” En el texto introductorio de Life in Pictures para Taschen (cuya edición con pasta dura cuesta 70 dólares e ilustra en portada una foto suya a Paul McCartney), la afamada fotógrafa judío-estadunidense Annie Leibovitz, escribe: “La vida de Linda McCatrney llegó a convertirse en una misma con su fotografía. Esto resultó obvio al final de su vida, pero de alguna forma era cierto desde sus comienzos… Estaba muy joven cuando empezó a tomar fotografías o cuando la gente se dio cuenta de que ella tomaba fotos. En aquellas primeras fotos de músicos, éstos no miran a la fotógrafa, sino que están enamorados de la mujer con la cámara. Están coqueteando. Enganchados. “La unidad de Linda con su fotografía se hizo evidente al ocaso de su existencia, cuando debió presentir que ya estaba por despedirse del mundo… Sus fotos son la prueba de una vida bien vivida. Como mujer y como artista.” A la sombra de Paul Tras fallecer Linda la madrugada del 17 de abril de 1998 por complicaciones en el hígado del tumor cancerígeno que se le diagnosticó en el pecho a finales de 1995, muy poca gente alabó su labor como fotógrafa, porque sencillamente la mayoría desconocía dicha faceta tan rica. En México jamás se ha publicado ningún libro con sus fotos. A Linda se le menciona como sombra musical de su esposo Paul y el grupo Wings, o por su interés en la defensa de los animales que derivó en la publicación de un recetario vegetariano suyo. Apenas se cita su trabajo como fotógrafa de portadas de Los Beatles y de los discos de Wings y álbumes de Paul como solista. Tal como ella dijo a la BBC en 1994, para una entrevista que reproduce el libro de editorial Taschen: “Nadie me conocía como fotógrafa cuando me casé con Paul (12 de marzo de 1969). Ante los ojos de sus fans yo era una americana divorciada. Creo que así me decían… “‘¿Quién será esa americana divorciada? ¿Por qué él no se casó con la novia de toda su vida (Jane Asher, la actriz pelirroja con quien Paul mantuvo una relación amorosa durante cinco años que concluyó en julio de 1968)?’” Cuando su noviazgo con Paul se conoció, la prensa londinense quiso pensar que ella era heredera de la fortuna de las cámaras y rollos Eastman-Kodak, pero no era verdad. Linda dice, más adelante: “Mi fotografía soy yo misma, los críticos no me han influido de ninguna manera… Crecí en una familia que era bastante visual, y yo soy una persona muy visual. Lo más inmediato para mí era como si yo intentara con mis fotos hacer comentarios sociales. Todavía me muevo así. “Entonces salgo y capto los escaparates de las carnicerías, o cuando descargan la carne de los camiones y, si puedo, me adentro en rastros para mostrar los horrores de la vida. Estoy en contra del sacrificio animal, de la gente que come carne, de los experimentos animales y del uso de piel animal en las prendas de vestir. “Lo que verdaderamente me interesa es la fotografía como crítica social. Pienso que una fotógrafa debe valer por sí misma, sin necesidad de palabras… Una buena foto va a provocar una reacción, te hará detenerte para que la veas y suscitará reflexiones… Una foto es tan valiosa como mil palabras.” Profeta en su tierra Linda y Paul se conocieron en el club Bag o’Neils de Londres la noche del 15 de mayo de 1967. En Gran Bretaña nadie sabía nada de ella. Pero en Nueva York, donde vivía con su hija de cuatro años Heather, en once meses había ganado un meteórico prestigio como fotógrafa independiente de rocanroleros estadunidenses e ingleses. Por ello, la editorial literaria gringa Bantam Books la había contratado para aquel viaje a Londres y las fotografías del libro Rock and Other Four Letter Words (“Rock y otras cuatro palabras de amor”), en colaboración con el periodista J. Marks. “Cuando llegué a Inglaterra quería fotografiar a Los Beatles y a Stevie Winwood, quien ya había abandonado el Spencer Davis Group y formó el grupo denominado Traffic. Así