Judit Polgar, la mejor ajedrecista de todos los tiempos

martes, 4 de diciembre de 2012 · 21:56
MÉXICO, D.F. (apro).- Judit Polgar es sin lugar a dudas la ajedrecista mujer más fuerte de todos los tiempos. En algún momento perteneció a esa elite de los mejores jugadores del mundo (entre los hombres), y disputó incluso el Campeonato Mundial en San Luis, Argentina, que ganara Topalov en una de las mejores actuaciones del búlgaro en toda su carrera. Las hermanas Polgar son un referente notable del ajedrez. El padre de las tres niñas, Laszlo Polgar, inició un experimento que más de uno reprobaría: decidió prepararlas sistemáticamente en el ajedrez (aunque pudo haber sido sobre cualquier otro tema), con la intención de probar que si se empieza desde pequeño se puede llegar a ser un jugador de excelencia. Para el inicio de su experimento, con la mayor, que mostraba cierta afinidad con las matemáticas, decidió que haría de ella una de las más brillantes en ese campo, pero he aquí que la niña Zsuzsa encuentra un ajedrez en su casa y las cosas cambiaron. Laszlo Polgar se dio cuenta que a través del ajedrez podía medir el éxito o fracaso de su experimento. Finalmente se gana o se pierde. ¿Podrían sus hijas convertirse en ajedrecistas de primer nivel con el entrenamiento adecuado desde pequeñas? Ésa fue la gran apuesta. Hoy las hermanas Polgar demostraron no sólo la tesis de su padre, sino que además acabaron con el mito de que el ajedrez es un juego para hombres, pues las mujeres no habían destacado tanto en el ajedrez hasta la llegada de las niñas Polgar. Pero ¿cómo las entrenó?, ¿qué hizo papá Polgar para lograr este nivel de excelencia? Con Judit en México, tuvimos la oportunidad de charlar con ella, y la primera pregunta fue precisamente en ese sentido. Dice Judit que en un principio trabajaban con jugadores de primera fuerza y maestros FIDE, a excepción de Zsuzsa, la mayor, que para ese entonces ya jugaba mucho más fuerte que sus hermanas y llevaba un régimen de estudio aparte. Pero con el tiempo, hubo grandes maestros que las prepararon, aunque tampoco se piense que desfilaron cientos de jugadores fuertes en la casa Polgar. Lo que sí era claro es que todos los días eran horas de ajedrez y muchas. Había disciplina y las niñas se aplicaban. Laszlo Polgar, evidentemente, entre sus planes estaba el educar a sus hijas personalmente, y ellas no fueron a la escuela de forma tradicional, aunque hicieron todos los exámenes para acreditar los años escolares. Uno podría preguntarse si esto incidió –digamos-- en la vida social de las pequeñas. Aparentemente no. Hoy las hermanas Polgar están casadas y con hijos. Tienen vidas normales, son educadas, sociables y hacen lo que todos hacemos, con excepción de que las tres juegan un ajedrez de primerísimo nivel. Le pregunté a Judit sobre ese gigantesco archivero de tarjetas bibliográficas que tenían donde vivían. Me comentó que contiene recortes de partidas, de jugadores, de torneos, de teoría, etcétera, que el papá Polgar recortaba y catalogaba adecuadamente. Este archivo es sin duda una buena idea. Cuando tenían que preparar una partida contra alguien importante, pues tenían un bagaje de conocimientos documentados. Esto, en el mundo del ajedrez es actualmente una necesidad, aunque ahora los ajedrecistas usan programas informáticos como Chessbase, que llevan cuentas de millones de partidas, y pueden clasificar la información de multitud de formas diferentes. Siempre me he preguntado cuál es la diferencia entre jugadores de elite y los demás. ¿Cómo puede ser que grandes maestros de alto nivel estén por debajo de jugadoras como Judit que, sin duda, ha estado en la elite por muchos años? Judit piensa que hay una diferencia en el entendimiento, el cual quiero creer yo, se adquiere viendo mucho ajedrez y por mucho