"Réquiem por el Titanic" y Los Bee Gees

miércoles, 25 de abril de 2012 · 13:38
MÉXICO, D.F. (apro).- De un momento a otro podría devenir el fatal deceso del afamado cantautor y músico inglés Robin Gibb, de 62 años de edad, quien con dos de sus hermanos fundó, a finales de los cincuenta, el trío pop Los Bee Gees. Apenas el pasado martes 10, Robin Giba estrenó en la capital británica Réquiem por El Titánic (“Titanic Requiem”), primera obra sinfónica compuesta con su hijo RJ Gibb, de 28 años de edad, a cargo de la Royal Philarmonic Orchestra. No obstante, fue hospitalizado antes de la esperada première mundial, por complicación de neumonía, y desde entonces se encuentra en estado de coma. Aquel martes 10 ya no pudo interpretar, junto a un selecto coro de 45 voces, la canción cumbre del Réquiem intitulada “No llores sola” (“Don’t cry alone”), en el City Hall de Westminster, durante el magno concierto conmemorativo del trágico naufragio trasatlántico, ocurrido hace un siglo. Nunca te fallaré, no llores sola. Entre las gotas de lluvia en otoño, seré tu fuerza. Si los vientos del amor congelan, no llores sola. Ten seguro que de caer el ocaso, nuevos soles se alzarán. Ya el invierno canta horizontes primaverales, no llores sola, jamás dudes de mí, tú guías y yo te seguiré… (Ver video clip musical del tema subido por los usuarios tapatíos de YouTube denominados “beegeesfnsguadalaj” con el mensaje: “bienvenidos al club de fans de los bee gees con sede en guadalajara, jalisco, mexico. Somos 1500 miembros de todas edades desde 15 años hasta 70 y si quieres unirte solo envianos correo a beegeesfansguad@gmail.com ... aqui va una probaditta del fabuloso titanic réquiem” (sic) en http://www.youtube.com/watch?v=RuDiU0LA4Dg y http://www.youtube.com/watch?v=Aqg8xbYJN3Y) La parca pide permiso Nacido el 22 de diciembre de 1949 en la Isla del Hombre y criado en Australia, Robin Hugh Gibb tuvo un hermano mellizo de nombre Maurice Ernest (1949-2003) y otro mayor, Barry Alan Gibb (1946), con quienes integró Los Bee Gees (“Las abejas G”). El año pasado se le diagnosticó cáncer en el hígado y comenzó a crear su Réquiem por el Titánic, según declaró a la periodista Wendy Leigh, del tabloide londinense The Sun: “Uno de mis recuerdos más tempranos se remonta a cuando era un chavito de siete años y mi abuela me contó que su madre lloraba mares de lágrimas cuando supo que el Titánic se había hundido. “Luego, cuando cumplí ocho años de edad y yo con mi familia nos encontrábamos navegando rumbo a Australia para comenzar nuestra carrera musical e iniciar una nueva vida, quedamos atrapados en un monzón. “A veces las marejadas lanzaban el barco muy alto y un minuto más tarde lo azotaban hacia la profundidad. Los pasajeros empezaron a desmayarse por toda la cubierta y enfermaron del mareo, pero no así yo. Entonces, el capitán hizo aquel anuncio diciendo: ‘Que no cunda el pánico. No ha sucedido ninguna otra tragedia marítima desde que el Titánic se fue a pique en 1912’. “Desde luego que tal cosa no era cierta y la mencionó para animar a los pasajeros; sin embargo, de esa manera el espectro del Titánic emergía.” Para variar, durante su regreso a Inglaterra de Australia, en 1967, los tres hermanos Gibb y sus padres casi mueren en el Canal de Suez: “Una guerra civil había estallado en Aden y nuestro barco fue presa del fuego. Se nos ordenó a los viajeros dejar la cubierta y escondernos en nuestros camarotes. Resultó muy emocionante para nosotros ese momento, pero en verdad que todos allí pudimos haber sucumbido.” Homenaje a las almas valerosas Y en ese mismo año de 1967, Robin y su prometida Molly se vieron involucrados en el desastre ferroviario de Hither Green, al sur de Londres, donde perecieron 49 personas: “Era una mañana cuando yo ya me sentía en el trono del universo, toda vez que los Bee Gees habían conseguido gran éxito disquero con la pieza ‘Massachusetts’, y viéndolo en retrospectiva ‘Massachusetts’ probablemente me salvó la vida. Porque hasta ese día yo nunca había podido pagar un boleto de tren en primera clase, pero esa ocasión sí pude comprarlo debido a que nuestra canción ‘Massachusetts’ vendía como pan caliente… Aquel día, Molly y yo logramos sobrevivir al choque, a diferencia de los demás que no iban en primera clase.” Siento ganas de volver a Massachusetts, ciertas cosas me dicen que debo regresar al hogar. Pues las luces se apagaron en Massachusetts ese día cuando dejé a mi chica parada, esperándome… Las imágenes del accidente se le quedaron grabadas: “Cuerpos sin cabeza eran arrastrados fuera de los fierros del tren, las personas daban alaridos, Molly y yo fuimos llevados al hospital de Lewisham para curarnos. Yo tenía incrustado un fragmento de vidrio de una ventana entre mi pelo que tardaron semanas en sacármelo, pero eso fue de lo menos grave. El shock y el horror que vivimos fueron de