Gobierno federal no sabe qué hacer con el Aeropuerto de la Ciudad de México

miércoles, 23 de septiembre de 2015 · 18:35
MÉXICO, D.F. (apro).- El gobierno federal carece de un proyecto para las 710 hectáreas que actualmente ocupa el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, cuyas operaciones se tiene previsto cesen en 2020. Así lo reconoció el director general de Coordinación Metropolitana de la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano, Francisco Covarrubias, al participar en la mesa Visión del Gobierno Federal durante el Foro Internacional La Gran Transformación Urbana Aeropuerto y Ciudad organizado por el gobierno capitalino en el Museo Tamayo. En representación de la titular de la Sedatu, Rosario Robles, quien estaba invitada a participar en el foro, Covarrubias señaló que el Aeropuerto Internacional Benito Juárez –creado en 1954– es viejo y está en los límites de operación. Con él coincidió el director del AICM, Alejandro Argudín Le Roy, quien afirmó que desde 2013, el gobierno ha emitido decretos para ampliar la saturación del aeropuerto que actualmente registra operaciones incluso en la madrugada, de las 11:00 de la noche a las cinco de la mañana, lo que genera molestia en la gente. Con el nuevo aeropuerto, dijo, los aviones no pasarían por encima de la Ciudad de México. Y de antemano descartó la viabilidad de mantener en operaciones el AICM como un aeropuerto alterno al que se construirá en Texcoco porque la cercanía entre ambas pistas no permitiría la convivencia de los aviones. Argudín comentó que una vez terminado el NAICM, lo primero que se trasladará será la operación de aterrizaje y despegue y reconoció que aún no se decide si el resto de la infraestructura se moverá. Por ejemplo comentó que aún no se sabe si los tanques de almacenamiento de combustible y los mil 600 km lineales de tubería, serán conectados al NAICM. Si así se decide, dijo, se tendría que sanear el suelo, lo que llevaría unos tres años. El funcionario destacó que el futuro del AICM deberá ser producto del análisis que se realicen en foros como el organizado por el GDF y señaló que la instrucción del presidente Enrique Peña Nieto es que todas las decisiones que se tomen sean consultadas y coordinadas para encontrar la mejor solución. Durante su exposición y sin aterrizar una idea de qué hará el gobierno federal con el terreno del AICM, Francisco Covarrubias esbozó algunas posibilidades. Una idea es “generar un nuevo centro metropolitano que beneficie al conjunto de la Zona Metropolitana, en particular a la del Valle de México, que equilibre las condiciones de esta zona con las del resto de la metrópoli”. Se pretende, dijo, mejorar la calidad de vida de la población que vive alrededor del AICM “priorizando las acciones de beneficio social”, generar equipamiento, educación superior y tecnológica y centros de capacitación; generar una oferta cultural en el oriente del Valle de México que prevenga la violencia y reconstruya el tejido social. También, abundó, generar espacios de recreación abiertos que integren el entorno e incluyan un gran parque metropolitano y un centro médico de especialidades que atienda la demanda de salud en el oriente del Valle de México. Según comentó, también se prevé impulsar capacidades y crear actividades que mejoren la productividad y generen empleo en la zona; desarrollar proyectos de capacitación, investigación y formación técnica de los jóvenes. Covarrubias indicó que se pretende impulsar el desarrollo sustentable en la reconversión del AICM a través del aprovechamiento y reutilización del agua, uso de energías renovables, reforestación y prevención y mitigación a los efectos del cambio climático. Otra opción es, dijo, crear el parque público del Centro Metropolitano de la Zona Oriente, articulado al Bosque de San Juan de Aragón, el Deportivo Oceanía, la Magdalena Mixuca y, en especial, la Alameda Oriente. La totalidad de los ponentes de la Mesa, entre ellos el urbanista Roberto Eibenschutz, el politólogo