El narco negocia con Dios

miércoles, 19 de febrero de 2014 · 21:12
MÉXICO, D.F. (apro).- “¿Qué culpa tengo que mis negocios sean grandes y los tuyos cositas? Tú sobornas policías de tránsito, yo a jueces estatales. A la hormiguita que se va a meter en tu postre tú la aplastas; yo al buey que me chinga un bisnes. Porque por ésta: a quien no me chinga no me lo chingo, ¿estamos de acuerdo? Somos iguales, cada cual según sus capacidades, todos somos iguales en la viña del Señor.” El anterior es un párrafo en el que Sabina Berman define a través de uno de sus personajes la prevalencia en nuestro país (como en muchas otras partes del mundo)  de la ley del más fuerte, ampliamente descrita en su obra El narco negocia con Dios, recientemente publicada por El Milagro, Lart Books y la Dirección General de Publicaciones del Conaculta. La mencionada edición incluye también Testosterona, otro de los textos recientes de Sabina Berman. Al respecto Stuart A. Day comenta en el prólogo: “Tanto El narco negocia con Dios como Testosterona, acentúan la originalidad creativa de Berman, una originalidad muchas veces lograda mediante alusiones intertextuales o bien, a través de creaciones de la autora misma o con joyas culturales, como por ejemplo en el caso de Testosterona, donde emplea la obra convertida en película, Casablanca (1942).” Stuart A. Day, estudioso de la obra de Berman, destaca cómo en estas obras la dramaturga mexicana desnuda a la autoridad para permitir una reflexión sobre un modo de actuar frente a los atributos de los poderosos, atributos revelados como no naturales. Se trata de dos obras en las que nuevamente aparece el internacionalmente reconocido humor mordaz y subversivo de Sabina Berman quien, en una entrevista con Alfonso Varona explica el génesis de El narco negocia con Dios: “La anécdota de cómo sucedió esto es hermosa. Recibo una llamada de una joven universitaria, quiere hacer su examen de graduación como directora montando El gordo, la pájara y el narco, (texto que asimismo sirvió de base a Krisis). Ese texto se me había olvidado, lo encontró editado por la Universidad de Aguascalientes. Le digo: ‘sí, móntalo, pero te pido un favor. Mándamelo en forma digital para leerlo’. “Yo no tenía una copia. Me lo llevé impreso en un viaje de avión. Algo que había escrito como farsa, 10 años después se volvió realismo, y tocaba uno de mis temas personales más importantes, y un tema que está ausente en la discusión en México, que a mí me enerva que esté ausente, que es la moral.” En opinión de Stuart A. Day, en El narco negocia con Dios se encuentra una ficción de la moral que es más antigua que la simple trinidad (intelectual, narcotraficante, evangélica); mientras que en Testosterona se percibe la moral de la ficción (si el propósito es enseñar hay que hacerlo deleitando). “En ambos casos las sorpresas y el énfasis en el diálogo inteligente y vertiginoso hacen que la ficción no sea moralizante, un pecado que nunca ha tolerado Berman. “Puede que sólo un extranjero vea más Usigli que Paz en esta vertiente literario-cultural que tanto enfatiza el desenmascaramiento de simuladores y gesticuladores- No obstante, en esta interpretación posiblemente equivocada de la historia de las letras en México, que sin duda tiene muchas otras historias, algo está completamente claro: descubrir verdades, si no La Verdad, es la meta sine qua non del Teatro de Berman”, agrega Stuart A. Day.

Comentarios