Exponen posible negligencia médica en caso de funcionario del INE

viernes, 23 de octubre de 2015 · 18:40
MÉXICO, D.F. (apro).- Por primera vez el Instituto Nacional Electoral (INE) rindió un homenaje póstumo a uno de sus funcionarios: se trata de Salvador Camacho Romero, encargado de las elecciones de Chiapas durante el levantamiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) quien habría fallecido por una presunta negligencia médica ocurrida en el Hospital Ángeles del Pedregal. Alrededor de 50 personas se reunieron en las oficinas de la Junta Local del INE en el Distrito Federal para rememorar la trayectoria de Camacho Romero, sin embargo, al acto no acudió algún consejero electoral, menos el presidente Lorenzo Córdova. Sólo el consejero Marco Antonio Baños dedicó unas palabras grabadas en un video sobre la vida del excolaborador del INE. “Este homenaje lo quiero extender a todas las personas que como mi padre trabajan en las Juntas Distritales, pues es ahí donde en realidad se forjan las elecciones”, sentenció su hijo Salvador Camacho. “Ellos son los responsables de convencer a la ciudadanía de participar en las elecciones federales y llevarlas a cabo, el cual es un trabajo extenuante y de gran estrés que sólo pocos soportan. Es cierto que los consejeros son los estrategas, pero son los vocales de capacitación electoral y cívica quienes están al pie del cañón generando la democracia día a día”, indicó. Salvador Camacho sufrió los síntomas de un infarto el 25 de mayo de este año, pero siguió participando en la preparación de la jornada electoral del 7 de junio. Falleció el 30 de ese mismo mes. Mariana Hernández Sánchez, esposa de Salvador, reveló a Apro que los trabajadores del INE no cuentan con un seguro médico efectivo. En realidad, cotizan para el Instituto de Seguridad Social y Servicios para los Trabajadores del Estado (ISSSTE) y tienen un seguro de gastos médicos con GNP, que les descuentan de su salario. “Tenía el ISSSTE y tenía seguro de gastos médicos que mucha gente cree que los paga el gobierno, pero no, a mi esposo le descontaban de seguros cada quincena 11 mil pesos, 22 mil pesos al mes. Ahora lo sé por sus recibos. Yo le decía a mi esposo ‘oye por qué nunca te suben el sueldo, siempre ganas lo mismo’, y nada más se reía”, narró. Posible acto de negligencia El 26 de junio, mientras trabajaba en la sede del INE de Viaducto Tlalpan, Salvador Camacho se sintió mal y fue trasladado al Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER) porque padecía tos que no lo dejaba dormir. En el INER le dijeron que fuera al Instituto Nacional de Cardiología porque habían detectado algo raro en su corazón. Salvador decidió que fueran al Hospital Ángeles del Pedregal porque tenían seguro de gastos médicos de GNP y les quedaba cerca de su casa. “Llegamos al consultorio de la doctora Julisa Martínez Monter, recomendada por el doctor Agustín Orduña, quien nos dijo que era una magnífica cardióloga. Nos recibió a las 17:30, le hizo un electrocardiograma y advierte a mi esposo que, si sale del consultorio, en cualquier momento le iba a dar un infarto y me iba a espantar más a mí que a él”, señaló la señora Mariana Hernández. Luego regresaron a su casa, pero la doctora ya les había sembrado la semilla de la duda. Esa noche se trasladaron a urgencias, donde la doctora Julisa ya había dejado instrucciones de los exámenes y análisis a practicarle a su esposo. Les pidieron dinero para el ingreso. En el cuarto 113, monitoreado con aparatos, practicaron a Salvador Camacho un electrocardiograma y le diagnostican que tenía “agua en un pulmón”. La doctora Martínez advirtió de la urgencia de una operación del corazón, e incluso pidió diez donantes de sangre. Mariana Hernández consideró prudente trasladar a su esposo al Instituto Nacional de Cardiología, pero la doctora Julisa se lo impide porque seguros GNP no tiene convenios con este instituto, pero además porque el doctor presuntamente encargado de la operación era el director de Cardiología, lo que resultó ser falso. “En ese momento no tenía por qué dudar de ella, porque no tenía ningún antecedente, y es el siguiente domingo cuando conozco al doctor Valentín Herrera Alarcón, quien dice a mi esposo que le va a hacer una operación de rutina, que la ha hecho ochocientas veces, y yo le comento que la doctora me dijo que era el director del Instituto Nacional de Cardiología, él me dice que sí y que además Cardiología tiene 600 pacientes en espera, por lo que a mi esposo le tocaba el 601 y que la operación, aparte de que es de rutina, él es un experto en ese tipo de intervenciones”, agregó. El 29 de junio, después de conseguir a los donadores, la mayoría trabajadores del INE, ingresan a Salvador a quirófano. El doctor Valentín le repite la letanía