MÉXICO, D.F., (apro).- México quiere “la verdad” sobre la desaparición de los 43 normalistas en Iguala, Guerrero, subrayó este martes el rector de la Universidad Nacional Autónoma de México, José Narro Robles.
Entrevistado al término de la inauguración de la Conferencia Internacional Metrópolis 2015, en el Palacio de Minería el rector se refirió al informe presentado por el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI), en el que se echó por tierra la “verdad histórica” del gobierno federal, y dijo:
“México necesita la verdad sin ningún adjetivo, la verdad no admite adjetivos y lo que México demanda y requiere es la verdad”.
De acuerdo con Narro, el informe elaborado por los especialistas de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) muestra la necesidad de revisar las contradicciones que se han dado, de modo que se tienen que tomar en cuenta sus recomendaciones.
Y reiteró que la desaparición de los 43 estudiantes de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa “Raúl Isidro Burgos” es un asunto que duele a todos los mexicanos y debe generar pena colectiva. “Debemos compartir y nos tiene que servir para encontrar nuevas formas de consideraciones”, apuntó.
El pasado domingo 6, las exfiscales de Guatemala, Claudia Paz y Paz, y de Colombia, Ángela Buitrago; los juristas Alejandro Valencia (Colombia) y Francisco Cox (Chile), y el experto en materia de derechos humanos Carlos Martín Beristáin, de España, presentaron su informe sobre los hechos ocurridos en Iguala hace casi un año, después de una investigación realizada durante seis meses.
En sus conclusiones, los especialistas de la CIDH echaron por tierra la versión oficial según la cual los jóvenes fueron incinerados en un basurero.
"No existe ninguna evidencia que apoye la hipótesis generada con base en testimonios, de que 43 cuerpos fueron cremados en el basurero municipal de Cocula", por lo que debe continuar la búsqueda de los estudiantes”, destacó.
“Los valores laicos deben guiar el desarrollo”
Durante la inauguración de la Conferencia Internacional Metrópolis 2015, Narro Robles se refirió al tema la migración y resaltó la necesidad de una cooperación internacional y el establecimiento de acuerdos migratorios entre naciones.
“De manera especial, este problema nos llama a la necesidad de hacer un alto en el camino, a valorar el modelo de desarrollo que sigue el mundo e impulsar uno diferente en el que los valores laicos guíen el desarrollo”, señaló en el foro internacional que se realiza por primera vez en América Latina, organizado por el Centro de Investigaciones Sobre América del Norte (CISAN) de la UNAM.
En un comunicado difundido por la institución académica, Narro precisó que según cálculos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en la actualidad hay 232 millones de personas que han migrado hacia países distintos al suyo en busca de una vida mejor, y la mitad de ellos son mujeres.
Cuando estos datos se relacionan con el tamaño de la población, dijo, resulta que en Oceanía uno de cada cinco habitantes es migrante; en Estados Unidos y Canadá uno de cada siete; en Europa la cifra asciende a uno de cada 10, pero en América Latina y el Caribe es uno de cada 70.
El rector de la UNAM señaló que con frecuencia la migración es síntoma de un problema o de muchos que enfrentan las naciones de donde emigran sus ciudadanos: pobreza, desigualdad, violencia, inseguridad, falta de empleo y de acceso a la educación o la salud.
Y también repetidamente representa una dificultad para los países que sirven de tránsito y para los que los reciben, pues no siempre están preparados para ello. “México, por su vecindad con Estados Unidos, es un caso complejo porque es, en materia de migrantes y de forma simultánea, un país emisor, de tránsito, pero también receptor”, apuntó.
Por su parte, Rigoberta Menchú Tum, profesora extraordinaria de la UNAM y Premio Nobel de la Paz 1992, consideró que es hora de ver a la migración no como una tragedia, sino como un sueño.
“Aquí el problema fundamental es la dignidad humana, en tanto que migrar jamás debe ser ilegalidad porque en el fondo todos somos migrantes, porque el ser humano por vivir en este planeta debe tener las mismas metas de calidad de vida”, destacó en su conferencia magistral.
Añadió: “Es urgente que pongamos nuestra mirada en la parte que aportan nuestros pueblos a otros en cuanto a tecnología, sabiduría y, especialmente, en los recuerdos de las civilizaciones milenarias”.