¿Les gusta el ballet señores políticos?

sábado, 2 de mayo de 2015 · 19:37
Hermosillo, Sonora (Proceso).- Por una feliz coincidencia, este colaborador de Proceso fue requerido para participar en una presentación del Ballet Clásico de esta ciudad donde, además del repertorio coreografiado con música en vivo, se dieron a conocer los resultados del trabajo con infantes de capacidades diferentes, autistas y niños con síndrome de Down en su mayoría. Y para evaluar tales resultados había venido de Cuba la eminente doctora Georgina Fariñas, quien ideó desde su trinchera en el Hospital Psiquiátrico de La Habana, la creación de una asombrosa terapia que se yergue sobre los efectos del baile clásico en seres con discapacidades. La entrevista era ineludible. Dra. Fariñas, las evidencias apuntan a que el método que usted creó en 1973 tiene efectos colosales, díganos cuál fue la génesis de su trabajo... Nunca nos propusimos crear un método terapéutico, esto surgió en la práctica; en un inicio simplemente pretendimos mejorar a un grupo de niñas agresivas que atendíamos, las cuales eran muy groseras en su forma de hablar, caminar, etcétera y que no mejoraban con el tratamiento de ludoterapia que les impartíamos. Comenzamos entonces a aplicar Psicoballet, el cual en ese primer ciclo no tenía aún este nombre. La realidad fue que los resultados con esas niñas y con otros infantes más con alteraciones emocionales y trastornos de conducta fueron excelentes y por ello perseveramos. Comenzamos Psicoballet gracias al apoyo y la rica experiencia de la primerísima bailarina cubana Alicia Alonso, quien se entusiasmó con la posibilidad de mejorar con el ballet a niños y niñas con diferentes problemas, o sea, necesitados de ayuda. Sabemos que es difícil cuantificar  las reacciones de índole psicógena, mas podría hablarnos de los casos más notorios que han pasado por sus manos? El resultado con la aplicación de Psicoballet ha sido muy beneficioso para todas las personas atendidas en los más de 42 años en que hemos trabajado sin interrupción, que no sólo han sido niños, sino también adolescentes, jóvenes, adultos y ancianos. Recordando algunos de los casos más exitosos podemos citar a IPT, un niño agresivo de 11 años que había sido expulsado de tres escuelas, con familia desestructurada. Al cabo del tratamiento mejoró sensiblemente su conducta, se volvió cooperador, responsable, y quiso estudiar ballet. Graduado trabajó por años en el Ballet Nacional de Cuba, después como coreógrafo. Hoy dirige la academia de Ballet Ismael Dance de Japón. También a LMP, un niño tímido y tartamudo de 7 años. Al sernos remitido se nos dijo que presentaba una discapacidad intelectual. Comprobamos que no era así, simplemente era un niño introvertido que no se atrevía a hablar y por lo tanto se confundía su conducta. Gracias a la excelente cooperación de sus padres lo tratamos con Psicoballet. Mejoro notablemente su forma de hablar y también su timidez, comunicándose poco a poco dentro de su grupo y después en su comunidad y su escuela. Pasó dos ciclos en Psicoballet, bailó en varias funciones y él mismo se dio de alta cuando nos dijo, sin gota de timidez y perfecta dicción:”Maestra ya yo no quiero venir más porque vivo muy lejos y me canso mucho en los viajes” Igual a NIBD, una niña de 3 años y medio, remitida a nosotros por presentar una distrofia de tercer grado. La niña había perdido muchas funciones. No controlaba los esfínteres, no hablaba, caminaba encorvada, se negaba a comer. La incorporamos a Psicoballet dándole, en primer lugar, mucho afecto, y en segundo haciéndole ver la diferencia entre ella y su hermana pequeña. Ella era ya una niña autosuficiente y su hermana una bebé que no podía hacer lo que ella hacía en el ballet. ¿Por qué hicimos esto? En las entrevistas con la madre y las pocas pruebas realizadas encontramos la causa de sus trastornos: Había hecho una regresión a punto de partida de los celos fraternales creados con la hermana pequeña para cuyo nacimiento la madre no la había preparado. La niña resintió el rechazo materno y el acercamiento a su nueva hermanita, lo cual era cierto, puesto que la madre rechazaba a la niña porque se parecía a la familia del padre, con la cual la madre estaba peleada, prefiriendo a la hija nueva que se parecía a su propia familia. Durante el ciclo en el que la niña participó en Psicoballet por más esfuerzos que hicimos, no hablo ni una palabra, ni tampoco realizó los ejercicios, sin embargo, observaba la clase y decía la madre que por la noche cuando todos dormían realizaba los ejercicios que había observado. Llegó