"¡Gracias, no!"

martes, 5 de mayo de 2015 · 20:14
MÉXICO, D.F. (apro).- Inconscientes humanos: ¡no, gracias! A esa conclusión llegamos los por nacer en asamblea que llevamos a cabo con motivo del Día del Niño; a ella llegamos por la sencilla razón de que nos aterra el ver la luz en ese su mundo, ya que, según el cálculo de posibilidades, no seríamos más que uno de tantos de los millones de niños que, más que vivir felices, como la sentimental moralina social al uso se desgañita diciendo que es nuestro derecho a ello, sobreviviríamos penando, por aquello de “el que nace desgraciado, desde la cuna comienza a vivir martirizado”, como asevera el cantar, pues no se puede ignorar que no es lo mismo ser hijo de rico que de pobre. Por más que esa globalidad en que se mueven y los mueven grita hasta ponerse afónica que es democrática, incluyente y respetuosa de los derechos humanos, la verdad es que es una sociedad clasista, donde un uno por ciento lo tiene casi todo, unos cuantos hay que tienen algo y, una mayoría apneas tiene para vivir. Y no faltan, ya más bien sobran, los que ni eso siquiera, porque también se puede ver y comprobar que las mascotas de los ricos están mejor alimentadas y gozan de mejores servicios para su salud que millones y millones de niños en el mundo. Por eso, a la luz de estas verdades evidentes se fundamenta nuestra negativa a nacer y suplicamos que no nos den vida a todo humano en posibilidad de engendrarnos… eso no va para los ricos, por supuesto… que no nos den vida si no nos pueden garantizar cada día un alimento sano y suficiente, ropa adecuada, calzado conveniente y confortable, una buena atención médica, así como una buena educación que nos forme como seres competitivos y emprendedores, como lo exige la globalidad en la que respiran... ¡Ah!, se nos estaba olvidando, también que nos aseguren un techo, una vida digna, como la debe tener todo ser humano. No ignoramos que muchos de ustedes, capaces de engendrarnos, lo hacen de manera instintiva, o por ser seres heterónomos, es decir, individuos sometidos a poderes heredados… díganse usos y costumbres, creencias religiosas o leyes… que son las que más les conforman y estructuran sus pensamientos, palabras y obras… y les impiden el libre desarrollo de su naturaleza… A esas personas les pedimos que reflexionen, que sean conscientes… y si deciden hacer caso a nuestra súplica, la lleven a cabo haciendo a un lado a esos poderes heredados si es preciso… Recuerden que el hombre no ha sido hecho pare el sábado, sino al contrario, que el sábado ha sido hecho para el hombre… y que teniendo en cuenta que la fuerza del número poco o nada vale sin organización… se organicen y cambien esa globalidad en la que se mueven y los mueven, formada y vertebrada con el paradigma de la dictadura del libre mercado, la competencia y el consumismo, del tanto tienes, tanto vales. Asimismo tenemos que informarles que, con todo el respeto que nos merecen las buenas intenciones… que como dio Dante, con ellas están empedrados los caminos que llevan al infierno… nos encorajina, digo, todo altruismo, toda sociedad filantrópica, toda fundación de beneficencia, pues las vemos como curitas para el cáncer de la pobreza… pues nunca hemos visto que acaben con ella… En segundo lugar, nos llena el buche de piedritas cuando somos testigos de que las personas que las encabezan son esposas, hermanas o hermanos, hijas o hijos de esos individuos del poder… sea éste político, financiero, industrial, mercantil o de los medios afines a los mismos… Ellos han conseguido con sus decisiones abaratar el precio de la única energía de crear nuevos bienes y servicios: EL TRABAJO, por medio de reformas a las leyes existentes, flexibilizando el mismo y permitiendo, por medio del denominado outsourcing, las contrataciones por horas, el despido de los trabajadores, que los mismos no puedan adquirir derechos laborales y no les sea fácil aspirar a contratos colectivos, etcétera… Todos esos elementos perjudican e incluso anulan a veces los servicios de salud pública, prestaciones de ley, reparto de utilidades y las jubilaciones, precarizan y abaratan al trabajo… única fuerza que tienen para vender la mayoría de los humanos… los cuales serían nuestros padres si decidieran hacernos sus hijos… que en esa situación de abaratamiento del trabajo, les sería muy difícil darnos una vida digna y feliz… ¿ahora comprende nuestro: ¡gracias, no!? ¡Ojalá que el destino nos libre de ustedes, inconscientes humanos!... y no nos llamen a la vida hasta que hayan reflexionado y vuelto así más conscientes y responsables. En nombre de todos mis compañeros. JUAN NONATO

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