lo peor, desde que llegamos al hospital era como entrar en un campo de batalla. A nuestro alrededor había gente que llegaba en camillas y sufría de heridas realmente horrendas. De pronto, yo ya no soportaría aquello. “La onda más dura de todas fue que yo no podía ayudar a nadie y me sentía inútil por ser incapaz de mitigar su dolor. Fue algo que no logré superar y supe que necesitaba huir de aquella matazón, así pues me escapé del hospital y fui a casa del representante de Los Bee Gees, Robert Stigwood.” Robin confesó que lloró a diario semanas enteras, aunque reconoció ante la reportera de The Sun que no por el hecho de haber vivido la experiencia del choque de trenes en Hither Green, ya se consideraba capaz de comprender mejor que nadie la tragedia del Titánic. Escribe Wendy Leigh: “Robin Gibb cree, empero, que le resulta más sencillo pararse en los zapatos de los pasajeros que perdieron la vida en el Titánic. Como coleccionista ávido de la memorábilia de objetos del Titánic, siempre se ha obsesionado por aquella desgracia, y muestra una pluma para escribir, elaborada con partes rescatadas tras el naufragio. “Fue un regalo de su segunda esposa, Dwina, quien también le obsequió otra similar a su hijo RJ Gibb. Eso lo motivó a apartarse de las canciones pop y con la ayuda de RJ –quien es también un músico talentoso-- se embarcó en la composición de su primera obra de música clásica”. Agrega Robin. “--RJ y yo nos tardamos dos años en escribir Réquiem por el Titánic, fueron dos años de entrega y definitivamente me siento bastante orgulloso de haber terminado nuestro trabajo artístico. Sólo poseo la esperanza de que Réquiem por el Titánic será un homenaje adecuado para aquellas almas valerosas que murieron en la tragedia, de modo que nunca sean olvidadas.” Además de “No llores sola”, la obra está integrada por los siguientes pasajes sinfónicos: “Triunfo (Construyendo la nave)”, “Adiós (La canción del inmigrante)”, “Maiden Voyage”, “Suite Nueva York en Do Mayor”, “Sub Atris (Bajo las estrellas)”, “Kyrie”, “SOS”, “Aflicción (Confutatis)”, “Salvación (Gradual)”, “Reflexiones”, “Amanecer”, “Navidad” e “In Paradisum (Despertar)”. Un video clip musical de la obra puede verse en el enlace de Internet http://www.youtube.com/watch?v=IDMdOcBuK70 (“Suite Nueva York”). Odessa, ciudad en el Mar Muerto Los Bee Gees han sido considerados como un trío hipermeloso y puramente comercial, tanto por sus enorme cadena de grabaciones que han vendido alrededor de 400 millones de discos en cinco décadas (“Yo comencé la broma”, “Palabras”, “Amar a alguien”, etcétera), como su incursión en “la onda disco” para los bailes de John Travolta en el soundtrack de la película Fiebre de sábado por la noche (1977). Su larga trayectoria fue reconocida en 1997, ingresando al Salón de la Fama del Rock’n’Roll (http://es.wikipedia.org/wiki/Bee_Gees). Quizá el antecedente significativo del Réquiem por el Titánic ancla en los instrumentales lejanos del cuarto álbum de Los Bee Gees, Odessa (“Sinfonía de los siete mares”, “La ópera inglesa”, “Himno con todas las naciones”), mágico disco doble con 17 piezas de géneros diversos y arreglos retadores que no obtuvo los elogios que merecía por la crítica de su época (hoy Wikipedia registra su catalogación como “el mejor álbum de los 60s”). Cuando resurgió al mercado nuevamente en tres CDs para grata sorpresa de generaciones amantes de la música popular anglosajona en 2010, el sonido de Odessa cruzó la prueba del añejo, victorioso, con rolas fuera de serie: el tributo al inventor “Edison” (en vals y 4/4); la campirana “Doy lo mejor”; los rocks “De repente” o “Murmullo murmullo”; baladas “Primero de mayo”, “No verás mi cara otra vez” o “Feria de Melody” y la encendida “Lámpara” con lírica gala, por ejemplo. En especial, el tema “Odessa (Ciudad en el Mar Muerto)” sobresale al ligar singladuras del sino Titánic a una leyenda temática con más de siete minutos de duración: Febrero 14 de 1899, el barco inglés “Verónica” se perdió en el mar sin dejar rastro. Oveja negra bala, te quedaste sin lana. Y el capitán Richardson dejó al morir una esposa solitaria en Hull. Querubín, he perdido un barco en el Báltico, me hallo sobre un iceberg corriendo en libertad… Odessa, ¡Oh, cómo vuela el tiempo! Tesoro, sabes que los vecinos de al lado ya no tienen a su perro. Congelándose, navegando en el Atlántico Norte, no es posible abandonar este océano nunca… Odessa, ¿cuán fuerte podría ser yo?... El 14 de Abril de 2012, The Sun informó que Robin había ingresado en una clínica privada; se encontraba acompañado por su mujer Dwina, su hermano Barry y sus tres hijos, temerosos de que a Gibb le quedasen "pocos días de vida". (http://www.thesun.co.uk/sol/homepage/features/4217222/Robin-Gibb-Writing-Titanic-music-helped-me-to-battle-cancer.html).

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