Homo priistus

lunes, 9 de enero de 2012 · 19:19
1. Igual que un árbol es los círculos concéntricos de corteza de su historia. Igual que un organismo es la memoria de su evolución cifrada en su estructura orgánica. Igual la cultura priista puede explicarse por su génesis y sus principales momentos de cambio. 2. El priismo se inventó para evitar golpes de Estado, y sus horrendos ríos de sangre derramada. En adelante, unos pocos, en la cúpula del partido único emanado de la Revolución, elegirían al nuevo tlatoani, al nuevo dictador, al Mussolini mexica de poderes ilimitados, salvo una sola acotación, su mandato duraría un solo periodo. De ahí la disciplinada sumisión del homo priistus a su líder. De ahí también su profunda abnegación ante sus yerros. Ante ellos el homo priistus filosofa en silencio: este dios también pasará. 3. El priismo se inventó también para esquivar la democracia, y sus angustiosas incertidumbres. De ahí la aversión del priista de otrora y de hoy a la democracia y sus mecanismos. El debate y las votaciones. Si algo puede convenirse a puerta cerrada entre pocos, a qué arriesgarse a someterlo a la ignorante voluntad popular o a la discusión pública. Los acuerdos son convenidos antes de llegar a las votaciones. Los votantes son cooptados si es necesario. Los votantes son inventados si es imprescindible. Por eso el candidato actual del PRI a la presidencia fue ungido sin elección ni debate previo. Por eso sus trastabilleos cuando es interpelado directamente por el popolo, que cree vivir en una democracia. 4. Y sin embargo, más por razones estéticas que éticas, el PRI decidió enmascarar su mecanismo sucesorio con las formas de una democracia. No le era obligatorio. Las dictaduras soviética y china no se avergonzaban de ser eso, dictaduras de partido. En todo caso, la mascarada dio origen al doble lenguaje de la cultura priista. Hoy como ayer, el homo priistus sigue hablando la mitad de lo que cree o lo que sabe. Sigue diciéndole a Pedro para que lo entienda Juan. Sigue creyendo que el poder depende de guardar las verdaderas verdades en el secreto de unos pocos. Se sabe incluso de un priista contemporáneo que no está seguro nunca de lo que ha dicho en la televisión, hasta que los comentaristas lo glosan. 5. Y es que el doble lenguaje no es solo una táctica de poder, igual es una dificultad de comunicación. ¿Cómo aprovechar la conversación pública de una democracia si no se habla claro y no se escucha sin malicia y no se cree en el pensamiento que se genera entre los muchos? En el 2007, la presidenta del PRI, Beatriz Paredes, llegó a un juicio histórico. El PRI carece de ideología y ha estado condenado a cambiar su pensamiento cada sexenio, para seguir al de su Mussolini temporal. “Ha sido un partido gelatina”, declaró, con inigualable elegancia. Y propuso que el PRI se comprometiera con la ideología de la social democracia. Siendo ella la tlatoani temporal, se le obedeció. En una asamblea, y sin debate previo, se votó y se aprobó por mayoría absoluta la nueva ideología. Ese año y el siguiente los priistas de 17 estados se aliaron con la Iglesia católica para criminalizar el aborto, es decir: hicieron lo que ningún partido social demócrata en el planeta. En la reunión de partidos social demócratas del continente, la jefa del Congreso se lo reclamó a Beatriz Paredes que escuchaba el discurso sentada en una curul. Como toda respuesta, la priista se dedicó a dibujar en su cuaderno. Acaso una gelatina. 6. En los 1950s, los priistas se bajaron de los caballos y se montaron en Cadillacs. La generación de generales revolucionarios dio paso a la de políticos empresarios. Y se oficializó el derecho de todo priista a enriquecerse de forma fabulosa a costa del tráfico de influencias. A estas fechas, no se sabe de un exgobernador o un líder sindical priista que no sea multimillonario. Hoy mismo, no se sabe de alguno que haya sido llevado a juicio. 7. Las privatizaciones de los 1990s crearon una élite de oligarcas priistas. El problema de aquel intento de democratización económica, no fue que la acumulación de capital fue injusta –siempre lo es–, sino que la desconfianza priista por la democracia evitó que se crearan reglas claras para la competencia o para la transmisión de la propiedad. Así, los nuevos monopolios privados quedaron bajo el control priista, escudados por su poder político de la competencia y también a su merced. Llegada la democracia, los oligarcas pagaron mal al PRI: aprovecharon para deshacerse de sus viejos amos y sojuzgaron al débil gobierno panista convirtiéndolo en su servidor. No es casual que en el 2006 el candidato panista a la presidencia asistiera a las reuniones con empresarios con una pequeña libreta negra, donde tomaba nota de sus indicaciones. Si el PRI regresa a la presidencia podría mantenerse a las órdenes de los oligarcas, y así parece calcularlo al menos la empresa Televisa, pero es más probable, dada su habilidad para manejar la autoridad del poder, que gire la fórmula, convirtiéndolos nuevamente en vasallos. En todo caso, el nexo entre el poder político y la empresa privada no será roto por un presidente priista –como debiera estarlo en una democracia funcional–. 8. El PRI fue desterrado de Los Pinos por la sociedad civil, la élite cultural y los partidos de oposición. El PAN al asumir el gobierno no lo reconoció, prefirió gobernar solo, sin aprovechar la inteligencia de los intelectuales, los artistas, los activistas sociales o los miembros de la otra oposición, la de izquierda. En el pecado de soberbia estuvo la penitencia de pobreza: sin artistas con imaginación estética para crear nuevas imágenes y expresiones, sin ambición histórica para cambiar la estructura del sistema, sin la seriedad intelectual para examinar al homo priistus y deslindarlo del homo mexicanus, los panistas se sentaron en los sillones de las oficinas de los priistas y no examinaron ni reinventaron el sistema ni sus formas. Esta es la tristeza: si los priistas regresan en el 2012 a esas oficinas, no tendrán que ajustarse a un novedoso y para ellos desconocido régimen democrático: simplemente tomarán asiento en los sillones y emplearán los instrumentos que sus padres y abuelos priistas diseñaron. 9. Como los panistas tampoco se atrevieron a entronizar la Ley para reordenar al país, sin un emperador temporal la seguridad se ha vuelto una catástrofe. Existen los mismos policías y los mismos jueces corruptos del tiempo priista, o sus sucesores clonados, pero como nadie manda sobre ellos, como otrora mandaba la burocracia priista, los números que cifran el caos son pasmosos. 98% de los crímenes no son perseguidos hoy en el país y los índices de crimen se han multiplicado. 10. Hoy uno de cada dos mexicanos se dice dispuesto a votar por la nostalgia de un país que funcionaba autoritariamente, corruptamente, mentirosamente, pero funcionaba mejor. Sea justa o no, esa es la percepción. Es decir, hoy uno de cada dos mexicanos no ve una alternativa de futuro mejor que nuestro pasado priista. La responsabilidad es de la Izquierda. Si a los candidatos panistas les corresponde proponer la continuidad de sus 12 años de gobierno, si al PRI le corresponde ofrecernos el pasado, es a la Izquierda a quien le corresponde ofrecer un futuro no conocido. Un sistema que promueva la honestidad, el lenguaje franco, la creatividad cultural, la libre competencia y la seguridad. Una mutación del homo priistus en otra especie de mexicano. (*) Este texto se publica en la edición 1836, ya en circulación.

Comentarios