Llama Sicilia a poner fin a la barbarie de la guerra que discrimina

jueves, 30 de agosto de 2012 · 17:56
ATLANTA, Georgia (apro).- El mausoleo del reverendo Martin Luther King casi flota en el agua. Está ubicado en el centro de un largo estante, sobre una plancha circular de cemento debajo del cual el líquido transparente corre sin ningún dique que lo detenga. Del lado de la cripta del reverendo hay un prefacio que dice: “Libre hasta el final, libre hasta el final, Gracias Dios. Soy libre hasta el final”. El lugar, localizado en el centro de la ciudad, es un símbolo de la lucha del movimiento de la comunidad afroamericana por los derechos civiles. Ahí se encuentra el cuerpo del líder del pueblo afroamericano asesinado en 1968, así como el de su esposa, Coretta Scott King, fallecida en 2006. Ahí el reverendo Gerald Durley, representante de 200 iglesias metodistas del estado, saludó a la Caravana por la Paz y le refrendó su apoyo en la manifestación que realizará el 12 de septiembre en Washington. Compañero de Luther King, el reverendo condenó la guerra contra las drogas y se pronunció por acabar con la violencia que ha ocasionado miles de muertos en México y Estados Unidos. También censuró la criminalización de la comunidad negra. A su vez, Edward Dubose, representante de la Asociación Nacional de Gente de Color (NAACP, por sus siglas en inglés) también protestó por la estrategia militar y policiaca en la lucha contra las drogas y sus consecuencias. “Hay que parar la guerra contra las drogas, hay muchos encarcelados a causa de esta llamada guerra. Ya basta de ir a los funerales, cada vez que bajan un cuerpo a una tumba nueva, una parte de mí muere”, dijo. Luego de proponer que el presupuesto destinado al Ejército se canalice mejor a la educación, a la juventud y al bienestar, añadió: “Cada vez que cae un mexicano, cada afroamericano, cada latino, cada americano que muere, muere uno de nosotros. Si Martin Luther King viviera, estaría con la Caravana por la Paz”, expresó el líder de NAACP. Asimismo, dijo que este era un momento especial para ellos porque se encontraban ante un movimiento que, como el de ellos, busca la justicia. “Nosotros estamos del lado de la justicia, debemos reformar el sistema de lucha contra las drogas, del tráfico de armas”, comentó, y envió un mensaje a las familias que integran la Caravana: “No se den por vencidos, no se rindan, venceremos. Sigan fuerte, manténganse erguidos y unidos”. Visiblemente conmovido, el poeta Javier Sicilia agradeció el apoyo del reverendo y del dirigente de NAACP, pero sobre todo por estar en este simbólico lugar. “Para mí, Martin Luther King y su lucha por los derechos civiles es la lucha por la humanidad desde una pequeña localidad. Hemos venido a agradecerle la luz que nos ha dado. En lo personal que me siento honrado, traigo dolor y vengo a pedirle su ayuda, que nos enseñe el camino para acabar con esta guerra contra las drogas que ha puesto en peligro los derechos civiles”, manifestó el escritor. Luego de dejar unas flores, los líderes de la comunidad negra de Atlanta y las víctimas de la guerra contra las drogas que integran la Caravana por la Paz realizaron una marcha al Capitolio de la ciudad. Por casi media hora marcharon sobre las banquetas sin llevar pancartas ni las fotos de sus familiares, porque no tenían permiso para una manifestación de esta naturaleza en las calles. En el trayecto hicieron una parada en las oficinas de la campaña de Obama y, con gritos, pidieron que se detenga la guerra contra las drogas. Los transeúntes tomaban fotos al contingente de mexicanos que no dejaban de gritar en español e inglés “el pueblo unido, jamás será vencido”. “Estamos orgullosos de estar caminando juntos. Yo desde los 19 años participé en el movimiento de Martin Luther King. Ahora veo en el Movimiento por la Paz un enorme futuro y lo vamos a apoyar”, comentó en el camino al capitolio. Ya en el Capitolio, el reverendo insistió en que se tiene que terminar con la guerra contra las drogas y reconoció la fuerza del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad y el liderazgo de Sicilia. “Muchas de las personas que pasan por tragedias se dejan vencer, otros se enojan o se deprimen o maldicen al mundo del crimen, a los narcotraficantes, a las drogas, pero se sientan y no hacen nada. Hay mucha gente que no hace nada contra las drogas, las pandillas o las armas, el miedo los ha abrumado y consumido. La Caravana es un grito de las personas que quieren cambiar las leyes contra las drogas. Debemos alzar la conciencia para que escuchen y se cambien las leyes”, dijo frente al edificio monumental. Además, se pronunció por unir fuerzas porque, dijo, esta causa es justa, con mucha fuerza moral que puede despertar a las dos naciones. Edward Dubose propuso crear una comisión binacional que estudie la situación y haga propuestas de reformas para cambiar la estrategia de guerra y ayudar más a las comunidades empobrecidas y golpeadas por la violencia. Al participar en el acto frente al Capitolio, la senadora de origen anglosajón Nan Orrock reconoció que el gobierno estadunidense no puede estar sordo a lo que pasa en México. “La valentía de la Caravana habla por sí misma del compromiso que tiene, personas de conciencia de todo el mundo deberían expresarse para parar esta atrocidad. El gobierno de Estados Unidos debe responsabilizarse de este círculo vicioso que está terminando con la vida de muchas personas”, afirmó la legisladora. Durante el evento, Sicilia leyó un texto que ya había escrito para Montgomery y que no pudo presentarlo por problemas de agenda. Luego de guardar un minuto de silencio, el poeta criticó severamente la guerra contra las drogas establecida desde Nixon. Sostuvo que no ha reducido el consumo ni el comercio de enervantes y sí, en cambio, ha ocasionado la muerte de miles de jóvenes, aumentado la venta de armas de exterminio, multiplicado el crimen organizado, enriquecido a lavadores de dinero, corrompido autoridades y militarizado a México. Luego de agradecer el apoyo, manifestó: “Salvemos la democracia y los derechos. Tenemos que salir juntos del oscuro valle de la barbarie de una guerra que discrimina”.

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