CUERNAVACA, Mor. (apro).- Mil 850 trabajadores sindicalizados del Poder Ejecutivo en Morelos iniciaron un paro laboral la mañana de este lunes, paralizando todas las áreas del gobierno del estado y obligando a la Secretaría de Administración a establecer una mesa de negociación. Los empleados exigen que se descongelen 200 plazas que están pendientes desde el inicio de año y la homologación salarial para la toda la planta laboral. La protesta inició desde las 8 de la mañana, hora en que los inconformes se reunieron en la plaza de armas Emiliano Zapata, frente al Palacio de Gobierno, también llamado Casa Morelos. Los burócratas exigieron la remoción inmediata del secretario de Administración, Alberto Javier Barona Lavín, a quien acusan de no cumplir acuerdos pactados desde el inicio de este año. Las dependencias afectadas por el paro son la Fiscalía General, el Sistema DIF estatal, la Secretaría General de Gobierno y la Secretaría de Hacienda, entre otras. Los trabajadores instalaron sólo una guardia de vigilancia a fin de defender sus derechos laborales. Los empleados realizaron una asamblea pública a las puertas de Casa Morelos, sede del Poder Ejecutivo estatal, en espera de una respuesta de la parte patronal o la instalación de una mesa de negociaciones sobre sus condiciones laborales. “Cada tres años el gobierno del estado debe de liberar plazas, según los acuerdos; sin embargo, en esta administración, encabezada por Graco Ramírez, no ha sido liberada ninguna, por lo que ya suman unas 200 plazas congeladas. Creo que el gobierno no quiere más trabajadores sindicalizados, quiere debilitarnos y que no nos jubilemos con las prestaciones de ley”, dijo el secretario general del sindicato. A dicha demanda se suma la homologación de los sueldos: “Estamos ya casi por finalizar el año y no se nos ha dado respuesta a nuestras condiciones generales de trabajo”, dijo el secretario general, Daniel Hernán López Rodríguez. Según trabajadores que pidieron reservar sus nombres en el anonimato, por cada trámite de jubilación se congela una plaza, salvo algunas que parecen tener comprometidas los jefes o el propio secretario general