Ivonne la poderosa, la acaparadora de Dzemul

sábado, 6 de octubre de 2012 · 19:41
Y mientras en el caso del exgobernador priista Humberto Moreira una tragedia familiar complica ulteriores ambiciones, en el de la exmandataria de Yucatán, la también priista Ivonne Ortega, el poder crea fortuna: ella deja a su familia bien provista de tierras de alto jvalor turístico y arqueológico,  al presupuesto de esa entidad agobiado durante 25 años por deudas y costosos proyectos “culturales”. Ahora se dispone a saltar al gabinete de Enrique Peña Nieto, en una alianza de temibles dinastías priistas: la de Dzemul y la de Atlacomulco. MÉRIDA, Yuc. (Proceso).- En colindancia con la zona arqueológica de Xcambo –“lugar del lagarto celestial”, en maya–, de casi 2 mil años de antigüedad, está uno de los sitios más hermosos y de mayor biodiversidad de la costa yucateca. En esos humedales, adonde migran los flamencos y otras aves acuáticas, hay parcelas salineras de los ejidatarios de Dzemul, desarrollos turísticos con villas de descanso y playas privadas para estadunidenses, canadienses y no pocos empresarios y políticos mexicanos. En Xcambo, donde los mayas del periodo preclásico practicaron el trueque, parte de la zona arqueológica y de los terrenos de la costa ya tienen un poderoso y ambicioso propietario: la exgobernadora priista Ivonne Ortega Pacheco. En una maniobra poco clara, Ortega Pacheco adquirió desde junio de 2008, 11 meses después de tomar el poder, el 75% de las mil 706 hectáreas pertenecientes al municipio de Dzemul, a precios irrisorios y por encima de la decisión de los 953 ejidatarios. Mil 279 hectáreas de esa zona se las compró por 412 mil pesos a sus tíos Galo Juan Pío, Honorio Gaspar e Inocente Melchor Ortega Coronado. El resto forma parte del rancho El Paraíso, que según el Registro Público de la Propiedad, Ivonne Ortega recibió en donación de su madre, Ligia Pacheco Graniel. La apropiación de estos terrenos de alta plusvalía en la costa yucateca será resuelta finalmente por otro pariente de Ivonne Ortega: el recién electo alcalde de Dzemul, Domingo Ortega Graniel, primo de la exgobernadora e hijo de Inocente Melchor Ortega. Como Atlacomulco para los mexiquenses, Dzemul es cuna de la dinastía de gobernantes priistas más importante de Yucatán. Ahí nació Víctor Cervera Pacheco, el tatich (hombre fuerte) de la península, dos veces gobernador, secretario de la Reforma Agraria en el sexenio de Carlos Salinas y socio de Carlos Hank González, El Profesor. Su sobrina Ivonne Ortega también es originaria de ese municipio, del que fue alcaldesa. Después consiguió ser diputada federal, senadora unos meses y gobernadora de Yucatán, con el respaldo abierto de Salinas de Gortari, quien se ha convertido en visitante frecuente de la entidad. Ahora Ortega Pacheco aspira a integrarse al gabinete de su amigo Enrique Peña Nieto o convertirse en la dirigente nacional del PRI en sustitución de Pedro Joaquín Coldwell, exgobernador de Quintana Roo. A pesar del apoyo de las televisoras nacionales y de los principales grupos radiofónicos, que ensalzan su figura a la menor provocación, y de llevar a la cantante colombiana Shakira y al compositor inglés Elton John a la pirámide de Chichén Itzá, el 30 de septiembre Ortega Pacheco dejó el gobierno en medio de protestas en la Plaza Grande de Mérida. Sus excesos y su extraña sociedad con la alcaldesa saliente de Mérida, la también priista Angélica Araujo (con quien fundó una compañía de diseño de ropa denominada Ibónica) contribuyeron a su impopularidad. Ortega Pacheco fue abucheada por decenas de yucatecos en la Plaza Grande. “Ivonne, no vuelvas nunca más”, se leía en un arreglo de juegos pirotécnicos. Decenas de mujeres portaron más de 40 cruces en recuerdo de cada una de las asesinadas durante su gobierno, a pesar de que la mandataria afirmó que Yucatán tuvo “tasa cero” de homicidios. En contraste con “sus” obras, como el Gran Museo del Mundo Maya, calificado por sus opositores como “monumento a la egolatría”, o el proyecto inconcluso del Palacio de la Civilización Maya, a 14 kilómetros de Chichén Itzá, Ortega Pacheco dejó el gobierno con un último decreto: una alerta sanitaria ante el brote de dengue hemorrágico que podría superar los 6 mil casos y las 25 muertes que se registraron el año pasado. Su sucesor, el también priista Rolando Zapata Bello, anunció como su primera medida un Programa de Ajuste Financiero y Nueva Cultura de Austeridad Pública. Su objetivo a corto plazo es “generar disponibilidades por 150 millones de pesos en el último trimestre del año” y congelar “todas las partidas y disponibilidades presupuestales, salvo las esenciales de nómina y servicios básicos”. En una crítica nada velada a su antecesora, Zapata Bello advirtió que en su gobierno “los recursos públicos no pueden concebirse como privilegios o prebendas, por el contrario: son responsabilidades y obligaciones”. Ortega Pacheco deja un adeudo que rebasa los 7 mil millones de pesos, de acuerdo con la prensa local, a pesar de que oficialmente asciende a 2 mil 912 millones. (Extracto del reportaje que se publica esta semana en a revista Proceso 1875, ya en circulación)  

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