Quebec: Otro despertar estudiantil

viernes, 6 de julio de 2012 · 20:58
MÉXICO D.F. (apro).- En febrero pasado --cuatro meses antes de que el movimiento #YoSoy132 irrumpiera en la escena política mexicana-- los estudiantes de Quebec, inspirados en las protestas chilenas, salieron a las calles para evitar un incremento de mil 778 dólares canadienses en la matrícula universitaria, cuyo pago se distribuirá en un lapso de siete años. Han protagonizando las marchas más nutridas en la historia de Canadá y se proponen frenar las aspiraciones de relección del actual primer ministro liberal Jean Charest. Los días 22 de marzo y 22 de mayo organizaron manifestaciones a las que acudieron más de 200 mil personas. A partir de ello lanzaron una campaña de información a la población sobre las acciones del gobierno del Partido Liberal de Quebec, el cual dirige la política de la provincia francófona canadiense desde el 2003. De acuerdo con la nota Estudiantes de Quebec revisan estrategias para el verano, publicada el pasado 26 de junio por Montreal Gazette, la Federación de Estudiantes Universitarios de Quebec (FEUQ) señaló que el gobierno quiere apartar a los estudiantes del resto de la población, por lo que miembros de este movimiento tocarán casa por casa para explicar sus acciones. “El gobierno de Charest aprovecha la división para preparar las próximas elecciones”, dice a Apro Stéphanie Desroches, estudiante quebequense. “Pretende esconder lo que está en juego para las próximas elecciones, dejando de lado temas como los recursos naturales. Por eso apuesta a construir una imagen de garante del orden y la seguridad”. Los gobiernos liberales llegaron al poder a Quebec en 2003, después de nueve años de dominio del izquierdista Parti Québécois. Desde el principio de su administración, el primer ministro Jean Charest enfrentó manifestaciones de sindicatos obreros debido a su política de ajustes estructurales, como la reducción del gasto social y del tamaño del gobierno. En 2006 enfrentó una dura oposición de grupos ambientalistas cuando permitió la construcción de condominios privados en el parque nacional de Mont Oxford. Aumentar el precio de las matrículas, un 82% por estudiante, fue una de las promesas que Charest hizo en las elecciones de 2007. Desde entonces, la Asociación por una Solidaridad Sindical Estudiantil (Cassee, por su acrónimo en francés), analizó la posibilidad de realizar una huelga. “El gobierno admitió varias veces que su decisión de aumentar la colegiatura es política y no económica”, dice Desroches. La estudiante cuenta que el sistema público de Quebec, desarrollado en los años sesenta, establece una educación y un sistema de salud totalmente gratuitos. “El gobierno liberal quiere cambiar este modelo socialdemócrata por un modelo más liberal, en simbiosis con el resto de Canadá”, explica. Debido a este tipo de medidas Charest llegó, en marzo de 2011, a tener el récord histórico de la más baja aprobación para un Primer Ministro: 13%. Ya entonces estudiaba la posibilidad de cumplir con su promesa de elevar el costo de las colegiaturas. El pasado 13 febrero el movimiento estudiantil organizó manifestaciones de protesta y una huelga indefinida que dura ya cinco meses. En menos de un mes el número de manifestantes aumentó de decenas a cientos de miles y los enfrentamientos entre estudiantes y la policía fueron más intensos. El gobierno de Charest emitió el 18 de mayo la Ley 78. Se trata de una “Ley de Emergencia” que suspendió el semestre escolar de invierno, ilegaliza cualquier protesta adentro o cerca de algún campus universitario y pone trabas a los trabajadores de las universidades para apoyar las marchas. Desrochers cuenta al reportero que llevó un muñeco zapatista a Quebec, y sus amigos le hicieron una broma: “Él no podría participar en las protestas”. Y es que, la Ley 78 también prohíbe llevar máscaras en las manifestaciones. El pasado 22 de mayo la organización Amnistía Internacional difundió un documento en el que señala que la Ley 78 está en contra de las obligaciones internacionales en materia de derechos humanos contraídas por Canadá. Lo mismo opina la Barra de Quebec, la mayor organización de abogados del país. A las autoridades “no les interesa tomar en cuenta las reivindicaciones