El análisis psicológico del mexicano en la obra de Samuel Ramos
MÉXICO, D.F. (apro).- Hace 81 años el filósofo y escritor Samuel Ramos Magaña, nacido en Zitácuaro, Michoacán, el 8 de junio de 1897, publicó su conocida obra El perfil del hombre y la cultura en México, en la cual afirma:
“Quien pretenda hacer una seria investigación sobre la ‘cultura mexicana’, se encontrará ante un campo lleno de vaguedades. A su mirada se ofrecerá un acervo de obras hechas por mexicanos en las cuales no podrá discriminar cualidades originales que autoricen a proclamar la existencia de un estilo vernáculo. Y, sin embargo, cuando existen obras, su falta de originalidad no quiere decir que el público donde han aparecido carezca de una cultura propia.”
Enfatiza ahí:
“Consideramos que lo esencial de la cultura está en un modo de ser del hombre, aun cuando en éste no exista impulso creador. De suerte que, en ausencia de una cultura objetiva, puede existir esa cultura en otra forma, es decir, subjetivamente. Entonces a priori no podemos ni afirmar ni negar la existencia de una cultura mexicana”.
¿Qué tan válidas son en la actualidad las afirmaciones del pensador michoacano, discípulo del también filósofo Antonio Caso?
Para conmemorar el 56 aniversario de la muerte de Ramos Magaña, quien falleció el 20 de junio de 1959 en la Ciudad de México, la Biblioteca Mexicana del Conocimiento (BMC) publica en su colección Letras y Voces una nueva edición de El perfil del hombre… que será sin duda una oportunidad para reflexionar sobre la vigencia de su pensamiento.
Editada por la Secretaría de Educación Pública (SEP), la BMC consta de doce colecciones: Ciencia y tecnología; Colección especial; Estudios constitucionales; Internacional; Devenir; Gobierno y administración pública; Letras y voces; México, espacio y tiempo; Pensamiento y palabra; Raíces; Territorios de México, y Vidas y legado.
Letras y voces tiene como propósito publicar obras mexicanas extranjeras para niños y jóvenes. Tiene ya en su haber títulos como La verdad sospechosa, de Juan Ruiz de Alarcón; El Zarco, de Ignacio Manuel Altamirano; Veinte poemas de amor y una canción desesperada. Antología nerudiana, de Pablo Neruda; Al filo del agua, de Agustín Yáñez; Alicia en el país de las maravillas, de Lewis Carroll; y Cien años de soledad, de Gabriel García Márquez, por mencionar algunos.
Mediante un comunicado, la SEP destaca que el libro “cumbre” de Ramos Magaña fue “pionero, fundamental, y por tanto, de interés general para entender la construcción de México, según reconocieron especialistas en el tema”.
Recuerda que se le ha considerado clave para el entendimiento de la identidad mexicana. Y cita las palabras del académico Roberto Sanz Bustillo, de la Universidad Nacional Autónoma de México, quien ofrece su opinión:
“Es principalmente una crítica al Porfirismo, al afrancesamiento, a la sociedad mestiza… esta lectura es de las importantes críticas que se han realizado a este régimen. Es un texto que sabe leer muy bien la relación entre México y España, aunque no se lo proponga de manera tan clara.
“… (es) un trabajo de varios años, converge con el inicio de uno de los momentos políticos más importantes en la historia de nuestro país, la llegada del general Lázaro Cárdenas a la Presidencia (1934-1940).”
Resume el especialista que el texto, considerado como la primera tentativa para conocernos, habla de los cambios tras el fin del maximato de Plutarco Elías Calles, iniciados por Cárdenas: la reforma agraria, la creación de los ejidos, la nacionalización del petróleo, y haber brindado asilo político a muchos exiliados españoles durante la guerra civil en España.
Se recogen también las opiniones de Bárbara Monroy Gómez, especialista en Estudios Latinoamericanos, quien dice:
“El gran mérito de Ramos es que es el primero que hace un estudio y publica un libro en torno a quién es el mexicano; lo hace de una manera muy honesta, por todo lo que ha ocurrido, sobre todo por la llegada de los revolucionarios al poder.
“Surge en el mismo año de la llegada de Cárdenas al poder, y, en ese momento la gente de derecha lo toma como bandera… A mí me gusta ver el gran misterio de quién es el mexicano; es el gran mérito de Ramos, para dar el salto al Laberinto de la soledad (de Octavio Paz).”
Contemporáneo de otros pensadores como Alfonso Caso o el historiador Daniel Cosío Villegas, Ramos fue hijo de un eminente médico, y quiso seguir los pasos de su padre pero al llegar a la Ciudad de México fue seducido por la filosofía, por lo cual entró como oyente a las clases de Caso, quien fue su profesor en la Escuela de Altos Estudios. Finalmente curso de manera formal la carrera y se graduó en 1919.
