"La chica del dragón tatuado": de hackers y mujeres maltratadas

martes, 31 de enero de 2012 · 13:18
MÉXICO, D.F. (apro).- La chica del dragón tatuado (The Girl with the Dragon Tattoo, EU-2012) es un gran acierto cinematográfico por parte del director David Fincher. En primer término, debido a la espléndida adaptación de la versión literaria, y, en segundo, al crear una cinta sólida que funciona de manera independiente. Los fans y los no fans estarán muy contentos. La película trata de lo siguiente: luego de un revés mediático y judicial, el periodista MIkael Bloomkvist (Daniel Craig) es contratado por el empresario Henrik Vanger (Christopher Plummer), para que resuelva un misterio de 30 años: Su sobrina favorita, Harriet, fue asesinada y nadie sabe quién la mató ni dónde quedaron sus restos. “¿Por qué él?”, se pregunta Bloomkvist, sobre todo después de su desencuentro con la Corte, donde se encontró que un extenso artículo publicado por la revista Millenium, que dirige el mismo Bloomkvist, estaba lleno de acusaciones infundadas contra un poderoso empresario sueco llamado Wennerstrom. Porque Bloomkvist es un tipo honesto y un investigador genial; Vanger cree que él puede encontrar algo que los ojos policíacos no han podido detectar. ¿Cómo sabe Vanger que nuestro héroe periodista es el mejor? Porque fue investigado por otra súper investigadora, hacker, huraña, hostil, extraña, vampiresca y esquelética llamada Lisbeth Salander (Rooney Mara), y eso fue lo que se dictaminó. A regañadientes, pero presa de las circunstancias (el fallo de la corte a favor de Wennerstron dejó a Bloomkvist en bancarrota), empuja al periodista a aceptar el empleo y ahondar en la historia de la familia Vanger. Poco a poco, oscuros secretos familiares salen a flote y poco a poco Mikael va conociendo a la fascinante chica con el tatuaje de dragón, que lo llevará, en las siguientes películas, a una aventura fascinante. La narrativa de Fincher es consistente y por lo mismo sobresaliente: consigue llevar a buen puerto diversas líneas paralelas, importantes para los personajes, y para las cintas posteriores sin perder el foco de la historia principal. El grado de dificultad era grande, y Fincher lo consiguió. Por otro lado, es rica en recursos y está balanceada, pues edición, fotografía, actuación y música, trabajan en sinergia para mantener el suspenso durante toda la película, aunque la música, creada por Trent Reznor, es el ingrediente narrativo principal, sin ella, las escenas angustiantes serían aburridas. Poco aporta Fincher a la visión de Stieg Larsson (creador de las novelas) sobre el tema de los Hackers y la invasión a la privacidad y sobre los resquicios de misoginia que subsisten en la sociedad sueca, aparentemente tan avanzada, de ahí que el título original de este primera entrega, en la versión literaria sueca, fuera Los hombres que no amaban a las mujeres. Sin embargo, el director crea a una Salander fabulosa, compleja, llena de contradicciones, capaz de parecer la fémina más frágil, pero llena de un fuego interno capaz de derribar al oponente más feroz; a veces hermosa, sexy y encantadora, otras tantas un ser asexuado y hosco. El personaje de Bloomkvist también es memorable, encantador, mujeriego y de mente aguda, pero Salander es tan peculiar que cualquiera queda opacado ante ella. Sin duda, La chica del dragón tatuado será de lo mejor que se podrá ver en el año.

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