Gran Bretaña: Primera líder sindical

viernes, 20 de julio de 2012 · 21:52
LONDRES (apro).- Gran Bretaña hizo historia este mes: una mujer se convirtió por primera vez en la secretaria general del mayor sindicato del Reino Unido. El pasado martes 10, el Congreso de Sindicatos británicos (TUC, por sus siglas en inglés), la principal coalición de gremios de Gran Bretaña con poder para convocar las movilizaciones de trabajadores más numerosas, nombró a Frances O'Grady, de 52 años, como su secretaria general, en medio de fuertes disputas con el gobierno de coalición del primer ministro conservador David Cameron por las polémicas recetas de ajuste y despidos en el sector público. O'Grady obtuvo en forma unánime la votación de los delegados de los gremios que componen el TUC. Reemplazará en septiembre a Brendan Barber al frente de la poderosa entidad sindical, que cuenta con alrededor de 6 millones de afiliados. Barber, muy cercano al opositor Partido Laborista --que históricamente ha sido el principal donante del TUC--, abandonará su cargo tras 10 años como jefe de la coalición de gremios. O'Grady calificó su nombramiento como un "gran honor". Prometió utilizar su posición e influencia para garantizar que el TUC "siga defendiendo a los trabajadores". Esta es la segunda vez que la activista inglesa hace historia en el ámbito sindical de Gran Bretaña, luego de que en 2003 se convirtió en la primera mujer en ser elegida como vicesecretaria general del TUC. "Nunca más que ahora es necesario un movimiento sindical fuerte y responsable", afirmó O'Grady en un comunicado, en referencia a la difícil situación de miles de trabajadores del sector público cuyos empleos se ven amenazados por el impopular programa de ajustes, despidos y recortes presupuestarios de Cameron. "Con las políticas de austeridad que golpean duro, sin evidencia de que estén funcionando para los trabajadores, y tras haberse demostrado durante años que estas medidas no han sido efectivas, las personas en empleo necesitan del TUC para que los defienda, ahora más que nunca", continuó la sindicalista. Según O'Grady "hay que abogar por el crecimiento y la alternativa de empleos, aprovechando una oportunidad única para construir una economía justa, productiva y ecológica que funcione para todos los ciudadanos de a pie". La futura jefa del TUC fue la única candidata nominada por los sindicatos, con 32 de los 54 gremios afiliados que la eligió unánimemente. Aunque O'Grady es poco conocida fuera del movimiento sindical en Gran Bretaña, es una de las gremialistas británicas más reconocidas dentro del sector, con una larga y fructífera trayectoria, y un historial en su familia de lucha de los derechos de los trabajadores: su abuelo había sido uno de los miembros fundadores del sindicato de empleados del transporte irlandés (ITGW, por sus siglas en inglés). "Desde temprano ella fue reconocida como una estrella en ascenso", declaró el exsecretario general del TUC, John Monks. "Ella es muy diplomática y tiene mucho encanto e imaginación. Cuenta con energía y dinamismo, además de poseer las habilidades necesarias para ser una muy buena secretaria general", agregó. Nacida en la ciudad de Oxford el 9 de noviembre de 1959, O'Grady se graduó en Ciencias Políticas e Historia Moderna de la Universidad de Manchester a comienzos de los años ochenta, antes de obtener un diploma en relaciones de trabajo y estudios sindicales del Middlesex Polytechnic, uno de los llamados “semilleros” de sindicalistas en Gran Bretaña. A mediados de los años noventa se sumó al TUC, tras pasar varios años trabajando en el sindicato de transportistas TGW, donde hizo campaña a favor del salario mínimo, salarios igualitarios entre mujeres y hombres, y mayores derechos para aquellos empleados despedidos. La activista, luego de finalizar sus estudios universitarios, trabajó de forma voluntaria en varios organismos no gubernamentales, apoyando campañas a favor de los derechos de los trabajadores e inmigrantes y oponiéndose a las políticas privatizadoras de la entonces primera ministra británica, Margaret Thatcher. Dentro del TUC, O'Grady se opuso a la abolición del Consejo de Sueldos para Trabajadores Agrícolas (que buscaba reducir los salarios de ese sector), e hizo campaña por el salario vital y móvil, trabajando para atraer a más jóvenes al sindicalismo y dejar atrás una histórica imagen de los gremios británicos como “entidades machistas, dirigidas por y para hombres”. Su ascenso dentro del congreso de sindicatos fue meteórico. En 1994 fue nombrada secretaria de campañas del TUC, tres años más tarde fundó la influyente Academia de Organización dentro de la entidad, y en 1999 se convirtió en la jefa del Departamento de Organización del congreso de sindicatos, dando entrenamiento a más de medio millón de empleados públicos, antes de ser votada unánimemente como vicesecretaria del TUC, en 2003. Como vicesecretaria, O'Grady lideró la exitosa campaña por el Acuerdo de Principios de Cooperación con las autoridades de los Juegos Olímpicos, garantizando sueldos básicos y condiciones de trabajo óptimas para todos los empleados involucrados en las Olimpiadas de Londres. Fue además una de las principales figuras dentro del sindicalismo en oponerse a los planes del gobierno conservador para desmantelar el Servicio Nacional de Salud (NHS), creado tras la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) para ofrecer servicios de salud a millones de británicos luego del devastador conflicto bélico, y que dio inicio al Estado de Bienestar británico. Casada y con dos hijos, O'Grady vive en el norte de Londres, muy cerca de la sede del TUC, en el histórico barrio de Camden. Kevin Maguire, editor asociado del periódico izquierdista Daily Mirror y quien conoce personalmente a O'Grady desde los años ochenta, es de los que considera a la sindicalista como una mujer "muy persuasiva" e "ideal" para negociar con las autoridades en el gobierno por los derechos de los trabajadores. O'Grady asumirá al puesto durante el próximo congreso anual del TUC en Brighton, en el sur de Inglaterra, en medio de fuertes disputas con el gobierno de coalición conservador-liberal democrático para que detenga sus planes de despidos masivos dentro del sector público, como prometió al asumir el poder en mayo de 2010. El congreso de sindicatos ha amenazado con una "oleada" de protestas y medidas de fuerza para octubre y noviembre próximos en repudio a los despidos y a la fuerte reducción del presupuesto estatal impulsado por Cameron para achicar el déficit fiscal y el endeudamiento del Tesoro.

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