el tiempo en que debía montarse un bailecito con cada grupo para realizar algo que es muy importante en nuestro cronograma de trabajo: la función artístico-terapéutica. A las niñas del grupo de NIBD se les montó una clase demostrativa y se les vistió con leotardo. Le dijimos a la madre que llevara a su niña, así lo hizo y cuando la niña vio que las otras niñas de su grupo comenzaban a prepararse para actuar, fue hacia donde estábamos nosotros y nos habló por vez primera. Nos dijo: “Ya quiero bailar”. Fue grande nuestro asombro. Buscamos un leotardo, la vestimos y peinamos, subió al escenario y, para sorpresa de todos, bailó perfectamente. Trabajaron en ella las neuronas espejo en cuanto a la significación neurofisiológica de los movimientos de danza para el ser humano y más en específico para el niño. Dejamos al grupo descansar una semana y realizamos reevaluaciones: NIBD arrojó un buen resultado: en una prueba de inteligencia obtuvo 85. Continuó otro ciclo en tratamiento y en la siguiente evaluación alcanzo 95. Comenzó la escuela alcanzando notas de B en pre escolar y de MB en primer grado. Continuamos con el seguimiento del caso hasta que aquella niña distrófica inició la secundaria. Allí fue alumna excelente, monitora de matemáticas, jefa del destacamento de Pioneros, entre otros cargos a ella asignados por su competitividad, aplicación y solidaridad con sus compañeros. ¿Cuál es el criterio para la selección de la música que emplea en su método? La música se selecciona prefiriendo siempre la música clásica para la parte de técnica de ballet dentro de la sesión terapéutica. Los grandes ballets, claro, partes de éstos, en cuanto a la entrada a la sesión que debe ser con una marcha o con una música rítmica y alegre. Preferimos algunas marchas de Mozart,[1] incluyendo algunas marchas más clásicas y fuertes como la de Aida, por ejemplo, para adolescentes y jóvenes. En el caso de los niños pequeños en esta parte de la sesión utilizamos marchas infantiles, como las de Cri Cri. En casos especiales apelamos a las músicas específicas de las regiones o de la época de los participantes, como nos pasó una vez con ancianitos peruanos que habían bajado de Ayacucho y que aun hablaban quechua. Apelamos al guaino, que es su música regional para motivarlos y lo logramos con una visible y contagiosa alegría de su parte. En otras ocasiones aprovechamos las músicas que ya han clasificado los musicoterapeutas. En la parte de expresión creativa dejamos a los participantes escoger aquellas que sean más de su agrado. En su patria su loable trabajo cuenta con apoyos y reconocimientos institucionales y, gradualmente se está exportando hacia otros países, ¿cuál sería su argumento más sólido para convencer a las autoridades mexicanas sobre la necesidad de aplicar también aquí los frutos de su trabajo? En Cuba el Psicoballet está altamente considerado por la población en general y por las autoridades, tanto de Salud como de Educación y Cultura. Esto ha tomado tiempo, ya que ha habido que investigar mucho y observar nuestros resultados, así como probar la vocación de trabajo de nuestros colaboradores en cuanto a mejorar la vida de tantas personas que lo necesitan. Por ello hemos ganado premios nacionales e internacionales, el aprecio de los padres de familia y la recuperación con mejor calidad de vida de los pacientes atendidos a lo largo de 42 años. Así, exhortamos a los especialistas que ya trabajan en Psicoballet a que abran filiales de nuestro método, a que no desmayen, a que investiguen, y a que reporten sus resultados en cuanto a sus esfuerzos por lograr personas más sanas y felices, en un mundo donde la agresividad impera. Debo agregar que nuestro método ya se está aplicando en Puebla, Veracruz, Nayarit, Campeche, Monterrey, Mérida y aquí en Hermosillo y que los resultados saltan a la vista. Ciertamente doña Georgina, es una alegría del corazón ver a niños con discapacidades moverse en el escenario como estrellas del ballet, sonriendo y actuando con la naturalidad de los demás. La supuesta normalidad puede volverse opinable en países como el nuestro, donde el promedio de edad mental es de ocho años y donde el retraso intelectual se encumbra, inclusive, hasta las esferas más altas del poder… [1] Se recomienda la audición de algunas marchas de Mozart. Audio 1: W. A. Mozart – Marcha en Do Mayor Kv. 408 n° 1. Audio 2: W. A. Mozart – Marcha en Re Mayor Kv 408 n° 2. Audio 3: W. A. Mozart – Marcha en Do Mayor Kv. 408 n° 3 (Viena Mozart Ensemble. Willy Boskovsky, director. PHILIPS, 1991)

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