MÉXICO, D.F. (apro).- El famoso psiquiatra Carl Gustav Jung (Michael Fassbender) se encuentra sentado frene a un lago, perplejo, parece no poderse quitar de encima un sueño que no puede analizar. Su matrimonio no va bien, su amante y gran amor Sabrina Spielrein (Keira Knightley) está a su lado pero llegó con la noticia de que va a casarse, y para colmo, la relación entre Jung y su mentor, Sigmund Freud (Viggo Mortensen), se ha roto por completo. En ese contexto Jung dice una frase que marca la esencia de la película: “A veces hay que realizar acciones imperdonables para poder seguir adelante”. Un método peligroso (A Dangerous Method, 2011) de David Cronenberg, es una cinta fascinante y al mismo tiempo dolorosa, tanto para los personajes como para uno mismo. Si bien la historia habla acerca de la fundación de diversas teorías que se desprendieron del psicoanálisis freudiano, es también una historia sobre la búsqueda de uno mismo y el doloroso proceso que conlleva. Todo comienza cuando Jung conoce a una paciente, Sabina Spielrein (Knightley), que se presenta con un típico cuadro de histeria, ideal para utilizar los métodos freudianos. Sin embargo, hay un par de cosas que Jung observa, se salen de la comprensión del enfoque psicoanalítico. Por ejemplo, Jung estaba realizando un escrito con una paciente ficticia de nombre Sabrina S, antes de conocer a Spielrein. ¿Coincidencia? Jung no lo cree así, está convencido de que todo ocurre por una razón y acuña el término “sincronicidad” para etiquetar eventos separados que no están unidos por la casualidad. ¿A qué se debe la sincronicidad? Jung no está seguro pero decide buscar respuestas, y en su búsqueda enfrentará un proceso duro. Por su parte, Spielrein también vivirá con el dolor de una manera particular, que la llevará a convertirse en una psiquiatra prominente. Con tanta teoría parece que los que vayan a verla deben conocer algo de psicología o psiquiatría pero eso pasa a segundo término, lo interesante es la manera en que los personajes deciden tomar caminos dolorosos para encontrarse a sí mismos… ¿es la única manera? Al final, Jung o más bien Cronenberg, nos da una respuesta fascinante.