Acuerdo europeo

viernes, 22 de julio de 2011 · 23:41
MÉXICO, D.F.  (apro).- La víspera fue intensa. La preocupación se expresó de muchas maneras y por diversos protagonistas. Todos instaban a los gobernantes europeos a tomar medidas para rescatar a Grecia y detener la inestabilidad que amenazaba con incendiar Europa. La urgente reunión de los gobernantes de la zona euro se pospuso una semana porque el gobierno alemán no estaba de acuerdo. El miércoles 20, el presidente estadunidense Barack Obama llamó a la canciller alemana, Angela Merkel. La posibilidad de que la crisis europea se convirtiera en una debacle era creciente. Ese mismo día, Sarkozy y Merkel se reunieron durante siete horas, para lograr que sus posiciones convergieran y la reunión del jueves 21 fuera exitosa. Finalmente, luego de un debate intenso entre los gobernantes de la zona euro, que incorporó a las calificadoras y a importantes analistas económicos, se logró un acuerdo importante. El centro del debate fue la participación de los banqueros privados en el segundo rescate griego. Las posturas en conflicto se fueron modificando. La discusión inició cuando los gobiernos de Alemania, Finlandia y Holanda establecieron como condición para aprobar el rescate que los acreedores privados participaran. Tras ello, la discusión se centró en la manera en la que participarían los bancos y otras entidades privadas que poseían bonos griegos. La diferencia de opiniones se describió resumidamente en la expresión “participación obligatoria y voluntaria”, lo que representaba un avance significativo: tenían que participar. De esa manera se estableció una definición central para la determinación del paquete de rescate griego. Los gobiernos de Francia y Alemania se plantearon diferentes rutas para llegar a acuerdos con sus bancos para determinar esa participación. Las agencias calificadoras y los funcionarios del Banco Central Europeo (BCE) que participaron en este debate se concentraron en el rechazo a la obligatoriedad en la participación de los acreedores privados. Las calificadoras advirtieron que considerarían una reestructuración y  que los bancos privados fueran forzados a contribuir al rescate, lo que llevaría a que degradaran la deuda griega al nivel de bonos basura. El BCE se ubicó en la misma posición, alertando que una baja en la calificación le impediría comprar bonos griegos, lo que complicaría la posición del gobierno de Andreas Papandreu. Hace casi un mes, Sarkozy expuso el acuerdo logrado con los bancos franceses, importantes tenedores de deuda griega. La oferta de esos bancos fue reinvertir “voluntariamente” 70% de sus participaciones en la deuda griega al momento de su vencimiento. El otro 30% se cobraría normalmente. Del 70% renovado, 50% se largaría el vencimiento a 30 años y el otro 20% se renovaría en la modalidad de bonos cupón cero, es decir bonos que cobran todos los intereses generados hasta el vencimiento. Inmediatamente los alemanes mostraron su interés en la propuesta, lo mismo que el FMI. Mientras el debate ocurría, los mercados actuaban. A los aumentos en las primas de riesgo cobradas a Grecia, Irlanda, Portugal y España, en las últimas tres semanas se sumó Italia. Este agregado derrumbó las tesis de que la crisis de deuda soberana estaba restringida a la periferia europea. Con Italia golpeada por los mercados, la crisis se extendió a toda la zona del euro. El riesgo de que estallara la moneda única era ya aceptado por todos. Consecuentemente, los términos del debate se modificaron y las posiciones de algunos participantes cambiaron. Finalmente, el acuerdo al que se llegó el pasado jueves establece que los bancos privados contribuirán con 37 mil millones de euros, canjeando sus bonos por otros con vencimientos a muy largo plazo. Además, habrá un programa de compra de otros 12,600 millones de euros. Junto con estos casi 50 mil millones de origen privado, los gobernantes de la zona euro aprobaron aportar a Grecia 109 mil millones adicionales a plazos de 30 años y tasas de interés bajas. Acordaron solicitarle al FMI que contribuya con este rescate. Otro punto interesante fue extender el plazo de los recursos aprobados en mayo de 2010, de 7.5 años a 15 y hasta 30 años, junto con disminuciones de la tasa de interés de más de 5% a 3.5%. Este acuerdo será extensivo a los recursos que se entregaron a los gobiernos de Irlanda y Portugal. La decisión permite que los gobiernos deudores reduzcan sus pagos de intereses y eliminen los requerimientos de nuevos financiamientos por un tiempo considerable. De esta manera se generan las condiciones para que puedan cumplir con sus compromisos en cuanto al déficit fiscal, sin afectar más a sus poblaciones. Tras reconocer que las condiciones que se impusieron a Grecia hace 14 meses crearon una tragedia en la que se dificultaba que esa economía se recuperara, golpeando duramente a la población griega, los ministros europeos han aprobado fondos especiales para promover el crecimiento y la competitividad griega. Utilizaron inicialmente la imagen de un “plan Marshall” europeo, aludiendo a los recursos que el gobierno estadunidense aportó para la reconstrucción de los países europeos devastados por la segunda guerra mundial. Fue fundamental la decisión de que al Fondo Europeo para la Estabilidad Financiera (FEEF) se le amplíen las funciones, de modo que funcione como un FMI europeo con capacidad para refinanciar bancos privados, garantizar emisiones de deuda de países rescatados y otorgar créditos preventivos a países con requerimientos, sin necesidad de que se acuerde un rescate. Además, el FEEF podrá intervenir en los mercados secundarios, lo que le da flexibilidad para intercambiar deuda griega, irlandesa y portuguesa. Aunque no tiene aún la formalidad de un acuerdo firmado, se anunció la próxima creación de una agencia europea de calificación de riesgos, que haga contrapeso al oligopolio estadunidense constituido por las tres empresas calificadoras –Standard & Poor´s, Fitch Ratings, Moodys--, que ha afectado duramente el costo de la deuda de los países periféricos e Italia con evaluaciones que frecuentemente, a veces sin mayor sustento, afectan el precio de los bonos. No se trata de una empresa que sea necesariamente pública. La ruptura del oligopolio no se conseguirá fácilmente, ya que se requerirá que esa empresa consiga el reconocimiento de los llamados mercados de capital. El problema griego, sin embargo, no está completamente resuelto. Habrá que negociar precisamente con las calificadoras para que acepten que las condiciones de pago han mejorado sensiblemente y que, en consecuencia, no hay razón para degradar la deuda griega. Así que habrá que esperar a que ese oligopolio considere el nuevo plan europeo y decida no afectar a Grecia y, con ello, a toda la Europa del euro. Se ha avanzado significativamente, pero persisten los problemas. Por eso Sarkozy advirtió que el único rescate repetido será el de Grecia y no aceptarán ninguno más. Comentarios: odselley@gmail.com    

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