MÉXICO, D.F. (apro).- Fue decisión de Raquel Tibol que los servicios funerarios se efectuaran en privado, incluida la cremación que ocurrió esta mañana, y que a su muerte no se hiciera algún acto de los que se acostumbran con discursos, menos en el ámbito oficial; en todo caso uno de la comunidad cultural donde se reflexionara sobre las repercusiones de su obra en el terreno artístico.
Así lo expresó a este medio la editora Nora Rabinovih, hija de la crítica de arte fallecida la tarde de ayer a los 91 años.
Dijo también que durante su estadía en el Hospital Mocel recibió un tratamiento acertado y que falleció sin dolor. Nora, hija del primer matrimonio de Tibol realizado en Argentina, de donde la crítica era originaria, llegó a México de la mano de su madre en 1954.
Durante una entrevista publicada en Proceso cuando Tibol decidió retirarse del periodismo, (6 de marzo de 2000), se le preguntó:
–¿Pero cuándo es el momento definitivo en que usted decide quedarse en México?
–Es así: Yo había dejado a mi hija en Chile y mi hermano con el que vivía la remitió a Buenos Aires para que viviera con mis hermanos, el padre no quiso y se la llevó a vivir con él. Bueno, yo quería a mi hija, me regresé en 54 a Argentina, extrañé enormemente México y busqué la manera de volver. Conseguí el dinero para el pasaje, mío y de mi hija, la rapté, no tenía permiso del padre y me la traje, bajé del avión con una hija, cien pesos y sin casa. Al día siguiente estaba yo trabajando y se lo debo a Fanny Rabel (su prima), porque me había conectado con el Centro Deportivo Israelita.
Y se quedó 60 años.