TOLUCA, Edomex (proceso.com.mx).- En el fondo de la barranca del Puente de Calderón, municipio de Ixtapan de la Sal, fue encontrado y rescatado la noche de este viernes el cuerpo del adolescente toluqueño Diego Velázquez Francés, quien había desaparecido quince días antes. La búsqueda del joven de 20 años de edad se realizó de manera intensa a través de las redes sociales y mediante mantas colocadas en algunos domicilios y puentes de la capital mexiquense. El hallazgo se realizó después de que la familia pidiera a las autoridades emprender la búsqueda, pues entre las pertenencias de la persona hallaron una carta donde él mencionaba aquél municipio. Cerca de las 10:00 horas del viernes, elementos de Protección Civil de Ixtapan de la Sal y Villa Guerreo iniciaron la búsqueda, pero fue hasta las dos de la tarde cuando se encontró el cadáver al fondo del Puente Calderón y su rescate sólo fue posible alrededor de las 19:00 horas. Los restos de Diego se encontraban a más de cien metros de profundidad, de tal manera que los trabajos de los rescatistas se complicaron y se prolongaron varias horas. Personal del Servicio Médico Forense de la Procuraduría General de Justicia del Estado de México (PGJEM) trasladaron los restos al anfiteatro para la necropsia de rigor que determinará con exactitud las causas de la muerte del Diego. También bajo el Puente de Calderón, ubicado sobre la carretera Toluca-Ixtapan de la Sal, fue encontrado en abril de 2013 el cuerpo de Carlos Eduardo Martínez González, niño que fue raptado del Colegio Montessori de la capital mexiquense. Las investigaciones de la Procuraduría mexiquense revelaron que Carlos Eduardo fue arrojado con vida desde el puente. El cuerpo del menor, no obstante, permaneció más de medio año en la morgue de Tenancingo en calidad de desconocido, pese a que su padre había solicitado revisar todos los anfiteatros públicos en su búsqueda. En ese lapso, la propia PGJEM emitió la Alerta Ámber y divulgó en el programa Odisea los datos de Carlos Eduardo. Por esos hechos fue detenida una mujer de 24 años de edad, identificada como Beatriz Alejandra Morales Sendo, trabajadora de una óptica que casi a diario comía en la tortería propiedad del padre de Carlos Eduardo; su pareja sentimental de nombre “Margarito”, quien trabajaba en el departamento de Intendencia de la Cámara de Diputados del Estado de México; y dos hombres a los que se identifica como “El Cochambre” y el hijo de éste. Beatriz mencionó a otra mujer que cuidó al menor los tres días que lo tuvieron en una casa de seguridad de Tenancingo.