Salif Keita, la voz de oro africana en el Cervantino

sábado, 17 de octubre de 2015 · 13:50
GUANAJUATO, Gto. (proceso.com.mx).- Toda la música cabe en el Cervantino, como caben todos los continentes en la explanada de la Alhóndiga de Granaditas, escenario para la música del mundo. Y La voz de oro africana, la del intérprete y compositor Salif Keita, fue la del flautista que encantó e hipnotizó a los asistentes de anoche, durante su presentación como invitado del festival. Enfundado en un traje blanco con una imagen del continente africano (y su división política) al centro del pecho, sobre el corazón, el cantante albino, acompañado por dos coristas y cinco músicos, llenó de júbilo al público de la Alhóndiga, con los ritmos del origen del mundo. Sombrero y anteojos oscuros, prácticamente todo el concierto sentado mientras movía apenas sus brazos a la cadencia de las melodías, el noble Salif dejó brotar su voz de gitano, de cantaor español, de noble africano descendiente del fundador del Imperio de Mali, Sundiata Keita, pero rechazado por su condición de albino, por su propia sangre. Una interrupción por minutos de la energía eléctrica fue subsanada cuando los miles de asistentes marcaban el ritmo con las palmas, mientras el silencio en el escenario obligaba a Salif y sus músicos a hacer una pausa, sin que se rompiera el ritmo de la presentación. El cantante y compositor que le ha dado voz a la discriminación –sufrida en carne propia tanto por su falta de pigmentación de piel como por su decisión de seguir el camino de la música pese a su linaje– saludó al auditorio con el mínimo español (“muchas gracias”), pero logró convencerlo de corear un Happy birthday a una de sus coristas que festejaba su cumpleaños ese día. En los ritmos fusionados del compositor destacó el sonido de la kora, el arpa africana, así como la guitarra acústica, mostrando un sonido tradicional y contemporáneo al que se integra la voz ronca, el cántico de reminiscencias religiosas. Salif Keita inició su carrera musical hace cuatro décadas, primero participando en bandas (Rail Band de Bamako y luego en París con Les Ambassadeurs Internationaux, antes de tomar camino como solista y convertirse en un emblema del world music, para llevar el sonido africano al Occidente. Ser albino ha sido un leit motiv para las composiciones de Keita, quien ha incluido en sus producciones varias piezas en las que describe las dificultades que se enfrentan desde esta condición, pero también hay una rebeldía y un canto contra los matices y las diferencias marcadas por el color de piel. Para mayores referencias, en una de sus producciones más emblemáticas, Moffou, incluyó un dueto con la diva de los pies descalzos, Cesária Évora, titulado Yamore, un canto de amor a los sufrientes desde la migración y la resistencia.

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