MONTERREY, N.L. (apro).- Unos 20 activistas y estudiantes exigieron justicia para los deudos de las personas desaparecidas y asesinadas en el estado, entre ellas Jorge Antonio Mercado y Javier Francisco Arredondo, estudiantes del Tecnológico de Monterrey que hace dos años perdieron la vida a manos de militares. En la Explanada de los Héroes, frente al Palacio de Gobierno de esta ciudad, Indira Kempis dijo que los habitantes de Nuevo León deben tatuarse esta fecha, 19 de marzo, para recordar a los jóvenes asesinados y exigir justicia por su muerte. En las pancartas que portaban los manifestantes, con las fotografías de sus desparecidos, se leía: “Detenidos por Tránsitos de Juárez y desaparecidos”, “¿Dónde está Roy?”, “Jorge y Javier, no los olvidamos”. Luego de la manifestación en Palacio de Gobierno, los manifestantes se dirigieron a las instalaciones del Tecnológico de Monterrey para hacer una guardia de honor en el lugar donde hace exactamente dos años fueron abatidos los estudiantes Jorge Antonio y Javier Francisco, durante un tiroteo entre soldados y hombres armados. La madrugada de aquel viernes 19, la persecución de las autoridades a una camioneta blindada derivó en un tiroteo entre criminales y militares y dejó un saldo de dos muertos y cuatro uniformados de la Secretaría de Defensa Nacional heridos por esquirlas de granadas. Según se informó en su momento, los ocupantes de la camioneta fueron "apoyados" por otros dos vehículos desde los cuales fueron arrojadas dos granadas contra los militares, mientras otro grupo de delincuentes se encargó de bloquear la viabilidad con vehículos de todo tipo para frustrar la persecución. En un primer momento, la Procuraduría de Nuevo León informó que dos sicarios abandonaron la camioneta en medio de la persecución e ingresaron al TEC, donde fueron abatidos por los militares, mientras cuatro más se dieron a la fuga. En esa ocasión, el rector del TEC señaló que la noche del enfrentamiento los alumnos se encontraban estudiando en la universidad, que ambos contaban con beca de excelencia y registraban un destacado desempeño académico cuando les sorprendieron los disparos que acabaron con sus vidas. La primera versión de los hechos, que apuntaba a que las víctimas eran sicarios, "estaba basada en información que proporcionó el procurador general del estado, Alejandro Garza y Garza, al rector del Campus Monterrey, Alberto Bustani", indicó Rangel en ese entonces. Tras la muerte de los dos estudiantes, la Secretaría de Gobernación emitió un comunicado donde lamentó las muertes y señaló que profundizaría las investigaciones correspondientes a fin de esclarecer los hechos ligados a la lucha contra el crimen organizado en México, pues inicialmente se dijo que eran narcotraficantes, pero luego se confirmó que se trataba de dos estudiantes. No obstante, dos años después de la tragedia se desconoce el resultado de la investigación que emprendió la justicia militar.