La breve biografía que aparece como nota en la nueva edición destaca que tomó cursos en universidades de Francia, Italia y Rusia, y se acercó durante ese periplo a las ideas de Hartmann, Scheler, Husserl, Heidegger, pero de manera particular al español José Ortega y Gasset.
“Tales influencias en su concepción lo hicieron tomar una postura crítica de los planteamiento de su maestro Antonio Caso.”
Psicología del mexicano
En 1984 se hizo también una nueva edición de El perfil del hombre…, publicada por primera vez en 1934. Así lo consignó en su columna Inventario del 20 de octubre de ese año, en el semanario Proceso, el escritor José Emilio Pacheco, a quien entonces le pareció significativo que volviera a publicarse un libro que intenta definir al mexicano y lo mexicano “después de un eclipse de veinte o más años en que se consideró imposible repetir obras de esta naturaleza”.
En opinión del columnista no había ya a mediados de los ochenta del siglo XX quién reuniera los saberes “pluridisciplinarios que requiere una tentativa semejante”, pues el saber se dividió en parcelas: sociología, demografía, historia de las ideas, historia de las mentalidades.
Así pues, Pacheco consideró que México había cambiado tanto durante el cuarto de siglo transcurrido desde el momento de la muerte de Ramos que necesariamente había una transformación en lo que había expuesto en su obra:
“El desarrollo de las ciencias sociales nos hizo pensar dos veces antes de decir ‘el mexicano’ sin especificación de sexo, clase, edad, lugar geográfico. Y sin embargo, cuando todo está dicho contra las abstracciones y las generalizaciones, queda en pie de evidencia de que son nuestra única posibilidad de no enloquecer ante las infinitas complejidades de lo real.
“Así, el libro de Ramos es por lo menos dos libros: el que escribió en 1934 y su retrato hablado que lo contrae a una de sus partes (menos de 15 páginas): ‘Psicoanálisis del mexicano’. Este ensayo tuvo tanto éxito que aun cincuenta años después y en este otro mundo todavía se escucha de vez en cuando la explicación totalizadora: ‘Lo que pasa es que ustedes los mexicanos tienen complejo de inferioridad’.”
El poeta Marco Antonio Campos refiere a su vez que han sido varios los autores destacados, tanto mexicanos como extranjeros, que han indagado sobre la psicología del mexicano, entre ellos Octavio Paz, Leopoldo Zea, Luis Cernuda, Alfredo Cardona Peña y Santiago Ramírez.
¿Existe todavía ese complejo del mexicano? En una encuesta realizada por la empresa Gallup, el Centro de Estudios Educativos y el CREA, consignada por los reporteros Armando Ponce y Héctor Rivera, en el semanario Proceso del 11 de julio de 1987, Leopoldo Zea dio una respuesta que pareciera hoy relativa al domingo 7 de junio, día de las elecciones, pues se plantea si la ausencia de participación política del mexicano responde al complejo de inferioridad:
“¿Para qué va a participar? Si haga lo que haga no sirve, ya está decidido. No es un complejo, es una realidad. Si lo que cada mexicano siente sirviese, podría contar. El problema es cómo se organiza si no tiene fe en los organizadores. Hay una falta de credibilidad en las instituciones que podría propiciar el cambio; ante eso, el mexicano no es crítico, rechaza la demagogia y si no participa en porque no quiere que le tomen el pelo.”
De 162 páginas, el libro del también autor de Más allá de la moral de Kant, Hacia un nuevo humanismo, Historia de la filosofía en México y Veinte años de educación en México, se divide en tres apartados: La imitación de Europa en el siglo XIX, La influencia de Francia en el siglo XIX, y Psicoanálisis del mexicano.
En el primero incluye textos como El método, La “autodenigración”, la imitación, El individualismo español, La servidumbre colonial y Los comienzos de la vida independiente. El segundo sólo dos. Los intelectuales de la Independencia y La cultura francesa. Y en el mayor apartado, sobre el Psicoanálisis se contemplan: El “pelado”, El mexicano de la ciudad, El burgués mexicano, La cultura criolla, El perfil de la cultura mexicana, El perfil del hombre, La pasión y el interés, y Juventud utopista, entre otros.
Se incluye además una presentación, una nota biográfica del autor y un prólogo a la tercera edición.
Y sobrevienen nuevamente las preguntas: ¿persiste el complejo de inferioridad? y ¿da hoy respuesta a ello Samuel Ramos?