que fue algo grandioso.” A su arribo, Eric Burdon & The Animals la invitaron al concierto del club Bag o’Neils (donde conoció a Paul), debido a que ella los había fotografiado varias veces en sus giras por Nueva York. Esa noche fueron al bar Speakeasy y terminaron en casa de Paul (o sea: en la casa de su novia Jane Asher, quien se presentaba en Estados Unidos con la compañía teatral Bristol Old Vic y no volvería hasta el mes de junio de aquel 1967). Linda quedó impresionada con las pinturas del surrealista René Magritte que Paul había adquirido, como Le jeu de mourre (“El juego de adivinanzas”). Cuatro días después, el 19 de mayo de 1967, Linda sería una de la docena de fotógrafos invitada a la presentación mundial de Sgt Pepper, el reciente álbum grabado por Los Beatles. Para la biografía de Paul McCartney Many Years From Now (Secker & Walburg/Owl Books, 1998), el autor Barry Miles refiere: “Linda Eastman creció en un hogar neoyorquino acaudalado. Su padre Lee Eastman fue hijo de padres inmigrantes judíos de Rusia, era un hombre de tremendo ímpetu y ambición que a los 16 años había obtenido una beca para estudiar en Harvard. Era abogado de artistas visuales como Willem de Kooning, Franz Kline, Robert Rauschenberg, Richard Lindner y otros pintores a los cuales representaba. Cuenta Paul: “Era bastante paternalista, Linda lo evitaba si ella caminaba en la calle con alguno de sus amigos de pelo largo. Su padre no aprobó cuando vio una de sus fotos de The Animals publicada en la revista Ebony, debido a que tenía clientes blancos muy poderosos que no iban a estar de acuerdo y, de hecho, uno de ellos fue quien le informó de esa foto.” A Linda le preocupaba más la belleza de los animales que el poder y estaba más cerca de su madre Louise; pero ella había perecido en un avionazo cuando Linda tenía 18 años por lo que se mudó a Tucson donde estudió historia del arte en su breve paso por la Universidad de Arizona. Ahí se casó con un estudiante de geología, Mel Sea y tuvieron a Heather; entonces su matrimonio tronó. “La fotografía verdaderamente llegó a mi vida en Arizona cuando una amiga me pidió la acompañara a una clase de arte en el Tucson Art Center y le contesté: ‘Para nada me interesa’. Me dijo: ‘Pues si no vienes, yo tampoco iré’, y entonces fui. Pensaba que la clase enseñaría lo que es una cámara y todo eso, pero se trataba de ver las fotos de Walker Evans y Dorothea Lange, Ansel Adams... verdaderamente eran unas fotografías fabulosas y las favoritas para mis ojos fueron de Dorothea Lange. “Luego, Hazel Archer quien era la maestra dijo: ‘Okey, nos vemos la próxima semana. Tomen sus fotos y vuelvan con ellas.’ Yo me acerqué y le dije: ‘No tengo cámara y no sé cómo tomar fotos’, me respondió: ‘Que te presten una, compra el rollo y toma las fotos.’ “Ella me inspiró para ser fotógrafa, pues las imágenes que nos mostró, a diferencia de las fotos de modas, eran acerca de la vida, la gente, las tristezas, la pobreza, de todo—Y quedé enamorada.” Aretha, Hendrix, Janis, Morrison… Volvió a Nueva York en 1965, alquiló un departamento y consiguió trabajo de recepcionista en la revista Town & Country, cuya portada de junio de 1966 traía a Los Rolling Stones con la modelo debutante Alexandra E. Chase. “Mi chamba era abrir las cartas y los sobres, así abrí una invitación para una conferencia de Los Rolling Stones publicitando su álbum Aftermath en el yate SS Sea Panther el 24 de junio y me apunté por mi cuenta, era de las pocas cosas que me podían interesar…” Fue la única mujer que fotografió a la banda inglesa por el Río Hudson aquel día, y reporteros del australiano Sydney Morning Herald y de la revista 16 le compraron varias fotos para ilustrar sus crónicas. “Así que debido a Los Rolling Stones dejé mi empleo en Town & Country para arrancar como fotógrafa independiente.” Sus fotos del trío inglés Cream aparecieron en el primer ejemplar del periódico