Grecia: Al borde del abismo

viernes, 10 de julio de 2015 · 21:54
LONDRES (apro)- En medio de una de las peores crisis financieras y económicas en la historia de Grecia, el país helénico enfrenta ahora un desafío crucial para su futuro, después de que la población rechazó por mayoría en un referéndum nacional las medidas propuestas por el Banco Central Europeo, el Fondo Monetario Internacional y la Unión Europea, los acreedores, a cambio de un nuevo rescate financiero. Con un Producto Bruto Interno (PBI) que se ha desplomado en 25% desde 2008 y tras el retiro de más de 50 mil millones de euros de depósitos bancarios entre octubre de 2014 y junio de 2015, Grecia se encuentra ahora al borde del abismo. El país enfrenta además el problema de la pobreza infantil. Según datos de Unicef, en 2013 en esa nación había 597 mil niños viviendo por debajo del umbral de la pobreza.Entre ellos, 322 mil no tenían las necesidades nutricionales básicas cubiertas y a finales de 2014 unos 2.5 millones de griegos vivían por debajo del umbral de la pobreza. Otras 3.8 personas estaban en peligro de caer por debajo de esa línea. Las previsiones para 2015 tampoco son buenas, ya que el Banco Central Europeo prevé un magro crecimiento de 0.5%. Los acreedores piden un superávit primario --la cantidad en la que los ingresos por impuestos exceden el gasto público, excluyendo el pago de intereses-- de 1% del PIB este año e ir elevándolo hasta 3.5% en 2018. Y de acuerdo con los analistas, el gobierno deberá recortar y aumentar los impuestos en una cantidad equivalente a 1.5% del PIB en 2015. El doctor Vassilis Monastiriotis, profesor asociado del Instituto Europeo de la London School of Economics (LSE) y del Observatorio Helénico en Londres, dice en entrevista con Apro que a pesar de la crisis sin precedentes que afecta a Grecia, el proyecto integracionista de la eurozona “no ha fallado”. Señala que Grecia no está preparada para abandonar esta zona y agrega que cualquiera que sea la decisión de sus autoridades, el país enfrentará meses o tal vez años, de un doloroso período de creciente descontento social, protestas callejeras y manifestaciones populares ante la debacle de su economía y finanzas públicas. Autor de las obras ¿El final de la austeridad? (2015) y Entre equidad, eficiencia y redistribución: Un análisis del criterio para destinar la inversión pública regional en Grecia (2014), el experto evalúa los desafíos que tiene frente a sí el gobierno de Alexis Tsipras y las dificultades para que el país permanezca en la zona euro tras el referéndum del pasado 5 de julio, cuando la población votó por el ‘no’. Monastiriotis se opone a las medidas de austeridad que plantea Bruselas y los organismos internacionales, aunque aclara que los griegos “ya no están en posición de decidir”. Sigue: “Es una situación muy, muy seria la que tiene frente a sí Grecia. Tras el referéndum del 5 de julio que concluyó con una victoria del ‘no’ no veo ningún futuro optimista para el gobierno del primer ministro Alexis Tsipras acerca de negociar con las instituciones europeas. Aún creo que gobernantes europeos muy influyentes, incluida Angela Merkel de Alemania, preferirían que Grecia siga dentro de la eurozona, y definidamente dentro de la Unión Europea. Después del ‘no’ rotundo no habrá otra alternativa más que la salida de Grecia de la eurozona y por ende se verá obligada a emitir su propia moneda”, afirma. ¿Salir de la eurozona? El analista considera que Grecia “no está preparada en absoluto para la posibilidad de salir de la eurozona”. Y pronostica: “Es un desafío gigantesco bajo circunstancias normales y ni le cuento en estas circunstancias actuales con muy pocas reservas en los bancos, con controles de capital, sin respaldo, etc. Será enormemente difícil y estoy convencido que en los próximos meses, y tal vez años, vendrá un período de mucha inestabilidad, descontento social, manifestaciones callejeras y protestas”. El experto del Observatorio Helénico considera que una vez fuera de la eurozona, el Tesoro griego se verá obligado a emitir de inmediato una moneda paralela o los llamados ‘IOUs’ antes de poner en el mercado la nueva moneda que reemplace al euro. “Durante este período contarán con el apoyo de la Unión Europea para preparar esa transición, pero obviamente perderá el respaldo de los organismos financieros internacionales. Hay muchas cosas que el gobierno griego puede hacer en ese período de transición, pero no creo que veamos una situación estable en Grecia por lo menos durante meses y hasta años”, advierte. Tras ser consultado acerca de si considera que la crisis actual en Grecia demuestra que el proyecto de la eurozona es fallido y que la Unión Europea ha fracasado en su intento por imponer medidas demasiado