Drogas, lo que hay que saber de ellas

miércoles, 20 de julio de 2011 · 21:26
MÉXICO, D.F. (apro).- Aparece en nuestro país la primera edición del libro Drogas. Lo que hay que saber sobre las más consumidas, desde el alcohol y el tabaco hasta el éxtasis (Random House Mondadori, colección Debate, 417 páginas. México, mayo 2011). Esta guía imparcial y de fácil lectura acerca de las drogas recreativas fue elaborada por tres catedráticos del Centro Médico de la Universidad de Duke, Carolina del Norte, “cuando tomamos conciencia del desconocimiento que priva en torno al uso y abuso de las drogas entre legisladores y consejeros médicos, así como entre los adolescentes y sus padres”. En la introducción, sus autores Cynthia Kuhn, Scott Swartzwelder y Wilkie Wilson afirman que cada día es mayor la brecha que se abre entre la información científica y aquella que llega al público en torno al tema de las drogas. “Cuando la juventud escucha o ve publicidad con ciertas frases preventivas de algunas campañas de salud, al estilo Di no a las drogas o Las drogas destruyen, ¿acaso le están diciendo a los jóvenes que el alcohol es tan peligroso como la cocaína? Generalizaciones así son ineficaces y tendenciosas, pues cada droga actúa de manera distinta en el cerebro y algunas conllevan riesgos mucho más graves que otras.” Clorinda Rea tradujo Drogas al castellano para Random House México utilizando la actualización de sus autores del 2008, intitulada en inglés Buzzed, the straight facts about the most used and abused drugs from alcohol to extasy. Los primeros doce capítulos se dedican a drogas específicas o a los diversos tipos de drogas; su función se describe detalladamente: cómo ingresa cada una al organismo, los efectos inmediatos que provocan en nuestras habilidades físicas y psicológicas, y sus efectos a largo plazo. Son explicadas de acuerdo con su clase. Drogas de un mismo tipo generalmente poseen iguales mecanismos de acción, los mismos efectos y riesgos afines: alcoholes, cafeína, éxtasis, alucinógenos, drogas botánicas, inhaladores, mariguana, nicotina, drogas opiáceas, sedantes, esteroides y estimulantes. La tabla de contenidos, lo que hallamos en cada capítulo y el índice van facilitando la búsqueda de información en torno a cada droga específica, y un glosario proporciona traducciones para la inmensa variedad de drogas populares. La parte segunda (páginas 357 a 417) desarrolla capítulos generales sobre el cerebro; describe cómo funcionan las drogas y habla acerca de la adicción. Kuhn, Swartzwelder y Wilson recomiendan a los lectores leer primero esta sección si desean utilizar el libro para obtener un conocimiento amplio, más que como fuente de referencia rápida. Son capítulos que destacan antecedentes sobre la información científica relacionada con ciertas drogas específicas. Y como muchas personas creen saberlo todo sobre las drogas, los autores formulan un cuestionario de 24 preguntas para sus lectores, "Ponga a prueba su conocimiento sobre las drogas". De ahí ofrecemos cinco de ellas para ser resueltas por usted. Enseguida, transcribimos fragmentos de la "Introducción" del presente libro (selección de Roberto Ponce). Responda el lector 1. ¿Qué drogas son las más peligrosas y también las que usan con mayor frecuencia los jóvenes menores de 14 años? 2. Enumere las siguientes drogas según su grado de causa de adicción: mariguana, nicotina, heroína. 3. Entre una sobredosis de alcohol u otra de la droga LSD, ¿cuál piensa usted que sea la más peligrosa? 4. ¿Cuál es la droga ilícita más popular en los Estados Unidos? 5. ¿La mariguana y el alcohol matan las células cerebrales? (Ver “Soluciones correctas” tras el texto introductorio.) La Introducción Se escogieron estos fragmentos de la Introducción del libro: Como hombres de ciencia hemos dedicado años al estudio de los efectos de las drogas en el cerebro y su comportamiento. (...) Las acciones de las drogas en el cerebro son complejas y varían tremendamente de droga a droga y de persona a persona, lo cual impide hacer afirmaciones generales como "las drogas destruyen", frase que cualquiera que haya tenido experiencia con ellas no lo puede realmente creer. (...) Resulta fácil entender cómo se puede distorsionar la información sobre las drogas. Por ejemplo, algunas personas (especialmente quienes pertenecen a la cultura de las drogas) conocen a individuos que han consumido diversas drogas en distintas combinaciones y circunstancias durante