Rolling Stone. Fotografió a Simon & Garfunkel en estudio, a Mamas & The Papas en su hotel, y a Jackson Browne en el Staten Island Ferry. Viajó con la banda Blue Cheer por el medio oeste de Estados Unidos, tomó a Jim Morrison antes de que Las Puertas grabaran, y a Frank Zappa en el Garrick Teather con su banda prístina The Mothers of Invention. “No sabía que estaba fotografiando a los íconos del mañana… “Las cosas sucedieron rápido después de las fotos de Los Stones, varias publicaciones muy elegantes comenzaron a encargarme fotos. La revista Mademoiselle preparaba un número especial sobre ‘Las modelos y los músicos’ y encargó tomar las fotos, pero fue para poner los nervios de punta, ya que si aceptas debes además hacer toda la edición del número… “Uno nunca pensaría que Aretha Franklin, la grandiosa cantante de soul aceptaría ponerse vestidos de moda pero se portó muy bien. Me reuní con ella en el Hotel Hilton de Los Ángeles pero estaba llorando, bebía vodka y lucía muy deprimida. Traía una bolsota de papel manila con billetes, les pagaba a sus músicos y pasaba por muy malas épocas. “Le tomé las fotos a su rostro primoroso con esas lágrimas y toda la tristeza que vivía, luego salimos y, el contraste, con una peluca y la ropa de moda, lo cual la hizo parecer harto brillante en lo exterior cuando por dentro estaba destrozada. “Jimi (Hendrix) era muy sensible y extremamente inseguro. No se daba él su lugar, o sea, quemaba la bandera y tocaba su guitarra con los dientes en escena, pero terminado el show me decía que sentía odio por sí mismo y yo le decía: ‘Mira, eres el guitarrista más inventivo que jamás haya visto.’ Fuera del escenario no soltaba su brillante guitarra y le dije: ‘¡Ya deja esa onda!’ y él: ‘No puedo, si dejo de tocarla nadie vendrá a verme’. Habrían ido a verlo más, de no andarse con esas payasadas todo el tiempo; pero era tan dulce y bastante inseguro que daba lástima… “Janis Joplin era de Texas, una sencilla chica hogareña de Texas sin una belleza especial. Estaba plenamente conciente de ello y acostumbraba beber mucho antes de subir al foro para cantar. Me reuní con ella en el escenario y se tragó una botella entera de Southern Comfort para tener confianza, salir al escenario y entregar algo de sí misma.” Sobre Jim Morrison: “Adoraba la música de Jim, lo adoraba como persona, de hecho adoraba a todos en Las Puertas: Ray, Robbie y John; aunque el grupo no llegó a ser verdaderamente popular sino hasta después de la muerte de Jim. “Digo, ahora podemos ver una película como The Doors (de Oliver Stone); pero en su momento no hubo ninguna similar y ellos tampoco atraían masas, ni tenían a multitudes gritando: ‘¡Jim, Jim…!’, nada. Y es que Jim era un poeta, no un símbolo sexual. Acuérdate que se dejó crecer la barba y engordó, como queriendo dar a entender: ‘No quiero tu baño de disfraces oropel, quiero que mires lo que traigo muy dentro en mi corazón’. “Recuerdo la vez que me visitó y se hallaba en un estado de ánimo muy alterado, le pregunté: ‘¿Te ocurre algún problema?’ Paseaba por el Village y acababa de encontrarse a una chica con la que fue al colegio, me contó que nunca había sido un alumno popular, que era regordete y carecía de atractivos; pero de pronto había visto a esta chica y ella quería poseerlo a cualquier precio. “B.B. King actuaba como telonero en el Fillomore y lo vi varias veces con su preciosa guitarra eléctrica llamada Lucille que alguien le robó. La foto que aparece en movimiento, como si le estuviesen arrancando la guitarra, no fue planeada, jamás hago esas cosas para fingir situaciones en mis fotos.” (Linda McCartney. Life in Photographs. Textos: Linda McCartney, Annie Liebovitz, Paul McCartney, Martin Harrison, Stella McCartney y Mary McCartney. Edición: Alison Castle. Formato en portada dura: 26.5 x 27. 4 cm. 280 páginas. 70 dólares.)

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