Acerca de Mineras que se nutren de muerte

sábado, 25 de agosto de 2012 · 13:17
De integrantes del SNM Señor director: En Proceso 1868, dentro del reportaje Mineras que se nutren de muerte, la señora Cristina Auerbach, del grupo Pastoral Laboral, vuelve a afirmar dolosas mentiras y absurdas calumnias contra el Sindicato Nacional de  Mineros (SNM) y sus más de 150 mil miembros y sus familias, a las que la revista que usted dirige les da plena entrada, en lo que parece ser un plan concertado para difamar a nuestra histórica organización sindical, la cual ha  enfrentado durante más de seis años una perversa persecución política y judicial de parte de los gobiernos conservadores de Vicente Fox y Felipe Calderón, así como de empresas sin la mínima responsabilidad social ante sus trabajadores y la nación. En aras de la tolerancia, habíamos guardado silencio ante las deleznables manipulaciones de la verdad que desde hace años lanzan contra el sindicato organismos como la Pastoral Laboral, la Familia Pasta de Conchos y otros. Éstos se escudan con la careta de la defensa de los derechos humanos, pero en realidad actúan contra los derechos humanos de los trabajadores mineros, en especial los del carbón de Coahuila y sus familias, que han estado manipulados –pero no por mucho tiempo más– por el empresario Alonso Ancira Elizondo a través de sus “charros” de la llamada Alianza Minera, y en otras partes del mismo estado por Germán Feliciano Larrea Mota Velasco, dueño de Grupo México. Con el pretexto de censurar la conducta del gobierno y de las empresas que sin misericordia explotan la mano de obra minera, pretenden estos grupos responsabilizar al SNM  de la situación en la Mina VII de Minerales del Norte, S. A. (Minosa), en Barroterán, Coahuila. Intenta Proceso meter en el mismo saco de “crueles dioses” a los “codiciosos empresarios de la minería”, así como a “las autoridades del ramo y las organizaciones gremiales”, e insiste a lo largo del reportaje de Juan Alberto Cedillo y Arturo Rodríguez García en esa falsa cuanto malintencionada imagen. Y no es así. El sindicato ha enfrentado con dignidad y valentía estos seis años la perversa persecución política en contra suya y de su líder máximo, Napoleón Gómez Urrutia, de parte de los gobiernos conservadores de Fox y Calderón y de los empresarios mineros que despiadada y vergonzosamente abusan de la necesidad económica de los trabajadores que por miserables salarios arriesgan su vida, como en el caso de la Mina VII de Minosa, que tuvo seis muertos el 3 de agosto de 2012, y en el de Pasta de Conchos en 2006, donde perdieron la vida 65 mineros víctimas del “homicidio industrial”. A esos trabajadores, con la complicidad total de los gobiernos federal y local, así como de autoridades laborales sin escrúpulos, les impiden sindicalizarse y protegerse a través de la organización reconocida como la auténtica y representativa, el SNM. En Proceso, siguiendo la línea de esos grupos confesionales, se pretende reducir el problema a un asunto “intergremial”, a una cuestión de puja entre agrupaciones sindicales, lo cual es falso. El viernes 10 de agosto, la señora Cristina Auerbach fue a la Mina VII de Minosa, en una camioneta Chrysler color arena con el logotipo de esta empresa, a abogar en favor de la compañía de Alonso Ancira, presionando a los mineros en paro de protesta para que retornaran a las labores, pero sobre todo intimidándolos para que no tengan ningún nexo con el SNM. Los mineros en paro no aceptaron el chantaje, y cuando empezaron a gritar “¡Nacional, Nacional!”, en apoyo al SNM, esta persona se encolerizó y abandonó el lugar, no sin que dos días después acudiera ella misma a fotografiar a los paristas, no se sabe con qué propósitos. Al señalar ella que el Grupo Acerero del Norte, cuyos recursos y vehículo estaba utilizando, no ejercería represalias contra los paristas, bajo la condición de que no tengan relaciones con el SNM, realizó la más clara confesión de que estaba hablando a nombre de esa compañía y de que fue allí a convalidar a Alonso Ancira Elizondo, director de Grupo Acerero del Norte, que es la corporación matriz de Minosa, y a atacar al SNM. Por esta defensa de Ancira Elizondo por Auerbach, aquél resulta ser responsable total en todo lo que concierne a la Mina VII. O sea, son Cristina Auerbach, la Pastoral Laboral y los otros grupos que tienen un problema sindical, precisamente por tener enfiladas sus baterías de falsedades contra el SNM. Bajo la hipocresía de que ella y los grupos mencionados no están a favor de ninguna organización gremial, como pretende el reportaje en Proceso, la señora Auerbach da por sentado que hay otro sindicato minero además del nuestro, y eso es una mentira descarada, pues sólo existe el Sindicato Nacional de Mineros, con presencia legal, y el otro no es sindicato, sino un membrete a modo, un engendro creado por Alonso Ancira Elizondo, principal accionista y director del Grupo Acerero del Norte. Ancira Elizondo utiliza el terrorismo empresarial y las amenazas permanentes contra los trabajadores de Monclova y de la región carbonífera de Coahuila, y con esta invención, llamada Alianza Minera, que no es más que un sindicato blanco o “charro”, se ha manejado para atropellar los