al esposo de Mariana, quien respondió: “¡Qué suerte tengo de que me opere el propio director del Instituto Nacional de Cardiología!” “Me despido de mi esposo. Nunca se me informó de la gravedad de la operación, nunca me pusieron otra opción, si había una opción de medicina, nunca se me dijo si podía pedir una segunda opinión, por ello ese lunes 29 mi hijo contactó a otro cardiólogo y él vio todos los exámenes y análisis y dijo que, metiendo los datos a su computadora, la operación de mi esposo era de bajo riesgo; le dijo que tuviera confianza, que iba a salir con bien”. El desenlace fue otro, pues Salvador murió. No obstante, en el Hospital Ángeles del Pedregal le informan a Mariana Hernández que su esposo está en recuperación. Pese a esto, la doctora Julisa mandó a su socia para decirles que su esposo estaba muy grave, que necesitan un aparato llamado Ecmo (las siglas para definir un aparato de oxigenación por membrana extracorpórea), cuya renta cuesta 3 millones de pesos. “Le dije a la doctora que tenía que hablar al seguro para conseguir ese aparato en menos de 40 minutos, pero una persona que estaba a mis espaldas le dice ‘ya diles’. Ese ‘ya diles’ es que mi esposo ya había muerto. Me molesto mucho con la doctora y le digo: ‘Si ya sabía que mi esposo estaba muerto, por qué nos hizo sentir mal a mis hijos y a mí de que teníamos que conseguir ese aparato. “Nos salimos a llorar y, cuando regreso a pedirles información sobre la causa de muerte de mi esposo, los doctores ya se habían ido. Sé, por palabras del doctor Joel Álvarez y Álvarez, que ella ya no labora en el Hospital Ángeles del Pedregal, y que los doctores, inmediatamente de que hablaron con nosotros, se fueron dejando el cadáver en el quirófano, sin prestarle mayor atención”. A partir de ahí, abunda Mariana, “estuve hablando para pedir información. El doctor sí me contestaba el teléfono, la doctora ya no”. La doctora Raquel Ocampo fue quien atendió a Mariana con la advertencia de entregarle el expediente médico de su esposo siempre y cuando lo solicitara con su bufete de abogados, pero después fue con el doctor Roberto Simón, director de todos los Hospitales Ángeles, quien el 21 de octubre le dio el resumen médico y el acta de defunción, ambos documentos, dijo, plagados de irregularidades. “Ese día el hospital no me quiso entregar el cuerpo de mi esposo. Nos avisaron que mi esposo había muerto a medianoche. El acta de defunción dice que a las 12:25, lo cual es ilógico, y me entregaron el cadáver al otro día, a las diez de la mañana, arguyendo que no se ponían de acuerdo con los seguros GNP, cuando es un delito federal retener un cadáver”, comentó. Desdén del INE Mariana Hernández también dijo que se reunió con “el arquitecto Cordera”, del INE, para exponerle su situación y pedirle ayuda del instituto, pero éste la envió con el jurídico que, a su vez, la “ayudó” mandándola a la ventanilla de la afore GNP. “¿Diría qué estuvieron pendientes? No, nada. Ellos saben lo que pasó en el hospital porque yo se los he estado informando”, aclaró. Tras la muerte de su esposo, Mariana solamente recibió cartas de condolencias del Servicio Profesional Electoral y del consejero Enrique Andrade. Un mes después recibió una carta de Lorenzo Córdova, presidente consejero del INE, con el respectivo pésame, y ello ocurrió después de haberle reclamado al “arquitecto Cordera” que no había recibido ninguna muestra de solidaridad de Córdova. “Probablemente si yo no le digo, nunca. Obvio él le dijo ‘oye, de perdida manda una carta para que la vieja no ande hablando’; entonces le dije, ‘¿Por qué no le hacen un homenaje a mi esposo? Mi esposo prácticamente dio la vida por el INE, y me respondió: ‘¿Está usted de acuerdo en que nunca se ha hecho un homenaje?” Y le dije ‘¿Y por qué no empezamos con mi esposo? ¿Qué le parece? Porque antes de que usted naciera mi esposo ya hacía elecciones”, atajó Mariana. El homenaje demoró cuatro meses en celebrarse. El 23 de julio pasado, en el Consejo General del INE, se guardó un minuto de silencio en memoria de Salvador Camacho Romero y del vocal ejecutivo en el Distrito 03 de Sinaloa, Faustino Velázquez Noriega, quien falleció ese mismo día. Este acto fue promovido por el consejero Marco Antonio Baños, a través de Enrique Ramírez, amigo de Salvador y asesor de Córdova, aseguró Mariana Hernández. “Y yo le dije: ‘¿Un minuto de silencio para todo lo que hizo mi esposo? No me parece’. Dijeron que trabajaba en la Junta 14 y no es cierto. Hizo esto y esto y esto, ah no, nada más en la Junta 14. Y es hasta hoy 23 de octubre que se le está rindiendo un homenaje por primera vez y espero que no sea la última, porque hay muchos muertos que dieron su vida por el INE”, clamó.

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