mucho tiempo, pero no parecen estar discapacitados o ser adictos, ni están involucrados en problemas con la ley. No obstante, no se dan cuenta que muchos de los efectos de las drogas podrían ser lo suficientemente sutiles para provocar grandes estragos antes de que los daños se manifiesten. En cambio, otras personas han pasado por programas educativos sobre el abuso de las drogas que les relatan las peores historias de horror y, con frecuencia, catalogan cualquier sustancia ilegal como "terriblemente peligrosa" (...), sin embargo la mayor parte de la gente que usa cocaína no muere por ello, y los consumidores y sus amigos lo saben. Por lo tanto, cuando se usan historias espeluznantes como herramienta fundamental para la educación sobre el abuso de las drogas, la gente descubre que tales historias no cuentan toda la verdad. El educador, por supuesto, pierde credibilidad. La buena educación acerca del abuso de drogas requiere bastante esfuerzo. Resulta difícil encontrar literatura científica y médica sobre el tema y aún más complicado es entenderla. Con frecuencia, las interpretaciones dirigidas al público en general son simplistas, poco precisas o divulgadas por organizaciones que sesgan las investigaciones para llevar a cabo sus agendas políticas y morales. La controversia sobre la mariguana es un ejemplo excelente (...) Como se verá en el capítulo de la mariguana, ésta causa problemas de memoria e interactúa con el sistema inmunológico de maneras desconocidas. Sus efectos se prolongan muchas horas después de que ingresa al organismo, aunque el usuario no esté conciente de ello. Así que no es inocua. Pero la gente no muere por una sobredosis de mariguana, como en cambio sí sucede con el alcohol. (...) El Internet también dificulta la educación apropiada sobre el abuso de drogas. Hay una inmensa cantidad de información acerca de las drogas fácil de leer, pero mucha de ella es equívoca. Cualquiera puede crear un portal de y publicar lo que quiera; el lector cauto, debe separar los hechos de la ficción. Un lector ingenuo, sin embargo, puede meterse en serios problemas de seguir los consejos que se encuentra en la red. Por ejemplo, la droga GHB puede ser mortal en dosis no mucho más altas que aquellas que producen el estado de alteración deseado, pero cierta "literatura" en Internet pretende hacernos creer que la droga no solamente es inofensiva, sino que también ayuda en el tratamiento de alcoholismo, insomnio, narcolepsia, problemas sexuales y depresión. Un portal que hallamos en octubre de 2007 (...) declaraba que "GHB es la droga recreativa más segura jamás usada por la humanidad". Esta información no puede estar más alejada de la realidad y los lectores que crean en ella, corren grave peligro (ver nota al pie de página). La meta primordial de este libro es proporcionar una presentación objetiva, legible y detallada de los hechos científicos sobre las drogas de las cuales se abusa con mayor frecuencia. Esperamos que la obra tenga mayor impacto en personas que no son adictas pero se encuentran en posibilidad de utilizarlas socialmente. Durante la adolescencia y al comienzo de la adultez, mucha gente recientemente independizada de sus padres se encuentra en situaciones en que las drogas están disponibles. Las universidades frecuentemente son laboratorios psico-farmacológicos desencaminados. No pretendemos que este libro acabe con el abuso de las drogas, pero sí confiamos en que evite malas experiencias y verdaderas tragedias. También esperamos que inicie un diálogo entre científicos y legisladores. El uso de las drogas en Estados Unidos es desenfrenado, y las reacciones legales y sociales a dicho abuso han puesto enorme presión en los recursos de ese país. El debate en torno a la legislación sobre las drogas es vigoroso y ha sido estimulado parcialmente por el inmenso aumento de la población carcelaria. Mantener a una persona en la cárcel es muy costoso, y durante los últimos 20 años el número de sentenciados en prisiones estatales y federales se ha disparado de 200 mil a más de 1.4 millones. Aproximadamente, 30% de la población carcelaria estatal y 60% de la federal fueron personas condenadas por ofensas relacionadas con drogas (2004, Sourcebook of Criminal Justice Statisticas). La diferencia entre drogas que se consideran legales o ilegales en una sociedad va más allá de la información científica. Tradiciones, economía, religión y medios de comunicación influyen en la actitud de una