MÉXICO, D.F. (apro).- Faltaban cinco minutos para el final del juego y Tigres cabalgaba a la final del Torneo Clausura 2012 con un cómodo 2-0 sobre el local Santos. Los jugadores laguneros caminaban con la mirada en el suelo. Habían entregado el partido. Es más, Tigres parecía sobrellevar el partido y hasta el lujo de fallar dos goles se dio. Santos necesitaba lo que en ese momento se consideraba ya imposible, meter dos tantos en cinco minutos. Con el estadio en silencio, un ataque más de los santistas que llevaban 85 minutos sin generar una oportunidad de gol cobró otra dimensión. Darwin Quintero centró al corazón del área de los universtarios. Con un giro forzado de la cabeza, saltando al máximo, Oribe Peralta conectó por primera vez el esférico y lo colocó alángulo inferior izquierdo del portero Enrique Palos. Era el minuto 86. Le quedaban cuatro y la compensación para colarse a la final. Héctor Mancilla, a los minutos 6 y 26 había dado una clara ventaja a los Tigres, que dominaban a placer el partido y que se mostraban más que sólidos a la defensiva. Así acabó el primer tiempo y así transucrrió prácticamente el segundo. Se veía más viable que Tigres ampliara la ventaja a que Santos la acortara. En un contragolpe, al minuto 68, Lucas Lobos necesitaba empujar el balón para el 3-0 y su disparo, a unos metros de la solitaria portería se estrella en el poste izquierdo. Otra descolgada felina, al minuto 84 terminó en un tiro demasiado cruzado de Alan Pulido que pintaba también para ampliar el marcador. Pero algo pasaría esta noche en el estadio lagunero. Santos acortó al minuto 86. Paasaron tres largos minutos. De nuevo Darwin Quintero se hizo del balón. Oribe Peralta marcó elpase alas espaldas del defensa Hugo Ayala. El ecuatoriano se la tocó como con la mano. Oribe giró el cuerpo y soltó un trallazo que terminó en gol. La locura en el estadio santista. Tenían el pase a la final. Tigres, actual campeón, no reaccionó. Llegó el silbatazo. La final será Monterrey-Santos. El primer partido el jueves en tierra de los rayados. El de vuelta, en La Laguna.