TUXTLA GUTIÉRREZ, Chis. (apro).- La tarde del pasado sábado 1, Rolando caminaba con su esposa Lucía Pérez Hernández por las calles del municipio de Acala, rumbo a su domicilio, cuando fueron interceptados por un grupo de policías. A punta de golpes, el joven de 21 años de edad fue subido a una patrulla y trasladado a la cárcel, con el argumento de que iba en estado de ebriedad. Minutos después la madre del detenido, María Candelaria de la Cruz Torres, arribó al lugar para exigir su liberación. En el sitio encontró a su hijo con golpes en diferentes partes del cuerpo y exigió que le permitieran llevarlo a un hospital para que fuera atendido. En ese momento los policías ya sabían que Rolando había perdido la vida, por lo que casi inmediatamente después de que la mujer salió de la cárcel con el joven, aquellos colocaron candados en las puertas y huyeron de la localidad. Cuando la población se enteró de lo sucedido se amotinó en la presidencia municipal para exigir al alcalde, Dagoberto Román Flores, que se hiciera justicia a la víctima y los asesinos fueran aprehendidos. El presidente municipal nunca se apareció. En un acto de rebeldía, la mañana del domingo los pobladores llevaron el cadáver a la presidencia municipal y lo colocaron en el pasillo principal, donde continúa hasta esta mañana, a la espera del arribo del alcalde. Los familiares interpusieron una denuncia penal ante la Procuraduría General de Justicia del estado por el asesinato de Rolando, por lo que el Ministerio Público abrió la indagatoria 23/2014. También presentaron una queja ante la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH). En otro hecho registrado el mismo sábado 1, elementos de la Secretaría de Seguridad Pública detuvieron en calles de Tapachula a Carlos Alberto Trujillo Ramos, de 48 años de edad, y lo llevaron a la cárcel municipal. Horas más tarde se dio a conocer que el hombre había fallecido a causa de “un presunto paro cardiaco”. Las autoridades adujeron que Trujillo Ramos fue arrestado debido a que se encontraba escandalizando en la calle 11 Poniente, entre bulevar Damiano Cajas y avenida 14 Norte. A las seis de la mañana del mismo sábado, los policías lo encontraron sin vida en su celda y con restos de comida en la boca. Trascendió que el cuerpo de Trujillo Ramos presentaba diversos moretones provocados por los golpes que le propinaron los uniformados, quienes quedaron a disposición de las autoridades, junto con dos reos que compartían celda con la víctima.