comunidad con respecto a las drogas. Los rituales religiosos de algunas comunidades indígenas norteamericanas incluyen el uso de de alucinógenos, mientras que muchas tradiciones judeo cristianas incluyen el uso del alcohol. Otras culturas tienen actitudes muy radicales contra el uso de sustancias que se considere estupefacientes. Aun dentro de una misma cultura, la legalidad de las drogas puede cambiar con el tiempo. En Estados Unidos el uso del alcohol fue legal durante más de un siglo; se declaró ilegal durante la Prohibición y ahora es legal nuevamente. Asimismo, la mariguana era legal hasta la década de 1930, cuando fue prohibida. Varias iniciativas estatales recientes han autorizado su uso con fines médicos y reabierto el debate sobre su legalización. (...) Las autoridades legislativas de las sociedades desarrolladas deben entender que no obstante los esfuerzos legales que se implementan, sus ciudadanos tendrán acceso a un número creciente de sustancias químicas que pueden causar adicción y menoscabar su rendimiento. La protección efectiva del tipo de trastorno social que se experimenta en Estados Unidos está fundamentada en una buena educación, accesible para todos, y una buena investigación que enfrente los problemas causados por la droga. Esperamos que esta obra sea parte de ese progreso. (...) Estamos convencidos de que al tener una fuente de información objetiva y fidedigna sobre las drogas y sus interacciones, los individuos tendrán la posibilidad de tomar decisiones sanas. Las soluciones correctas 1) Se trata de los solventes químicos como el tolueno, la benzina, el propano y aquellos que se encuentran en el pegamento y la pintura (inhalantes llamados popularmente "cemento" o "chemo" entre los adolescentes mexicanos desde los años setenta). 2) La nicotina, la heroína y la mariguana, en ese orden. En realidad, existe poca evidencia de que la mariguana sea una droga que provoque adicción. 3) El alcohol, una droga cuya sobredosis provoca un elevado número de muertes cada año. Existe poco peligro de una sobredosis de LSD, a menos que esta droga se combine con otras o sea contaminada por ellas. 4) La mariguana es utilizada por más gente que cualquier otra droga ilícita en Estados Unidos. 77% de todos los usuarios de sustancias ilegales la usa “y casi un 5% de la población la empleó el mes pasado”. 5) La mariguana probablemente no mata células cerebrales, pero sí interfiere en el aprendizaje y la memoria. En cuanto al alcohol, es poco probable que un solo trago mate células cerebrales, pero ingerir bebidas alcohólicas de manera crónica puede a largo plazo producir una pérdida de la memoria permanente y produce un daño cerebral definitivo. GHB, droga letal Llamada "la droga de la violación", el GHB o gamma-hidroxibutirate (Xyrem) aparece catalogado en apartado especial del capítulo Sedantes por el libro Drogas (página 295). Altamente tóxico, el GHB salió a escena en septiembre de 1996 cuando la revista Time reportó la muerte en Estados Unidos de una chica de 17 años, Hillory Janean Farias, "atleta notable y estudiante muy responsable", quien acudió a un club en La Porte, Texas, tomó un par de refrescos y se sintió mareada y con náuseas, por lo cual se fue a su casa, donde 24 horas después falleció por sobredosis de GHB. Se especuló que alguien lo había añadido a sus vasos de soda, sin ella darse cuenta (http://www.time.com/time/magazine/article/0,9171,985230,00.html). Fácil de fabricar y difícil de ser detectado en bebidas, se encuentra disponible como líquido incoloro y sabor salado. En Internet circula información a menudo imprecisa sobre sus efectos, y abundan las recetas para fabricarlo en el hogar. Actualmente, la droga GHB es de las favoritas entre adolescentes y jóvenes que asisten a fiestas rave. Autores del libro Cynthia Kuhn, catedrática de Farmacología en la Facultad de Medicina de la Universidad de Duke, donde dirige el programa de formación en Ciencias Farmacológicas. Scott Swartzwelder, catedrático de Psicología y Psiquiatría en la Facultad de Medicina en Duke, e investigador científico que ha trabajado como especialista en el programa de alcoholismo y drogadicción del Departamento de Asuntos para Veteranos en el Ejército estadunidense. Y Wilkie Wilson, profesor de Farmacología en la Universidad de Duke, también ha laborado en el programa de Neurología para el citado departamento del Ejército estadunidense.

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