Cuentos y fábulas

miércoles, 16 de noviembre de 2011 · 18:46
MÉXICO, D.F. (Proceso).- A un año de su formación y con un sonido netamente progresivo, con tintes de free jazz, el cuarteto mexicano Luz de Riada, integrado por Ramsés Luna (exCabezas de Cera) en los alientos, Hugo Santos en el Chapman Stick, el guitarrista Alejandro Vergara y Hugo Hernández Chipa en la batería, presenta su primer álbum Cuentos y Fábulas. Con 15 piezas en su mayoría instrumentales, divididas en ambos temas genéricos, el disco fue pensado por la banda como un libro. Cuenta para Proceso Hugo Santos: “La idea del libro se nos ocurrió para darle más peso al disco como arte/objeto, ya que consideramos que así se tomaría más en cuenta la complejidad de llevar a cabo una producción, con un diseño enfocado a respaldar la totalidad del ‘arte’ y buscando con ello llamar la atención hacia todos lo procesos creativos que intervienen en la elaboración de una obra y no solamente a una pequeña porción.” Ramsés Luna complementa: “Es la recreación de un libro con un contenido sonoro que ilustrará situaciones personales, que reflejará la postura ideológica de cada uno de los integrantes enmarcados en ocho cuentos y siete fábulas. “Lo que diferencia a los cuentos de las fábulas es que los cuentos son las historias largas en donde se escucha al cuarteto sonando en composiciones estructuradas bien definidas. En las fábulas ocurre todo lo contrario, pues son improvisaciones libres en historias cortas relatadas a dueto con músicos invitados.” Sin caer en virtuosismos innecesarios, pero con dominio pleno de los instrumentos, los integrantes de Luz de Riada permiten que Cuentos y Fábulas fluya y atrape, pese a su fuerte carga de sincopas y compases irregulares, así como del bombardeo de notas en algunos momentos suavizados por los tintes jazzísticos de los saxofones y demás alientos interpretados por Luna. Este disco puede ser catalogado dentro del rock progresivo sin temor a equivocaciones, sus texturas y composiciones así podrían dictarlo. Aun así el grupo no lo pretende de esa manera. Comenta Santos: “El rock progresivo en México está estancado en las necesidades insatisfechas de una pequeña cuadrilla de ‘conocedores’ que, en una cultura como la nuestra, no deja de ser marginal y fuera de contexto, pues no propone nada nuevo e intenta copiar formas estéticas de ruptura que han funcionado en otros países y otras épocas que, al ser trasladadas sin miramientos a una realidad como la nuestra, da como resultado un movimiento de búsqueda caricaturizado, sin el respaldo de un concepto que corresponda al aquí y al ahora...” “Somos otra generación –agrega Luna– y portavoz de otro tiempo, pensando en esto la música la hemos abordado con total libertad sin atarnos a la idea que tiene que sonar de una u otra forma. Estamos en tiempos del mestizaje en plenitud, en donde el resultado sonoro proviene de toda la música que uno pueda absorber.”

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