Algunas preguntas

martes, 26 de noviembre de 2013 · 21:52
MÉXICO, D.F. (apro).- Pues sí, lo confieso, lejos estoy de creer que la historia es el resultado de lo que hacen o dejan de hacer los grandes hombres, como lo pensaban T. Carlyle y R. W. Emerson y otros más, con sus diferencias, como los autores de la teoría de la élites del poder, pues considero que esa creencia de los hombres predestinados a ser líderes, conductores de sus semejantes, reduce a la historia a poco más que una serie de biografías… pero igualmente, de modo alguno comulgo con la idea de que esos grandes hombres poco o nada tienen que ver en los hechos históricos. Eso es un absurdo, ya que un general puede ganar o perder una batalla y con ello cambiar el curso de la historia, como ocurrió en Waterloo, donde Napoleón fue derrotado por Wellington; o un estudioso descubrir que el planeta Tierra no era el centro del universo, o un naturalista o un médico aportar una teoría que haga pensar, hablar y obrar de manera diferente a las generaciones que le siguen, como ocurrió con Copérnico, Darwin y Freud; o que unos científicos y técnicos descubran unas leyes e inventen toda una serie de artefactos que en su conjunto influyan en la particular concepción del tiempo y el espacio, como ocurrió con Einstein y su Teoría de la Relatividad. Otros humanos ya, fuerza es reconocerlo, cuyos pensares, decires y obrar no es tan determinante en nuestras vidas, pero que tienen la gran virtud de que sus palabras o escritos nos ayudan en gran manera a que vayamos comprendiendo por nosotros mismos, aclarándonos —si se reflexionan sobre esas sus palabras o escritos— de dónde venimos, los pros y los contras del momento que vivimos, y a dónde podemos ir a parar según actuemos; ése es el caso del escrito que a continuación someto a la consideración del amable lector de la presente: “Vivimos ruines tiempos de un rechazo del espíritu y los valores, sin embargo, estamos en tiempos de cambios y se puede llegar hacia el esplendor, donde el hombre entrará en el goce de si mismo con la posibilidad de nuevos amores”. Usted, estimado lector, tiene la palabra para decidir si esa crítica y esa esperanza de un mejor futuro, no son, de una u otra manera, las mismas que tantos políticos usan para atraer a las masas… o calmarles sus malestares… o religiosos, para que se resignen en sus miserias… o las de estudiosos científicos de lo social de nuestros días para explicarse y explicarnos nuestra situación en esta globalidad en la que respiramos… sí, así es …pero no son de ninguno de ellos… eso lo escribió hace unos 139 años un gran hispanoamericano: José Martí… ¿qué pensar de que a pesar del tiempo transcurrido sigan teniendo tan grandes pesos en nuestros días?... ¿Por qué será? La explicación tal vez esté en este escrito por otro gran hispanoamericano de proyección universal 100 años después de lo expresado por José Martí, veámoslo: “Gente de las afueras, moradores de los suburbios de la historia, los latinoamericanos somos los comensales no invitados que se han colado por la puerta trasera de Occidente, los intrusos que han llegado a la función de la modernidad cuando las luces están a punto de apagarse —llegamos tarde a todas partes, nacimos cuando ya era tarde en la historia, tampoco tenemos un pasado, o si lo tenemos, hemos escupido sobre sus restos, nuestros pueblos se echaron a dormir durante un siglo y mientras dormían los robaron y ahora andan en andrajos, no logramos conservar ni siquiera lo que los españoles dejaron al irse, nos hemos apuñalado entre nosotros… No obstante, desde el llamado modernismo de fines de siglo, en estas tierras nuestras hostiles al pensamiento han brotado, aquí y allá, dispersos pero sin interrupción, poetas, prosistas y pintores que son los pares de los mejores en otras partes del mundo”. Las líneas anteriores, que mucho tienen de amarga critica en su mayor parte y poca o nada de esperanza en el futuro, pueden leerse en el libro de Posdata, de Octavio Paz, editado por Siglo XXI, México, 1970. Si se reflexiona sobre esos dos textos, considero que es legítimo preguntarse por qué, en esta posmodernidad globalizada en la que nos movemos, hay gobiernos que insisten y persisten en aplicar las “recomendaciones” de poner a la venta recursos y empresas públicas, “recortes” en el gasto público, reformas laborales cuando está el lamentable ejemplo mundial de la angustiosa situación social en la que están sumidos países del primer mundo, por haberlas aplicado y seguir con ellas como por ejemplo Francia, Italia, España, Irlanda, Portugal, Grecia y gasta la misma Inglaterra y los mismos USA, que tiene su movimiento de “Ocupa Wall Street”. Porque hay, repito, gobiernos que, ante esos ejemplos inquietantes, empeñados en imponer a sus ciudadanos esas “recomendaciones”, “recortes”, etcétera… ¿será por haber llegado tarde a la posmodernidad?...¿por haber nacido los integrantes de tales gobiernos tarde en la historia?...¿por no tener pasado y si lo tienen, escupen sobre él?... como dijo Octavio Paz. Con estas angustiosas preguntas sobre nuestro vivir en “ruines tiempos de rechazo del espíritu y los valores”, y esperando que sus reflexiones lo lleven a la libertad de juicio, de usted su seguro servidor, estimado lector. JUAN RECUERDA

Comentarios