El mundo y los mexicanos

domingo, 4 de agosto de 2013 · 13:23
MÉXICO, D.F. (Proceso).- Acaba de darse a conocer la quinta edición de un estudio de enorme importancia para conocer opiniones y actitudes de los mexicanos frente al mundo. “México, las Américas y el Mundo” es un proyecto de investigación que desde hace 10 años se desarrolla en el Centro de Investigación y Docencia Económica (CIDE), encabezado por Guadalupe González G. Se trata, principalmente, de una encuesta bianual aplicada a muestras representativas de la población nacional y, en el caso de México, a líderes que ocupan puestos de responsabilidad en los sectores público y privado o en la academia. La encuesta se levanta, por otras instituciones, en Estados Unidos y en varios países latinoamericanos, lo cual permite establecer comparaciones; al mismo tiempo, su continuidad hace posible trazar tendencias y especular sobre actitudes futuras. Son muchos los resultados que pueden obtenerse de una encuesta que, como ésta, cubre muchos frentes. Ahora bien, para dimensionar su alcance es importante comenzar por el nivel de conocimiento que tienen los entrevistados, las motivaciones principales que los inspiran, y concluir, así, sobre los aspectos de mayores consecuencias para la adopción de políticas. Al igual que en otros países, el conocimiento público sobre temas internacionales es reducido y acotado, con excepción de los líderes, que están mucho mejor informados. Es notorio, por ejemplo, el poco conocimiento que tiene la población de la Secretaría de Relaciones Exteriores y su titular. Sólo el 5% conocía el nombre de la canciller en el momento en que se levantó la encuesta, y sólo el 8% sabía que en México se estaba celebrando la reunión del G-20. Asimismo, la mirada hacia el exterior se refiere casi exclusivamente al continente americano. Los mexicanos son bastante ajenos a lo que ocurre en otras regiones Cierto que ha subido entre los líderes el conocimiento sobre Asia, pero en cambio ha bajado notablemente el interés por Europa. Es llamativa la influencia que tiene la cercanía con Estados Unidos en las percepciones de los mexicanos sobre el mundo. Son muy pocos los mexicanos que viajan al extranjero por turismo, pero son muchos los que van a Estados Unidos a trabajar. Por lo tanto, el conocimiento del exterior llega frecuentemente a través de los familiares de los millones de migrantes que se encuentran allá. En este sentido, la información sobre el exterior, obtenida por esa vía, es más amplia de lo que podría ocurrir en países que no comparten las dimensiones del movimiento migratorio ni la cercanía con EU. Al hacer comparaciones con otros países, ese es un elemento que no debe descuidarse. El segundo aspecto que llama la atención es la fuerte raigambre de los sentimientos latinoamericanistas, tanto de la población como de los líderes. Lo cierto es que la relación de México con los países al sur de la frontera es limitada, ha sido notablemente inconsistente y no tenemos alianzas políticas bien definidas con ellos. Sin embargo, al preguntar sobre cuál debe ser la prioridad regional para México, la población se divide, casi por partes iguales, entre América del Norte y América Latina, y los líderes, curiosamente, consideran que debe tener prioridad la segunda. La identificación con América Latina y el afecto por la región son innegables. Mención especial merecen los resultados de la encuesta en materia de nacionalismo y relaciones con el exterior. Los mexicanos tienen un fuerte sentimiento de orgullo nacional. Amplias mayorías comparten la opinión de que México es un país muy importante a nivel internacional y de que su relevancia es mayor hoy que hace una década. El deterioro de la imagen del país, confirmado por otras encuestas aplicadas en México y en el exterior, no parece haber hecho mella en la opinión del 68% de la población que opina que la imagen del país en el exterior es buena. El orgullo nacional no impide la presencia de opiniones favorables a la apertura económica, la globalización o la inversión extranjera. Tampoco impide una actitud pragmática que lleva a tener una opinión positiva respecto a una mayor integración con Estados Unidos, si ello representa la posibilidad de un mayor bienestar. En términos generales, la buena impresión sobre Estados Unidos gana terreno como modelo a seguir y como motivo de admiración. Ese pragmatismo y la mayor simpatía por Estados Unidos tiene, sin embargo, un techo muy claro cuando se trata de los energéticos. El baluarte del nacionalismo económico sigue siendo el petróleo. Contrariamente a lo que se creería de un público cuyo 77% cree que la inversión extranjera beneficia al país, cuando se llega a la energía 47% está en contra de permitir la inversión extranjera en ese sector y 65% en contra para el caso del petróleo. En el imaginario de los mexicanos los energéticos siguen siendo parte del orgullo nacional y límite para su visión más aperturista en otros ámbitos. Esta investigación deja abierta la polémica sobre la importancia de las encuestas en la toma de decisiones. Es indudable que el sentir de la población y los líderes es un aspecto que no puede ni debe descuidarse al trazar políticas. Sin embargo, esto no significa que las opiniones vertidas puedan verse como una expresión de la legitimidad que poseen las líneas existentes en la política exterior, ni como mandato respecto al camino a seguir. La encuesta revela, justamente, lo inconsistente y contradictoria que puede ser la opinión que, sobre todo en el caso de la población pero también de los líderes, parte de conocimientos limitados. Gobernar con base en encuestas es una tentación que en ocasiones ha sido el origen de decisiones poco afortunadas. Conocer el sentir de los mexicanos respecto a cuestiones internacionales es indispensable; el grado en que dicho sentir sea fuente de legitimidad o guía para la acción es otra cosa.

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