derechos e intereses de los genuinos mineros, metalúrgicos y siderúrgicos que laboran en las empresas que con malas artes llegó a controlar y dirigir, precisamente para no ser cuestionado por la apropiación ilegal que obtuvo a precio de regalo de parte del entonces presidente Carlos Salinas y su secretario de Hacienda Pedro Aspe, bajo cuyas sombras maléficas se sigue protegiendo. La señora Auerbach afirmó con absoluta ignorancia del derecho que las denuncias por “homicidio industrial” son “improcedentes porque este delito no existe, y por ello exigió que no intervinieran los dirigentes sindicales en pugna”. Pero entre abogados es conocido que si un delito no está tipificado en la ley, no quiere decir que no se cometa o no pueda cometerse. Además, en la ley penal existe claramente el delito de “comisión por omisión”, equivalente al de “homicidio industrial”, aplicable a los delitos que han cometido Grupo México y Grupo Acerero del Norte. La postura de la señora Auerbach empata con la de Germán Larrea, quien pretende ignorar el “homicidio industrial” de Pasta de Conchos, pues para él y los abogados a su servicio la acusación por este delito “es improcedente”. A aquello terció el vocero de Altos Hornos de México de Ancira Elizondo, Francisco Orduña, diciendo que “el paro ya derivó en un conflicto intersindical en el que la empresa ya no intervendrá”, declaración que pone en el mismo nivel de complicidad a la señora Auerbach y al vocero de AHMSA. Pero esto no es nuevo en la señora Auerbach. Ocurrió desde el “homicidio industrial” de Pasta de Conchos el 19 de febrero de 2006, lugar al que ella no se presentó sino hasta un año después, pero lo hizo sólo para dividir a los familiares y deudos de los 65 mineros muertos, lo cual favoreció al impune empresario, principal responsable de ese asesinato corporativo, Germán Feliciano Larrea Mota Velasco, dueño de Grupo México y de la Mina 8 de Pasta de Conchos. La actuación de la señora Auerbach no ha sido limpia ni honesta, pues se ha inclinado desde un principio a denostar al SNM, y con ello a dar argumentos al dueño de Grupo México, sus directivos y accionistas. En espera de la publicación de esta carta, le expresamos nuestro respeto. (Carta resumida.)   Atentamente Tomás Hernández Castillo, secretario de Seguridad Social, Previsión e Higiene; Isidro Méndez Martínez, secretario de Organización, Propaganda, Estadísticas y Educación; J. Genaro Arteaga Trejo, secretario de Asuntos Políticos del Comité Ejecutivo Nacional, y Daniel Cosío, 1er. vocal del Consejo General de Vigilancia y Justicia.         Respuesta de los reporteros   Señor director:   E n relación con la carta precedente, nos permitimos precisar algunos aspectos que atañen a la información publicada, a fin de aclarar la confusión de los remitentes: 1. El reportaje informa sobre la inseguridad con que operan las minas de carbón en Coahuila y los impedimentos para que sean seguras. No se ocupa de persecuciones al Sindicato Nacional de Mineros (SNM), ni de privatizaciones, ni de conflictos ajenos a lo que ocurre en la Mina VII. 2. En la muerte de mineros se ha documentado la implicación de empresarios, autoridades y sindicalistas de una facción u otra. En el reportaje aludido, por ejemplo, se menciona que a partir de Pasta de Conchos suman ya 148 los mineros muertos, pero apenas empieza la cancelación de concesiones; que el gobernador Rubén Moreira prolongará la compra de carbón a “pocitos” inseguros un año más; que la empresa Altos Hornos de México condiciona la desgasificación de las minas a que se libere el aprovechamiento económico del gas asociado al carbón, y que los dirigentes de la Alianza Minera Nacional (AMN) optaron por informar primero a la empresa que a los trabajadores sobre la situación de la Mina VII. No pasa inadvertido que la carta del SNM se limite a citar la muerte de los trabajadores en la mina Pasta de Conchos y en la Mina VII, propiedad de empresas con las que tiene conflicto, cuando han sido numerosos accidentes fatales en minas propiedad de otros empresarios. Tampoco aborda el SNM la problemática de los “pocitos”, que concentran cerca de la mitad de las muertes. 3. El texto informa que se declaró la “suspensión” de la Mina VII por un mes y hasta que se repongan las condiciones de seguridad. También, que la empresa aceptó la suspensión y los resultados de la inspección. Luego, el paro del que habla el SNM se realiza donde oficialmente no hay labores, sin propuesta concreta en materia de seguridad y sí con una exigencia de reconocimiento. 4. El reportaje no se funda en “una línea confesional”, sino en los documentos emitidos por la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, la Secretaría de Economía, la Secretaría del Trabajo y la vocería de la empresa, además de que uno de los reporteros estuvo presente en el lugar, como se consignó. 5. Respecto a las declaraciones de la activista Cristina Auerbach, lo que afirma la carta que ella declaró no corresponde a lo que publicaron los reporteros respecto a su posición sobre la empresa. Finalmente, las inferencias y consideraciones adicionales no nos merecen ningún comentario.   Atentamente Juan Alberto Cedillo y Arturo Rodríguez

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