restrictivas a países económicamente muy diversos, Monastiriotis es categórico: “La respuesta más corta sería no. El camino hacia una integración europea ha sido siempre muy difícil, con idas y vueltas, con reveses y complicaciones. Estamos atravesando ahora un período en el que los desacuerdos son mucho mayores que en el pasado, un período en el que, por ejemplo, Gran Bretaña quiere abandonar la Unión Europea si Bruselas no acepta reformas, en el que Grecia está a un paso de salir de la zona euro”, explica el investigador griego. “Pero también hemos visto una enorme cantidad de medidas tomadas por la UE en respuesta a las crisis. Muchos países europeos se sometieron a programas de reformas y lograron salir airosos, con economías más sólidas. La regulación económica, coordinación fiscal, inversión y otras cuestiones financieras han mejorado a nivel europeo, se han fortalecido”, continúa. Para Monastiriotis, el programa para una mayor integración europea “es positivo”. Explica: “Por supuesto, tendrá muchos episodios y situaciones como las que estamos viendo ahora en Grecia. Me parece que el desafío no estará tanto en la parte técnica, económica del proyecto, sino más bien en la parte ideológica, en la cuestión de qué significa el proyecto de integración, que en el caso de Grecia, ha llevado al país a terminar en una especie de calamidad financiera y hasta podríamos hablar de posible desintegración del entramado social”. Las razones Según este economista del LSE, la razón por la que Grecia, un país con un enorme potencial humano y de recursos naturales, terminó en la crisis que vive actualmente tiene que ver en gran medida con“problemas culturales”. Dice: “Grecia permitió quedar atrapada en una retórica que siempre responsabilizaba de sus problemas a otros. Y durante ese período, en ningún momento admitió que contaba con un sistema económico que debía ser arreglado”. En ese sentido, considera que las elites políticas en Grecia “cultivaron esta dinámica, para beneficio propio, sin importarles el futuro del país”. Ahora, añade, la nación atraviesa una situación muy compleja, especialmente porque debía someterse a reajustes muy severos a partir de políticas de austeridad u otro tipo. “Lo cierto es que precisaba de reajustes muy fuertes. Era muy difícil para un país como Grecia someter a su pueblo a semejante dolor debido a que nunca analizó los problemas que tenía, ni cómo debía resolverlos”, evalúa el experto. Monastiriotis da cuenta de las cifras de la crisis griega al indicar que Grecia debe a sus acreedores unos 242 mil millones de euros y que mil 800 millones más son los que espera Europa que ahorre el gobierno griego al año en el sistema de pensiones, básicamente un 1% del PIB cada año. Actualmente, el país destina 17% del PIB al pago de pensiones, uno de los más altos de Europa. Además, la tasa del paro griega asciende ahora a 26.6%. De acuerdo con las previsiones de Primavera de la Unión Europea, la deuda griega ascenderá a un 180% a finales de 2015. En 2008 estaba en 105% y en 2013, tras la quita, en 156%. “Si yo pudiera elegir y si la población griega pudiera elegir, diría que las autoridades no deberían implementar políticas de austeridad”, considera el investigador del LSE. Para el especialista, el problema es que el país “está prácticamente atrapado y no pueden elegir, porque tiene una deuda soberana muy grande y también repagos de deuda muy elevados, hay un déficit enorme en materia de balance presupuestario”. No se trata, añade, “de lo que es óptimo bajo circunstancias neutrales, sino más bien qué se puede hacer cuando se atraviesan crisis como la que comenzó en 2009 en Grecia, cuando el país llegó a tener un déficit presupuestario de 15%. Bajo esas circunstancias todo lo que se puede hacer es reducir los gastos y aumentar los ingresos impositivos, para poder detener este enorme desbalance”. Sostiene además que a menos que se logre encontrar a algún organismo o gobierno soberano que pueda prestar dinero gratis a Grecia, “no hay más alternativa que sanear las cuentas públicas y ello implicará tomar medidas muy impopulares para la población”. “Grecia no pudo conseguir dinero de los mercados, tuvo que pedirle prestado a los europeos y los europeos decidieron imponer las condiciones que sentían eran óptimas en un sentido económico para ayudar al país a recuperarse permanentemente. Pero también estaba el aspecto político, porque los líderes debían rendir cuentas acerca del dinero prestado a Grecia, de dónde saldría y cómo sería devuelto. En resumen, Grecia está al borde del abismo, y no tiene demasiado margen de acción para resolver este caos económico y financiero en el que ha terminado”, finaliza Monastiriotis.

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