Vivir el deseo

martes, 22 de noviembre de 2011 · 13:39
MÉXICO, D.F. (Proceso).- Aline Pettersson (1938) es una escritora prolija que ha trabajado la narrativa, el ensayo y la poesía. Entre sus obras destacan Más allá de la mirada (cuentos) y las novelas Los colores ocultos, La noche de las hormigas y La muerte de Natalia Bauer. Hace unas semanas dio a conocer la narración titulada: Deseo (Ed. Alfaguara. Col. Literatura Hispánica; México, 2011, 120 pp.). La historia trata sobre la búsqueda y exploración que realiza Leonora acerca de sus pasiones y ansias. Desde la infancia indaga sobre lo que le agrada. La exploración pasa por su propio cuerpo y el de los otros, el placer de los sentidos, lo prohibido, el éxtasis, la complacencia, y las diferentes etapas de la vida hasta llegar a la vejez, en donde permanece el apetito por el deleite. La trama se desarrolla en 21 capítulos breves que abordan los momentos vehementes de la protagonista. Aline Pettersson muestra, en esta narración, al deseo como una pulsión natural que pretende una satisfacción. Así el sujeto busca algo para saciarla, que puede ser el propio cuerpo, otro sujeto, una cosa, cierta situación o sensación. En este escudriñar interviene la fantasía que carga de emociones y atracciones al objeto; dice el personaje que “…hay que retorcer el camino para que el goce sea mayor, para que la imaginación lo agigante”. De esta manera crece el anhelo que es refrenado por la sociedad. La limitación se da a través de la moral y de las instituciones que lo prohíben, pero el deseo, cuando es más fuerte que el miedo al castigo o a la maledicencia, se manifiesta libremente e ignora las restricciones. Además crece frente a esa proscripción, porque incorpora el deleite de contravenir las leyes, órdenes y normas, impulsado por esa fuerza psíquica que lleva a la concupiscencia. Escribe Leonora: “Lo deleitoso es siempre algo prohibido, ¿o lo prohibido es siempre algo deleitoso?... una debe vivirlo. Vivirlo intensamente”. Ante esto hay una respuesta colectiva que califica al hecho como engaño, infidelidad, traición, vileza, y a la persona como canalla, mezquina, buscona o depravada. La intención es amedrentar al sujeto para que se integre a la monotonía de la existencia. Deseo es un recorrido excitante por la pasión femenina, que indica a la desobediencia como uno de los caminos para alcanzar el mundo de los placeres y el regocijo. También presenta a la mujer contemporánea como un ser desinhibido en busca del goce.

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