MÉXICO, D.F. (Proceso).- En estos seis años, XEIPN Canal Once se ha transformado casi por completo. Para comenzar por el nombre, ahora es Once Tv México; para seguir con los pactos en la cúpula en aras de quitarle al IPN la soberanía sobre la señal y pasársela a la Secretaría de Gobernación, a través de los acuerdos en su momento denunciados como ilegales por académicos del Instituto, y la creación del OPMA. Este organismo se encargó de obtener frecuencias adicionales que ampliaron de manera notable la cobertura del canal, aunque no tanto como para decirse nacional. Y por último abiertamente incluyeron comerciales bajo la supuesta careta del patrocinio. Según datos de la propia emisora, el canal ya tiene su espejo digital, el 33 en el Distrito Federal. Y también completó 28 frecuencias analógicas, la mayor parte en UHF en 19 estados de la República. A una parte de ellas se les otorgó asimismo una frecuencia digital, son apenas 13. ¿Cuál es la razón de no haber otorgado a todas su canal analógico? Si consideramos que el apagón se adelantó para 2015, lo eficiente hubiese sido darle a todas las repetidoras de un canal del Estado, su equivalente digital para que puedan hacer la transición sin problemas. Paralelamente a las modificaciones administrativas y de infraestructura Canal Once vio transformada su pantalla en un vuelco casi total, pasó de ser el canal con mayor producción propia a un escaparate de series estadunidenses y británicas, muchas de las cuales pueden ser sintonizadas en los sistemas de paga del país. Dos días de la semana al azar muestran con cifras lo dicho: un lunes hay seis programas nacionales y 15 extranjeros, un viernes aparecen 10 nacionales y 16 foráneos. Y no es sólo la factura, hay que señalar la escasa variedad temática: animales, consejos para la supervivencia en la selva, en catástrofes naturales, comida, viajes. México aparece muy poco, quedan algunos programas antiguos como La ruta del sabor, Conversando con Cristina Pacheco, Aquí nos tocó vivir y Primer plano. Y se produjeron programas de entretenimiento frívolos, imitando a las series de la televisión estadunidense. En este giro la parte política no podía estar ausente: una barra cotidiana para los asuntos sociales, políticos y económicos: Primer plano, Dinero y poder, Espiral, Línea directa, Agenda a fondo. Salvo Primer plano, que tuvo al menos a un par de analistas críticos, todos los demás programas fueron conducidos por comentaristas de talante conservador, muy afín a la línea gubernamental. Semana a semana trataron de justificar las medidas del PAN y del ejecutivo. De vez en cuando dando lugar a la polémica para barnizarse de plurales. Los noticiarios pasaron a ser propaganda del presidente e incluyeron anuncios disfrazados. El clímax llegó con la campaña electoral, el viraje se afianzó...