populares”, resalta Stéphanie. Cambio a futuro El músico y escritor quebequense Stefan Christoff escribió el texto titulado El conflicto de Quebec contrasta visiones sociales, el cual fue publicado el pasado 31 de mayo por la cadena árabe Al Jazeera. El texto relata la historia de un Quebec que sufrió intensos cambios sociales durante la década de los sesenta; entre ellos el nacionalismo, la creación del Estado del Bienestar y una larga historia de movimientos estudiantiles (1968, 1974, 1978). Predice, además, un profundo cambio en la sociedad de Quebec, el cual, sostiene, que tendrá eco a nivel mundial si prospera el actual movimiento estudiantil. “El movimiento va a dejar su huella. Su mayor aporte será de haber politizado a una generación que no se sentía muy interesada por la política”, opina Desroches, “Creo que puede crear un sentimiento de solidaridad a partir de reivindicaciones”. Sin embargo, considera que muy pocas personas --acaso los intelectuales y los universitarios--, se enteran de los movimientos sociales y estudiantiles en otras partes del mundo. “Tomo en cuenta la influencia de los medios de comunicación: la cobertura de las noticias internacionales no es muy amplia, y, por ejemplo, casi nadie sabe en Quebec lo que representa la relección del PRI (en México)”, señala. Y aclara: “No hay que olvidar los factores endógenos de las luchas, que permiten que cada grupo pida cambios concretos y arrimados al contexto real”.  Desrochers explica que el movimiento estudiantil de Quebec no tiene proyectos más allá de la resolución del tema de las cuotas escolares. “El movimiento no se va a convertir en un partido político. De hecho, los medios de comunicación preguntan seguido a los líderes si se veían como políticos, y quedó claro para la mayoría de ellos que no era un proyecto profesional”, dice. Tampoco cree que el movimiento actual se convierta en un movimiento social a largo plazo, a pesar de que las asociaciones estudiantiles permanecerán. “El movimiento de Quebec está encabezado por cuatro asociaciones estudiantiles que existen desde hace mucho tiempo y que representan a todos los estudiantes. Su mandato abarca más que la resolución del conflicto”, dice Desroches. 132 al cuadrado Al comenzar el movimiento, los manifestantes comenzaron a usar el cuadrado de color rojo como símbolo, el cual recuerda la frase francesa carrement dans le rouge; es decir: encuadrados, golpeados en números rojos. Una referencia a la creciente deuda que tendrán los estudiantes por el aumento de las colegiaturas. El joven fotógrafo quebequense de sobrenombre Thien V. publicó en su blog quelquesnotes.wordpress.com varias fotografías de canadienses portando creativas insignias de cuadrados rojos que van desde pantalones de tablero de ajedrez hasta tatuajes. Llama la atención la foto 12 del álbum de la marcha del 22 de junio. En ella aparece una pancarta que dice en castellano: “YoSoy132”. El número 2 aparece enmarcado por un cuadrado rojo. Y es que los estudiantes del Canadá francófono reconocen que se han inspirado en los movimientos estudiantiles de América Latina. No por nada llaman “cacerolazos” a las últimas manifestaciones nocturnas que pretenden anular el efecto de la Ley 78. Protestan ruidosamente en las noches. Miles de jóvenes acompañados por familias enteras se ven en las fotos que circulan por la red. Portan sartenes y ollas que usan como tambores. Desroches participó en tercera Asamblea Interuniversitaria del Movimiento #YoSoy132 que se llevó a cabo el pasado 11 de junio en la Universidad Iberoamericana. Ahí, ante los estudiantes mexicanos, dijo: “Más de 100 días en huelga, y nadie lo hubiera sabido si The Washington Post no saca un artículo sobre nosotros”. “¡No están solos!”, gritó la concurrencia. “Por eso agradecemos su apoyo: Nosotros también somos Latinoamérica”, contestó la estudiante quebequense. Entrevistada durante dicha asamblea, Desroches aclaró al reportero que la organización es básica y de ella depende el futuro del movimiento, especialmente cuando, por primera vez en la historia tanto de Quebec como de México, las universidades públicas y privadas están unidas. “Los estudiantes de Quebec también somos 132”, dijo.

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