Juan Pardinas y Julio Millán Bojalil, presidente de la Asociación de Consultores Internacionales, coincidieron en señalar que es necesario crear un mecanismo de coordinación entre el gobierno federal y local para la transición y decidir el destino del AICM. Covarrubias dijo además que se requieren proyectos de corto y largo plazo, por ejemplo, la construcción y ampliación del Sistema de Transporte Colectivo (SCT) Metro pata que llegue hasta el nuevo aeropuerto. “Lo ideal sería tener en tiempo y espacio una planeación coordinada entre los distintos ámbitos de gobierno”, dijo. Eibenschutz hizo énfasis en señalar que el proyecto que se lleve a cabo incluya una visión urbanista y afirmó que El para elaborar una estrategia adecuada se debe tener en cuenta el beneficio que recibirían los habitantes de la zona aledaña al AICM, apoyar la cohesión social y el sustento ambiental, la creación de empleo y el aprovechamiento de instalaciones existentes. Inconformes piden audiencias públicas En tanto, la Red en Defensa de la Ciudad de México, cuestionó nuevamente que el gobierno federal invierta miles de millones de pesos en el NAICM sin haber convocado a audiencias públicas, para escuchar las opiniones a favor y en contra del proyecto, de los habitantes de la Ciudad de México y del oriente del Estado de México –los principales afectados–, así como de los estudiosos nacionales e internacionales del daño climático, ecológico, urbanístico, social, económico, político y cultural. El ecologista Miguel Valencia Mulkay acusó que el gobierno federal realizó en Ecatepec, en 2014, “una falsa consulta pública, casi clandestina, arropada por Eruviel (Ávila, gobernador del Estado de México), la Semarnat del PVEM y las pésimas disposiciones legales sobre medio ambiente”. Ante ello, abundó, el jefe de Gobierno del DF, Miguel Ángel Mancera “no se ha dignado a consultar a los habitantes de la Ciudad de México sobre la conveniencia de construir este Nuevo Aeropuerto que dice ser ‘de la Ciudad de México’” y con el que se busca triplicar o cuadruplicar los vuelos diarios sobre la ciudad. El NAICM, dijo, puede incrementar radicalmente el ruido y la contaminación del aire en esta cuenca, provocar la pavimentación de decenas de miles de hectáreas, ser devastador para las aves migratorias que llegan al Lago de Texcoco, impactar el uso del suelo en muchos municipios y demarcaciones, afectar el régimen de aguas de la cuenca y hacer una gran contribución a las emisiones que dañan el clima de la Tierra. “Peña y Mancera desprecian el papel que tiene el Lago de Texcoco, como regulador de la temperatura de la Cuenca del Valle de México y en la desertificación en curso en este territorio. De 1987 a 2010 bajó 35% la precipitación pluvial en la Ciudad de México y aumentó la irregularidad de las lluvias y la intensidad de las tormentas”, señaló. Además, subrayó, el megaproyecto “sólo beneficia los intereses globalizadores que han llevado a la ruina a la ecología y a la mayor parte de la población mexicana”. “¿Por qué México, una nación tan vulnerable ecológica y económicamente debe tener el tercer aeropuerto más grande del mundo? ¿Por qué la Ciudad de México, situada en una muy contaminada y sobrepoblada urbanización debe concentrar aún más las operaciones de aviación del país? ¿Por qué rechazan Peña Nieto y Mancera dar información y abrir debates públicos sobre las implicaciones ecológicas, urbanísticas, sociales, culturales, económicas, financieras y políticas de la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional ‘de la Ciudad de México?’”, cuestionó Valencia. Y afirmó que no hay manera de que un proyecto de obra pública sea benéfico para todos si no es discutido públicamente con la mayor amplitud posible y en todas sus dimensiones. “El gran problema es que tenemos un gobierno del DF y un gobierno federal enajenados por la corrupción que alientan en México los gobiernos desarrollados y sus grandes inversionistas”, lamentó.

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