Escocia, un paso hacia su independencia

viernes, 21 de febrero de 2014 · 19:54
LONDRES (apro).- La campaña por la eventual independencia de Escocia del Reino Unido sufrió este mes un nuevo revés, que podría terminar siendo demoledor, luego que la Unión Europea (UE) admitió de forma pública que será "extremadamente difícil, sino imposible" que el bloque acepte a una Escocia independiente. A los problemas que el gobernante Partido Nacionalista Escocés (SNP) del primer ministro Alex Salmond enfrenta por la negativa de Londres a compartir la unidad monetaria con la libra esterlinas en caso de una secesión, se suma ahora el rechazo de Bruselas a una eventual partición del país de Gran Bretaña, hecho que pondría fin a más de 300 años de unión. En una entrevista al popular programa político The Andrew Marr Show de la BBC emitida el domingo 16 de febrero, el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso, fue interrogado acerca de su posición con respecto a una eventual Escocia independiente. El portugués fue claro, aunque evitó pronunciarse de forma directa, y dijo que será "difícil, sino imposible" que una Escocia independiente pueda sumarse a la UE. Las declaraciones van en contra de la posición que mantienen desde hace años los nacionalistas escoceses, quienes venían diciendo que su país podría sumarse al bloque comunitario, si el “Sí” gana el referéndum del próximo 18 de septiembre. Ese día los electores escoceses decidirán en las urnas si se quedan en el Reino Unido como viene ocurriendo desde 1707 o finalmente se independizan como era el sueño del guerrero independentista William Wallace (Corazón Valiente), y ahora del gobierno regional de Salmond y su partido SNP. En la votación de septiembre, los electores deberán responder con un simple "sí" o "no" a la pregunta: "¿Debería Escocia ser un país independiente?" En su breve entrevista con la BBC, Barroso también indicó que los países de la UE que buscan evitar que sus propias regiones semiautónomas logren su independencia, como es el caso de España y la región de Cataluña, "ciertamente bloquearán la membresía de una Escocia independiente". "Será extremadamente difícil obtener la aprobación de todos los estados miembro para convertirse en un nuevo país de la UE", dijo el político ante la pregunta del presentador Andrew Marr. "Hemos visto que España se ha opuesto incluso al reconocimiento de Kosovo, así que este sería un caso similar porque es un nuevo país y lo veo muy difícil que pase", agregó. En su llamado “Libro blanco” sobre la independencia, lanzado en noviembre último, el gobierno escocés indicó que el país buscaría obtener la membresía dentro de la UE a través del artículo 48 del Tratado de Lisboa, probablemente dentro de los 18 meses después de un eventual “sí” en el referéndum. Tras las declaraciones de Barroso, el mundo político de Escocia no dejó pasar el hecho. La viceprimera ministra de Escocia, la nacionalista Nicola Sturgeon, como también el ministro de Finanzas del país, John Swinney, calificaron los dichos de Barroso como "absurdos". Swinney se mostró perplejo que el presidente de la Comisión Europea "comparara la situación de Escocia con la de Kosovo".  "Escocia ha sido miembro de la UE por 40 años, nosotros somos parte de la Unión Europea", aseveró. El ministro de Finanzas incluso sostuvo que no hay indicativos de algún país miembro de la UE acerca de que vetarían la membresía de una Escocia independiente, incluso no España que enfrenta un creciente movimiento separatista en Cataluña. “El Ministro de Exterior español (José Manuel Garcia-Margallo) dijo que si hay un proceso acordado dentro del Reino Unido por el cual Escocia se vuelve independiente, entonces España no tendrá nada que decir sobre el asunto", destacó en una conversación radial con la BBC, también el día 16 de febrero. “Eso me indica claramente que el gobierno español no se interpondrá en la cuestión de la membresía escocesa en la UE", agregó. Barroso, jefe del Ejecutivo de la UE hasta octubre, había indicado previamente que cualquier país independiente deberá re-submitir su caso para sumarse al bloque comunitario. En ese sentido, Sturgeon consideró que "la cuestión de la membresía de una Escocia independiente en la UE es un asunto que debe resolverse a partir del deseo democrático de la población de Escocia, y de la posición de los estados miembros, y no de la Comisión Europea". “La pregunta que se hace Barroso es si Escocia será bienvenida en el bloque. Todo indica que la respuesta será un sí", continuó. En ese sentido, John Palmer, exdirector político del influyente Centro de Políticas Europeas, consideró que las declaraciones de Barroso son ridículas, y dan cuenta de un mandato político del portugués durante los últimos diez años "que deja mucho que desear". "Si el orden constitucional de Gran Bretaña permite que Escocia se independice, entonces nadie tiene el derecho de decir nada al respecto", destacó el politólogo y exeditor del periódico The Guardian. Palmer indicó sin embargo que en caso de que Escocia se separe del Reino Unido y quiera pertenecer a la UE, deberá sobrepasar varios desafíos, incluidas las políticas pesqueras, ya que Edimburgo busca algunos ajustes al régimen actual, y si se sumaría eventualmente a la eurozona. “Más allá de cualquier debate, lo cierto es que el gobierno de Londres tendrá que negociar con Bruselas acerca de aspectos claves de la membresía de Gran Bretaña en la UE. Esto incluirá poderes de votación en el Consejo de Ministros y su representación en el Parlamento europeo, ambos que deberán ser reducidos debido a que su población habrá mermado. También habrá que reajustarse su contribución anual al presupuesto de la UE, que