tiempo. No es algo que se dé de la noche a la mañana. Para Judit, el primer gran éxito fue cuando ganaron las tres hermanas la Olimpiada de Ajedrez. Ese fue quizás el punto de quiebre. A partir de ahí, Judit decidió solamente jugar torneos en donde participaran los hombres y pronto llegó a un nivel que rebasaba todas las expectativas. Entró finalmente al ajedrez de elite, en donde se ha medido contra grandes jugadores como Anand, Shirov, Kramnik, Kasparov, Aronian, Karpov, etcétera. Cuando le pregunto a la más chica de las hermanas Polgar qué se siente jugar contra esos monstruos del tablero, ella nos indica que nada en particular. Le gustan los retos y, si son difíciles, pues bienvenidos. Ésa es una actitud de una guerrera sin duda y bien podría ser parte del gran triunfo que por muchos años ha tenido. No busca mantenerse como buena jugadora y ya. No, quiere ganar y busca una y otra vez el triunfo. Esto –curiosamente– es típico de los grandes jugadores. Hoy Judit es madre de dos hijos, un niño y una niña, de 6 y 8 años. Al niño no parece interesarle mucho el ajedrez. A la hija en cambio se ve más interesada, pero la gran maestra no tiene prisa por enfrentar a sus hijos al mundo de la competencia. Finalmente ya su padre demostró que si se empieza de pequeño, se puede llegar a la excelencia y esto, de acuerdo con papá Polgar, puede hacerse en cualquier disciplina. A todo esto, el experimento de Polgar no es trivial de seguir. Hay que tener una disciplina, promover el trabajo duro y olvidarse de muchas diversiones. Ya habrá tiempo para ello, porque el éxito no se alcanza si no se trabaja dura y continuamente e incluso así, no hay garantías de éxito. Judit bajó sus frecuentes participaciones cuando se casó y tuvo hijos. Ahora ha regresado y este año ha tenido sobresalientes actuaciones. ¿Estudia Judit hoy en día? Ella nos dice que sí. Desde luego no puede prepararse como antes, en el sentido de que es siempre difícil mantenerse al día en la teoría de aperturas, pero que desde luego hace el trabajo necesario previo para enfrentar los torneos en los que juega. Igualmente hace ejercicios de posiciones del medio juego, táctica pues. Está alerta en estos términos y además, su talento le ayuda a enfrentar a jugadores de alto calibre. Judit nos indica que ahora tiene mucho menos tiempo para prepararse, pues tiene que atender a una familia, pero igualmente se aplica, pues la competencia lo exige. La mejor ajedrecista de todos los tiempos tiene una fundación para promover el ajedrez: http://www.polgarjudit.com/en/jp-chess-foundation, la cual busca que el juego ciencia sea parte activa en las escuelas primarias. Ya ha iniciado una serie de libros, asimismo, en los que resumirá su amplísima experiencia como jugadora y, además, probablemente mostrándonos lo mejor del método de enseñanza que el padre de ella les dio cuando decidió iniciar este polémico experimento, nada menos que con sus propias hijas. ¿Qué consejos puede darnos Judit para progresar en ajedrez? Dice la gran maestra que si uno no juega en un nivel muy alto, no tiene que preocuparse demasiado con las aperturas. Basta tener un repertorio contra las aperturas y defensas más populares, pero tomando en cuenta las ideas detrás de las aperturas. De ahí, ver qué posiciones del medio juego son importantes y cómo lidiar con ellas. Para ello hay que hacer muchos ejercicios de táctica, análisis de estudios, interrogar literalmente todas las posiciones que podamos donde el enunciado dice: “Juegan blancas (o negras) y ganan”. Y finalmente, ver los finales y aprender los más importantes. Judit parece indicar que hay una correlación entre la apertura y el final, por lo que el entendimiento va incluso en ver hacia qué finales se desemboca en muchas posiciones.

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