Frontera Norte: más comercio, más pobreza

viernes, 7 de junio de 2013 · 20:51
MÉXICO, D.F. (apro).- Desde la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), el comercio entre México y Estados Unidos se triplicó: pasó de 71 mil millones de dólares en 1995 a 255 mil millones en 2010, de acuerdo con el “Reporte del estado de la frontera” que este viernes dio a conocer la Alianza para Estudios Transfronterizos. Durante la presentación del documento, el embajador de Estados Unidos en México, Earl Anthony Wayne, precisó que cada día cruzan la frontera mil 300 millones de dólares –70% en transporte de carga–, es decir un millón de dólares cada minuto. De manera paralela, agregó, entre 2000 y 2010 la pobreza en los estados fronterizos creció en ambos lados de la frontera, pero disminuyó en el resto de México al pasar de 53.6% en 2000 a 52% diez años después. Según el documento, en el estado de Chihuahua el número de pobres en el mismo periodo pasó de 30.2% a 51.8%; en Baja California, de 23.7% a 39.2%, y en Tamaulipas de 40.1% a 48.4%. En los estados fronterizos estadunidense, la tasa de pobreza superó el promedio nacional de 15.3% en diez años. En Texas creció 3% (de 14.9% a 17.9%) y en Arizona casi 4% (de 13.6% a 17.4%). La tasa de desempleo también subió al pasar de 8.5% en 2000 a 11.9% en 2010 en la frontera sur de Estados Unidos, y de 1% a 5.8% en la frontera norte de México. El informe de la Alianza para Estudios Transfronterizos –integrada por el Instituto Woodrow Wilson, el Colegio de la Frontera Norte (Colef) y el Centro de Estudios Transfronterizos de América del Norte (NACTS, por sus siglas en inglés), de la Universidad Estatal de Arizona– detalla que más de 90 millones de personas (un quinto de la población total de EU y México) viven en los estados que rodean su frontera común. Señala que si las tasas de crecimiento continúan creciendo, dentro de 35 años las ciudades fronterizas hospedarán 29 millones de personas. Y precisa que entre 25.9% y 31.6% de personas de origen mexicano viven en los estados de Arizona, Nuevo México, California y Texas. Al acercarse a menos de 300 kilómetros de la frontera, apunta, representan entre 77% y 80% de la población en el lado estadunidense. Pese a la persistente “asimetría” en términos educativos, sociales y económicos entre Estados Unidos y México, “las comunidades mexicanas suelen estar en la mitad inferior en la mayoría de los indicadores de bienestar”, puntualiza el documento, sin embargo, agrega, dicha asimetría tiende a reducirse. Los investigadores establecieron un “índice de calidad de vida” entre las ciudades fronterizas que evalúa el acceso a la salud, la cultura, la información y la educación. Tijuana, Baja California, con la mejor calidad de vida según el índice (de 0.51), se encuentra en el lugar 23, muy lejos del primer sitio que ocupa San Diego, cuyo índice es de 0.85. El municipio Manuel Benavides, localizado en Chihuahua, cierra la clasificación con un índice de 0.13. El documento añade que sí las ciudades fronterizas mexicanas se caracterizan por su alto nivel de inseguridad, sus homologas estadunidenses, por el contrario, están “entre las más seguras del país”. Mayor apertura y mayor control La solución a los retos del desarrollo reside en una mayor apertura de la frontera para mejorar la competitividad de la región, aseguraron los investigadores. Esta competitividad, sostiene el documento, declina a causa del tiempo de espera de los camiones en la frontera, y subraya que la congestión de vehículos en los puntos de contacto fronterizos entre Estados Unidos y México cuesta miles de millones de dólares al año. Wayne lamentó la falta de inversión pública para solucionar esta congestión, “a pesar de que el sector privado lo ve con gran interés”. De acuerdo con el documento, “los puertos de entrada no han mantenido el ritmo de la expansión del comercio bilateral ni el crecimiento de la población en la región fronteriza”. Y los investigadores aconsejaron facilitar el flujo por medio de los programas de viajeros y exportadores de confianza a los que se les permite pasar por un carril especial, luego de haberse identificado. Su uso aumentó sustancialmente: de 75 mil en 2006 a 282 mil en 2012. El informe también exhorta a invertir tanto en proyectos de infraestructura para ampliar los accesos terrestres entre ambos países, como en tecnologías modernas de vigilancia. Estos temas los abordaron los presidentes Barack Obama y Enrique Peña Nieto al hablar de la “Frontera del siglo 21”. Y Wayne confió en que el Banco de Desarrollo de América del Norte cofinanciará los costosos proyectos. Según Erik Lee, subdirector del NACTS, “el personal de la patrulla fronteriza ya es suficiente”, y aseguró que “en la frontera con México no pasan terroristas”. Si en 1992 esta patrulla contaba con 4 mil agentes, hoy el número creció a 22 mil. Ello se debe a la nueva estrategia de seguridad heredada del 11 de septiembre de 2001 que dio luz a los programas como “Hold the line”. El reporte también sostiene que debido a la crisis económica en Estados Unidos y al peligro que corren los migrantes en tránsito por México, el número de detenciones de ilegales en la frontera sur del país del norte cayó. En San Diego, por ejemplo, 565 mil 581 personas fueron detenidas en 1992, contra 28 mil 461 en 2012. En El Paso, de 285 mil 781 detenciones en 1993, bajaron a 9 mil 678 en 2012. Energías elementales El informe contempla el gran potencial de la frontera en términos de producción sostenible de energía, gracias a la fuerte tasa de radiación solar que llega a los desiertos. “Existe una complementariedad económica en términos de cooperación en tecnología”, manifestó Carlos de la Parra, investigador en el Colef. Añadió: “Esta cooperación entre Estados Unidos y México para innovar en materia solar debería fomentar un liderazgo mundial”. Los investigadores advirtieron sobre la contaminación del aire en las ciudades gemelas que generan las filas interminables de autos y camiones en espera de cruzar la frontera. También destacaron el desafío en el abastecimiento equitativo de los recursos hídricos entre ambos países, que comparten tres fuentes de agua de superficie: los ríos Tijuana, Colorado y el Río Grande. Si los esfuerzos para el saneamiento del agua se realizan, admite el reporte, se necesitará invertir entre 12 mil y 20 mil millones de dólares en los próximos 20 años, además de seguir programas de cuidado del agua. Tonatiuth Guillén López, director del Colegio de la Frontera Norte con sede en Tijuana, aseveró que la relación entre México y Estados Unidos se alimenta a nivel federal, pero también están creciendo las iniciativas a escala más pequeña: en asociaciones de alcaldes, en congresos locales y en clubes de empresarios.

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