debería ser reducido”, continuó. Para Palmer, una vez superados esos desafíos "lo cierto es que está en el interés de todos (de Edimburgo, Londres y de la UE) que los escoceses retengan todos sus derechos dentro de la Unión Europea". "La UE está librando actualmente una batalla desesperada en Ucrania y con Moscú, para demostrar la superioridad de sus valores democráticos. La idea de que la población escocesa pueda ser expulsada o suspendida indefinidamente de la UE por optar por una independencia nacional es risible", concluyó. La cuestión de la membresía en el bloque comunitario se suma a otro problema clave que enfrenta Salmond. ¿Qué sucederá con la unión monetaria con Gran Bretaña si Escocia se independiza? ¿Seguirá utilizando la libra esterlina? ¿O deberá crear una nueva moneda? El Tesoro británico fue claro: No habrá unión monetaria si el "sí" gana el referéndum de septiembre. Para el propio Salmond el gobierno británico amenaza y presiona a las autoridades escocesas contra una eventual independencia, y consideró la postura del ministro de Economía británico George Osborne, de un comportamiento de "bullying". El gobierno escocés busca mantener la libra esterlina en una unión monetaria con el resto de Gran Bretaña en caso de que el "sí" gane la votación del próximo 18 de septiembre. De acuerdo a la BBC, el rechazo oficial del Tesoro británico a una moneda común pone aún más presión al gobierno escocés antes del referéndum de septiembre, acerca de qué moneda adoptará una Escocia independiente. Osborne afirmó que una unión monetaria entre una Escocia independiente y el resto del Reino Unido "inconcebible", descartando por completo esa posibilidad. Por su parte, el jefe del SNP considera que la postura de Londres está en contra del espíritu del Acuerdo de Edimburgo (2012), un tratado que sentó las bases para la celebración el 18 de septiembre próximo de un referéndum de independencia en Escocia, que limita la consulta a una pregunta y que baja la edad de voto a los 16 años. Salmond exhortó al primer ministro británico, David Cameron, a distanciarse de la posición de Osborne "lo antes posible". "Si no lo hace, será interpretado en el mejor de los casos como una complicidad, y en el peor, como la aceptación de una posición anti-democrática", advirtió en una ponencia pública el día 16 del mes. "Recordamos cómo Escocia reaccionó al impuesto municipal (poll tax, en los años 70) que llevó a un gran descontento social tras la arrogancia del gobierno británico. Le pido ahora a las autoridades que desistan de esta actitud y cambien de posición", agregó. Mientras, el jefe de la campaña "Mejor Juntos" que aboga por una unión de Escocia con Gran Bretaña, el ex ministro del Tesoro británico Alistair Darling, acusó a Salmond de ser un político "sin un plan de gobierno". Darling sostiene que la población de Escocia debe saber qué moneda utilizará el país en caso de abandonar el Reino Unido. "Con menos de 200 días hasta que se celebre el referéndum, Alex Salmond se está quedando sin tiempo para armar un plan que establezca las tasas de interés, el control de la inflación y un fondo de ayuda a los bancos", agregó. La posición de Osborne y los conservadores con respecto a la negativa por una unidad monetaria con Escocia en caso de la independencia, contó con el apoyo de los Liberales Democráticos, socios minoritarios del gobierno británico, como también de la oposición laborista. Salmond acusó a los principales tres partidos políticos del Reino Unido de "amenazar y patalear" contra Escocia, pero dijo que esa posición "les saldrá como tiro por la culata". En sus planes para una Escocia independiente, recogidos en el libro blanco "El futuro de Escocia", los nacionalistas aseguran que podrán conservar la libra y a Isabel II como reina, argumentando, en el primer caso, que el Banco de Inglaterra es de todos los británicos y que se llevarían la parte de deuda británica que les corresponda. La coincidencia de los tres grandes partidos británicos se da después de que el gobernador del Banco de Inglaterra (Banco Central), el canadiense Mark Carney, una figura considerada imparcial en el debate, advirtió que la unión monetaria no sería posible sin ceder a cambio la soberanía -a la hora de elaborar el presupuesto, por ejemplo- como ocurre con el euro. Aunque el referéndum sucederá en septiembre de 2014, el traspaso de poderes se retrasaría aproximadamente a mayo de 2016 en caso de una independencia, para cuando están previstas las próximas elecciones al parlamento escocés. Lo cierto es que tradicionalmente los independentistas eran minoritarios, pero las diferencias se han ido recortado a medida que se acerca el referéndum. Eso es lo que revelan las últimas encuestas de opinión, como el sondeo publicado a finales de enero en el diario The Scotsman, que concluyó que el 37% del electorado es favorable a la secesión. De acuerdo con ese informe, 44% de los votantes escoceses se opone a la independencia, y 19% aún sigue indeciso, lo que significa una ganancia de cinco puntos para los independentistas desde septiembre. Otra encuesta, realizada por la consultora ICM para el diario Scotland on Sunday en enero último, que contó con una muestra de mil personas mayores de 16 años, concluyó que el "no" a la secesión de Escocia con respecto a Reino Unido cuenta en la actualidad con un apoyo del 44%. Estos datos suponen un descenso con respecto al 49% de septiembre. Pero esta caída no afectaría al resultado del referéndum, dado que el "sí" tendría el respaldo del 37% de la población tras aumentar con respecto al 32% de apoyo registrado en la encuesta previa, de diciembre pasado.

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