De su puño y letra el Papa pide perdón a mexicano víctima de pederastia

domingo, 18 de enero de 2015 · 10:17
MÉXICO, D.F. (proceso.com.mx).- El Papa Francisco escribió de su puño y letra una carta al mexicano Jesús Romero Colín, de 31 años, víctima de pederastia cometida por un sacerdote hace algunos años, publica hoy el diario Reforma. De esa forma el pontífice respondió a una misiva que el afectado le envió en junio de 2013. Sr. Jesús Romero Colín: Tengo recibida su carta. Con dolor, vergüenza, la releí y también con los mismos sentimientos la respondo. Perdón en nombre de la Iglesia, así con sencillez se lo pido. No me sale otra palabra. Rezo por Usted y por todos los que pasaron por ese martirio. Quiero estar cercano. En Usted, y en los que han sufrido lo mismo, veo la cara de Cristo ultrajada. Estoy a su lado y, por favor, le pido que rece por mí. Que Jesús lo bendiga y la Virgen Santa lo cuide. Fraternalmente, Francisco. La carta fue escrita de puño y letra de Jorge Mario Bergoglio, con un plumín azul sobre una tarjeta de papel opalina color blanco de 15.5 por 11 centímetros, en la que el sello del Estado de la Ciudad del Vaticano luce impreso en azul marino en la esquina superior izquierda. La tarjeta está fechada en el Vaticano, el 19 de julio de 2013. Francisco redactó la misiva tres meses después de haberse convertido en el primer pontífice del continente americano. Jesús guardó la carta durante más de un año, antes de decidirse a compartirla con la esperanza de que su difusión pueda servir para que la denuncia en contra del sacerdote pederasta que abusó de él, Carlos López Valdés, interpuesta en la Fiscalía Especializada contra Delitos Sexuales de la PGJDF, siga su curso. En la carta que envió al Papa, cuando éste tenía tres meses en el Vaticano, Romero Colín le contó los abusos sexuales cometidos en su contra y el desprecio de la Iglesia mexicana hacia su caso. A sus 11 años, cuando era monaguillo, Jesús fue víctima de abuso sexual por parte del sacerdote Carlos López Valdés. Las violaciones ocurrieron entre 1994 y 1999 en la casa que el cura tenía en Cuernavaca y en la Parroquia de San Agustín de las Cuevas, en Tlalpan, de donde era párroco. Pasó poco tiempo para que el sacerdote Carlos López Valdés aprovechara su posición para abusar de mí, sexual, física, espiritual y psicológicamente. El terreno fue fértil en mi contra y los abusos continuaron durante 5 años. Podría tratar de explicar todas las causas por las cuales permití que continuaran, pero en dos hojas me es imposible, sólo mencionaré algunas palabras que lo pueden definir: miedo, culpa, confusión, misión, deuda, dolor, pérdida y estar fuera de sí mismo. Jesús deseaba ser sacerdote. Sus expectativas eran muy altas. Le emocionaba la idea de estar cerca de Dios por la fe que sentía, y de formar parte de la Iglesia Católica, en la que confiaba. Quería ser como el padre Carlos. El sacerdote le tomaba fotos desnudo a Jesús cuando dormía o mientras nadaba en la alberca que el padre tenía en su casa de Cuernavaca. Fue en ese sitio donde iniciaron los manoseos. Y en la casa parroquial se consumaron los abusos sexuales. Hechos que, como le contó en su carta al Papa, le fueron quitando poco a poco las ganas de vivir. Jesús denunció al párroco ante la Fiscalía de Delitos Sexuales de la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal en 2007. En su carta al Papa, Jesús destaca las dificultades por las que atraviesa una víctima de pederastia para atreverse a denunciar. En su carta al Papa, Jesús deja claro las dificultades por las que atraviesa una víctima de pederastia para atreverse a denunciar. En 2012 trató de exponer su caso ante el Papa Benedicto XVI, junto con otras víctimas que intentaron infructuosamente reunirse con él durante su viaje a México. Un año después, cansado de la nula actuación de las autoridades judiciales del DF que determinaron el no ejercicio de la acción penal y del poco apoyo de la Iglesia en su denuncia contra el párroco. La historia se narra en el documental Agnus Dei, Cordero de Dios (2011), de la cineasta Alejandra Sánchez, en el que se muestran fotos de López Valdés en las que aparece en escenas de explícito contenido sexual, tanto con Jesús, como con otros jóvenes.

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