"Evidencias"

martes, 2 de junio de 2015 · 18:18
MÉXICO, D.F. (apro).- Amable lector que me favorece con su atención: es evidente, o lo que es lo mismo, cierto, claro y tan perceptible, que nadie puede dudar del hecho que vivimos en un mundo globalizado. Evidente es también que esa globalidad en la que respiramos se nos ha vendido… y se nos sigue vendiendo… como democrática, incluyente, equitativa y respetuosa de la minorías… y como única solución de los problemas del vivir de los humanos, pues no hay de otra. Y es evidente que esa globalidad en la que nos movemos y nos mueven, ha sido generada y vertebrada mayormente por el llamado Mundo Occidental, y administrada en la actualidad fundamentalmente por él mismo, encabezado por su mayor heredero, los EE.UU. Asimismo es evidente que esa globalidad en la que vivimos, el poder económico es la base y clave determinante en la toma de decisiones políticas de los Estados, de los gobiernos de la mayoría del planeta Tierra. ¿Qué significa ese hecho?... pues muestra, demuestra y pone en evidencia que los Estados, los gobiernos, el poder político que los caracterizaba, está pasando… ¿o ha pasado ya?... a ser un componente más de la economía… ¿en calidad de qué?, … pues resulta que sin los Estados, sin los gobiernos y sus poderes… la globalidad no podría existir… ya que sin los Estados, sin los gobiernos, es evidente que a la globalidad en la que nos movemos y nos mueven, no le habría sido posible llevar a cabo e incluso imponer la privatización de empresas y bienes públicos y la flexibilización de las leyes laborales, por ejemplo. Estos hechos y otros parecidos, realizan y hacen evidente el siguiente dicho: “de la misma manera que la riqueza es poder, todo poder atrae infaliblemente hacia sí la riqueza por uno u otro medio”, dicho debido al político inglés del siglo XVIII, Edmund Burke. Esta atracción es evidente por el ejemplo que dan los políticos que saltan de un partido a otro; de los partidos, a puestos de la administración pública y de esos a puestos de la administración pública, a cargos diversos de grandes empresas nacionales e incluso internacionales, e instituciones transnacionales que controlan, deciden e imponen normas a la economía mundial, como puede ser el Fondo Monetario Internacional o el Banco Mundial, por ejemplo… y de esas corporaciones, nacionales o internacionales, pasar de nuevo a importantes puestos gubernamentales de sus países respectivos. Este entendimiento, esta cooperación o cohabitación entre el poder político y económico (sea el mismo financiero, industrial, de mercado o los medios), ha generado y puesto de moda el centrismo como sistema de gobierno, esto es, una ideología político-económica-social intermedia entre la ideología de derecha y de la izquierda, fórmula que es adoptada y abrigada por los partidos, tanto de derecha como de izquierda. Verdad es que en esos gobiernos centristas es evidente el pluralismo de partidos… pues el mismo no molesta en una escena y situación ene l que el poder económico se somete cada vez menos al político… también, de manera global, es evidente que ese centrismo gubernamental, sea de izquierdas o de derechas, se guía por el principio de las leyes del mercado y tiene por meta la obtención de beneficios, de rentabilidad a cualquier precio, por lo que en esa sociedad global de democracia de mercado, vertebrada y animada por la ley de la oferta y la demanda, es evidente el predominio del dinero sobre el trabajo… y en ella se está cumpliendo lo que dijo el considerado padre de la economía política, Adam Smith: “el capital y el beneficio devoran los sueldos y las clases superiores oprimen a las menos favorecidas”. Estas evidencias, y otras parecidas, que, como servidor ha escrito, se dan porque el poder económico se impone cada vez más... y eso se debe a que el poder político coopera y lo consiente… pues de no ser así no ocurriría tal situación… situación que, de manera global, afecta, perjudica a los más, a los que únicamente tienen para vivir su trabajo… explica de sobra el desencanto, el hartazgo e incluso el odio en ocasiones… de esos más por la política… y los políticos… que con sus decisiones fomentan e incluso imponen la democracia de mercado… olvidándose no pocas veces de otro de los causantes de su situación: el poder económico, sea el mismo financiero, industrial, de mercado o de los medios. Ante esta problemática realidad, servidor considera que va siendo hora de cambiar el paradigma de esta globalidad de democracia de mercado en la que nos movemos y nos mueven. Al respecto, ¿qué opina usted, amable lector de la presente? Rogando a Dios para que ayude a resolver tan inquietante y doloroso rompecabezas. LIGORIO D’REVUELTAS

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