Sombra blanca: La supervivencia del que es diferente

miércoles, 17 de junio de 2015 · 20:56
MÉXICO, D.F. (apro).- Los primeros minutos de esta cinta son verdaderamente desconcertantes: cargados de violencia nos llevan al delirio, a la confusión, al horror. ¿Qué es lo que estamos viendo? ¿La pesadilla de un niño albino? ¿Un viaje en ácido? Dirigida por Noaz Deshe, Sombra blanca (White Shadow, Tanzania - 2014) cuenta la historia de Alias (Hamisi Bazili), un niño albino cuyo padre --también albino--, es asesinado porque los brujos de su localidad creen que su piel posee poderes curativos. Luego de esto, el pequeño debe ir con su tío a vivir a la ciudad de Tanzania. Al irse, su madre le da sabios consejos: Consigue una mujer, forma un hogar, sé un hombre y aléjate de las drogas, usa condón para que no te vaya a dar sida, entre otras. Pero los problemas están lejos de terminar; en la ciudad, Alias deberá enfrentar las carencias de su tío, quien lo pone a vender chácharas para sacar dinero, un trabajo no tan fácil cuando debes enfrentarte a mafias locales que pelean por el monopolio de dichos negocios. Para colmo, es presa de discriminación por otros niños. En algún punto, Alias cree que lo mejor es volver por donde vino, aunque la amenaza para alguien como él parece estar en todos lados. Si de por si la pobreza es marginal, y a eso le añadimos el ser albino en el áfrica negra, la cosa se vuelve aun peor. Pero Alias no se deja vencer, y se las arregla para sobrellevar a un mundo lleno de miseria y prejuicios, un mundo salvaje que parece querer destruir a todo el que se deje. Sombra blanca es una cinta cruda y violenta, cargada de una edición vertiginosa y una cámara inquieta que contrastan con sucesos cotidianos, desarticulados, que parecen no llevarnos a ningún lado: Existe la sensación de que muchas cosas están ocurriendo en la pantalla, pero la verdad es que la trama avanza a paso lento, lo cual es algo sumamente desconcertante porque da la sensación de una pesadilla sin final. Porlo anterior, Sombra blanca es una cinta difícil de ver, su ritmo ambivalente la convierte en una cinta pesada, y los sucesos que padecen los personajes no ayudan a sentir algún tipo de alivio. Una cinta que vale la pena ver si se es un cinéfilo de corazón que gusta de filmes poco comunes. Y aún así, la encontrará un poco confusa en su ejecución. Si usted no está dentro de este grupo, y su sensibilidad está más cerca de cintas comerciales, será mejor dejarla pasar.

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