Mancha urbana amenaza la viabilidad del DF

viernes, 12 de septiembre de 2014 · 17:46
MÉXICO, D.F., (apro).- El avance de la mancha urbana en las delegaciones sureñas de esta ciudad amenaza con ocasionar una catástrofe ambiental, advierte el estudiante de posgrado de Arquitectura de la UNAM, Juan Carlos Mejía Canchola. En su estudio “Caracterización del impacto de la sobreexplotación de agua por los cambios de uso de suelo en los últimos 10 años en el DF”, el experto dice que “la invasión de áreas naturales protegidas, cambio de uso de suelo, sobreexplotación hídrica, deforestación y otros procesos urbano-rurales han convertido al sur capitalino y a otras localidades del país en sitios vulnerables para el crecimiento urbano”. Advierte que la zona sur de esta capital todavía conserva 80% del suelo de conservación, el cual suministra agua y mantiene el clima templado en la urbe, de entre 18 y 20 grados centígrados. Sin embargo, alerta: “Si destruimos estas zonas en Xochimilco, Tlalpan, Iztapalapa y Tláhuac, la temperatura se elevaría uno o dos grados y la estructura ecológica que ha sostenido a la ciudad de México, se alteraría”. Datos de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) de 2002, reportan que el cambio en la cobertura y uso de suelo afectan entre 64% y 80% de la superficie vegetal del país y ponen en riesgo la estabilidad de los ecosistemas y de los habitantes debido a perturbaciones climáticas, económicas y sociopolíticas. Con esta premisa, el investigador Mejía Canchola trabaja en la elaboración de una propuesta para delimitar zonas de desarrollo y crear unidades de gestión ambiental en las cuatro delegaciones mencionadas. Para ello, utiliza un modelo espacial llamado “Dinamic” –traído de Brasil-- para simular las alteraciones de la cobertura vegetal de 2004 a 2014. Con este instrumento se puede medir la extensión de las áreas perturbadas, determinar cuánto ha crecido la mancha urbana en los territorios de conservación e identificar cuáles no deberían ser modificados. El diagnóstico En el DF, de acuerdo con el estudio, el suelo de conservación tiene una extensión de 88 mil 442 hectáreas, ocupa 59% de su territorio y se concentra en las delegaciones Álvaro Obregón, Cuajimalpa de Morelos, Gustavo A. Madero, Iztapalapa, Magdalena Contreras, Milpa Alta, Tláhuac, Tlalpan y Xochimilco. Mejía Canchola encontró que en esta zona de la ciudad “los problemas de invasión, el cambio de uso de suelo (de natural a agrícola y de rural a urbano) y la deforestación han agudizado el desabasto de agua y la recuperación de suelos, que para lograr ese proceso tardan hasta un siglo, y para formar una capa de un centímetro, una década. La regeneración es lenta, necesita un enriquecimiento de nutrientes como potasio, calcio, nitrógeno y otros elementos químicos y orgánicos”. En Milpa Alta, por ejemplo, halló que las zonas donde hay un mayor crecimiento en los últimos 10 años son San Pedro Atocpan, San Salvador Cuauhtenco, San Antonio Tecomitl, San Pablo Oztotepec, San Bartolomé Xicomulco, San Lorenzo Tlacoyucan y Villa Milpa Alta. La mayor parte de la población de Tláhuac se localiza en Santa Catarina Yecahuizotl, San Andrés Mixquic, San Nicolás Tetelco y San Juan Ixtayopan. En Xochimilco, tanto San Gregorio Atlacomulco como San Francisco Caltongo pasaron de una agricultura de sostenimiento o venta de productos que antiguamente llegaba al interior del país, a una producción de autoconsumo para el DF. Los procesos de invasión e inmobiliarios más notorios en ésta última demarcación se han dado del lado de Santiago Tepalcatlalpan y Santa Cruz Acalpixca, San Juan, Tepepan, Huichapan, San Lorenzo Atemoaya y Santa María Nativitas. En otras áreas –continúa el estudio-- ha habido “un desarrollo inmobiliario brutal que ha derivado en la construcción de viviendas de bajos recursos y edificaciones, que han hecho que en lugares donde antes habían 20 o 30 casas, ahora haya 200 o 300 familias” Tal situación, dice, es preocupante debido a que se asientan en áreas de conservación que registran el mayor filtrado de agua hacia los lagos de Xochimilco y Tláhuac. Ésta última demarcación, detalla, tiene una superficie total de 8 mil 534.62 hectáreas y su suelo de conservación representa dos terceras partes de su territorio; 61.32% es de uso agropecuario, 4.55% es pastizal y tan sólo 0.62%, bosque. “No obstante, el área se ha vuelto más urbana y la introducción del Metro –la Línea 12-- y el mejoramiento en los procesos de movilidad han detonado un problema socialmente mayor, al hacerla más accesible a la población”. Además, el suelo urbano ocupa una tercera parte, el habitacional predomina con 26.50%, el mixto tiene 4%, el de equipamiento 2% y las áreas verdes, apenas 1%. “De seguir esta tendencia, en 10 años el paisaje de esa parte del sur del DF perderá su segmentación. En poblados de Milpa Alta como San Gregorio y San Pedro Atocpan ya no se verán áreas verdes o de cultivo, sino casas, una encima de otra, y una necesidad creciente de agua, como acontece en ciudad Nezahualcóyotl, Chimalhuacán o Coacalco. No va a haber una limitante ambiental”, alerta el estudio. Propuestas No obstante el trágico panorama, la investigación de Mejía Canchota ofrece un halo de esperanza: Si se conservan las áreas naturales de Milpa Alta, Tláhuac, Xochimilco, Álvaro Obregón y Magdalena Contreras, “la ciudad de México puede alcanzar la sostenibilidad, es decir, lograr un equilibrio entre el ingreso y egreso hídrico”. De hecho, ya tiene identificadas y delimitadas áreas de desarrollo donde se podría aplicar un plan de desarrollo a nivel micrositio con modelos de vivienda sustentable, recipientes con segmentos de piedra para filtrar agua de lluvia, como se aplica en Noruega y Japón, y programas para reutilización de la basura, como en Alemania y Taiwán. En zonas con perturbaciones menores, continúa, se podrían utilizar plantas para regenerar el suelo o reforestar, con la participación de personas con conocimiento sobre el suelo y agricultura. El especialista va más a fondo al decir que en Milpa Alta, donde se cultiva nopal, es factible emplear “esferas redentoras” de agua. Explica: “Con estos ‘chochitos’ de hidrogel (usados en Canadá para investigación y en Arabia para almacenamiento) disminuye el consumo del líquido, pero sin merma en el tamaño de la planta”. Además, asegura que en Milpa Alta, pero hacia Cuernavaca, zona de mucha lluvia aprovechable, podrían construirse terrazas para almacenamiento hídrico, lo que permitiría un abastecimiento adecuado mediante diques que se abrirían y cerrarían vía un sistema computacional. La propuesta incluye que en zonas de conservación “muy perturbadas” se construyan unidades de gestión ambiental, es decir, áreas específicas en las que se aplicaría un plan de mitigación para su conservación y para elevar su productividad, donde se desarrollen actividades redituables que no dañen al ambiente. Con estos resultados, el investigador Juan Carlos Mejía Canchota pretende elaborar una propuesta para entregar al gobierno del DF para influir en lo que podría suceder en los próximos 10 años en el sur de la Ciudad de México.

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